Pel¨¦ y aquel verano de 1959
Para una generaci¨®n, el futbolista fue por mucho tiempo el chico de 17 a?os que lleg¨® al Mundial de Suecia para sacarle del cuerpo a Brasil el fantasma del Maracanazo
Todas las horas hieren, la ¨²ltima mata. A Pel¨¦ le lleg¨® este 29 de diciembre de 2022, con 82 a?os. Alguien me dijo que la vida es como un partido de f¨²tbol, dos tiempos de 45 minutos, pero que seg¨²n avanza el segundo aumenta el riesgo de que La Parca saque tu n¨²mero y te retire del partido. Pel¨¦ andaba malo desde hace tiempo, pero cuando ¨¦l jugaba no hab¨ªa cambios, as¨ª que ten¨ªa derecho a llegar al minuto 90. Bueno, s¨ª los hab¨ªa al final ya de su carrera, a partir del Mundial de M¨¦xico 70, donde la coron¨®. Por ah¨ª le habr¨¢n ajustado la cuenta.
Para los de mi quinta y aleda?as fue por mucho tiempo el chico de 17 a?os que lleg¨® al Mundial de Suecia en 1958 para sacarle del cuerpo a Brasil aquel fantasma del Maracanazo que martirizaba al pa¨ªs. Se ve que vino al mundo con esa misi¨®n. Hasta dicen que cuando vio a su padre, el viejo y lisiado exjugador Dondinho, llorar junto a la radio, le dijo desde el ardor de sus 10 a?os: ¡°Pap¨¢, no llores. Yo ganar¨¦ el Mundial para Brasil¡±. Busquen sus goles en la final, recr¨¦ense con el que marca recibiendo el bal¨®n con el pecho con un control-sombrero en el ¨¢rea que elimina a un rival para de inmediato eliminar a un segundo con otro sombrero, este con el pie, y finalmente abrasar al portero con un empeinazo fulminante. Un gol rel¨¢mpago y tridimensional que discute con aquel m¨¢s largo y dibujado de Maradona a Inglaterra, bidimensional. Un gol marcado por un chico de 17 a?os en la final de la Copa del Mundo, y frente al equipo local.
En Espa?a se le vio por primera vez el verano de 1959, un a?o despu¨¦s de aquello. Bernab¨¦u, que hab¨ªa asistido a ese Mundial, del que escribi¨® art¨ªculos para Blanco y Negro, invit¨® al Santos al partido de homenaje y despedida a Miguel Mu?oz, aquel que luego ser¨ªa entrenador tantos a?os. Exist¨ªa la bella costumbre de ofrecer un partido as¨ª a todos los que cumpl¨ªan diez a?os en el club. El Madrid, que acababa de ganar su cuarta Copa de Europa, visti¨® de azul, para respetar el color del visitante. Pel¨¦ y Di St¨¦fano se retrataron juntos. Les separaban 14 a?os. Pronto empezar¨ªa a discutirse cu¨¢l de los dos era el mejor del mundo y los de mi tiempo a¨²n los colocamos por encima de todos los genios que les sucedieron. Aquel partido acab¨® 5-3. Di St¨¦fano no marc¨®, Pel¨¦ hizo dos y el otro lleg¨® en un penalti que le hicieron a ¨¦l. La gente sali¨® diciendo que Di St¨¦fano jugaba para el Madrid y que el Santos jugaba para Pel¨¦.
Bernab¨¦u fue al Hotel Alexandra (creo que es el Sterling de hoy) la ma?ana del d¨ªa del partido con la idea de tantear a los directivos para fichar a Pel¨¦. ¡°Pero le vi tan joven, tan chiquillo, que me pareci¨® una groser¨ªa plantearlo y no lo hice¡±, me cont¨® a?os despu¨¦s. Cambi¨® de objetivo y fich¨® a Did¨ª, que fue su gran pinchazo.
Aquel del 59 fue un verano de fiebre brasile?a, todos quer¨ªan ver el f¨²tbol de los nuevos campeones del mundo y en especial a Pel¨¦. El Teresa Herrera enfrent¨® al Santos y al Botafogo, el equipo de Did¨ª y Garrincha, con lo que junt¨® sobre el campo a siete campeones de Suecia. Aquel duelo de mundialistas lo gan¨® el Santos 4-1. Luego fue a Mestalla: 4-4 con el Valencia y 7-1 al Inter. Lo siguiente fue ganar 1-7 al Bar?a en el Camp Nou, en el partido que inauguraba la iluminaci¨®n artificial. Finalmente visitaron al Betis, en un regreso apresurado tras un salto a Mil¨¢n. All¨ª fue 2-2 en plena can¨ªcula sevillana; los brasile?os no se retiraron en el descanso, sino que se quedaron descansando sobre el c¨¦sped, m¨¢s fresco que el horno del vestuario.
En todas partes era lo mismo: un equipo lento, lent¨ªsimo por contraste con el f¨²tbol que se jugaba aqu¨ª, que de repente entraba como en c¨®lera, pegaba un aceler¨®n y te met¨ªa un gol. Muchos los marcaba Pel¨¦, otros llegaban por penaltis que le hac¨ªan a ¨¦l y transformaba el n¨²mero once, Pepe, al que llam¨¢bamos Pep¨¦ para rimar con Pel¨¦. Pero era Pepe con todas las de la ley, hijo de gallegos. Pose¨ªa el disparo m¨¢s potente de la ¨¦poca seg¨²n Helenio Herrera, la mayor autoridad de la ¨¦poca. Sus lanzamientos de penalti eran homicidios en grado de frustraci¨®n.
Aquella gira del Santos de Pel¨¦ fue como el paso del cometa Haley. Los ni?os de la ¨¦poca escuch¨¢bamos fantas¨ªas de nuestros primos mayores: ¡°Cuando Did¨ª chuta el bal¨®n hace una curva en el aire, pero cuando chuta Pel¨¦ hace dos, a veces tres¡±.
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