Chris Ford y el origen de una fiebre

En la actualidad resulta inimaginable un partido de baloncesto sin triples. Sea cual sea el escenario o el contexto, el tiro de tres se ha convertido en un factor b¨¢sico para competir y, como tal, se ha asumido como elemento vertebral del juego. M¨¢s all¨¢ de filias o fobias, de miradas hacia la vanguardia de unos y temores de corromper el producto de otros, ya no parece existir un baloncesto sin triple.

En el universo NBA de estos d¨ªas, cada partido ve anotarse una media superior a 24 triples, rebasando los 68 intentados. Amparadas por las sugerencias de la anal¨ªtica, que promueve una mayor productividad en el juego, cada vez un mayor n¨²mero de franquicias se aproximan a lanzar casi la mitad de sus tiros de campo desde m¨¢s all¨¢ de la l¨ªnea de tres. Y la tendencia sigue al alza. El triple, que nacer¨ªa como un recurso visto incluso con recelo, es hoy toda una fiebre.

Pero no siempre fue as¨ª. Su aprobaci¨®n en la NBA, que data de 1979, llegar¨ªa por la m¨ªnima y a modo de prueba por una temporada. Con 22 franquicias definiendo ¡ªa trav¨¦s de la Junta de Gobernadores¡ª la aprobaci¨®n o veto de la propuesta, las votaciones se cerrar¨ªan con un registro de 15 a favor y siete en contra, pasando el corte necesario de al menos dos tercios del total para instaurar la novedad. Aquella decisi¨®n marcar¨ªa para siempre el destino de la Liga¡­ y del propio juego. El primer curso ser¨ªa en efecto experimental, pero despu¨¦s no habr¨ªa vuelta atr¨¢s.

El triple, que la extinta American Basketball League (ABL) fomentar¨ªa a inicios de la d¨¦cada de los sesenta, despertar¨ªa notorio inter¨¦s durante el crecimiento de la ic¨®nica American Basketball Association (ABA), entre finales de los sesenta y mediados de los setenta. Ser¨ªa de hecho un legendario p¨ªvot, George Mikan, uno de sus principales promotores durante su per¨ªodo como comisionado de la ABA.

No ser¨ªa hasta finales de los ochenta cuando el tiro de tres llegar¨ªa al movimiento ol¨ªmpico (lo hizo en 1988, en Se¨²l). Solo cuatro a?os antes aterrizaba en el baloncesto FIBA. Por entonces, la NBA ya lo hab¨ªa aceptado y, en cierto modo, normalizado. Ser¨ªa el 12 de octubre de 1979 cuando Chris Ford, escolta de los Celtics, anotar¨ªa el primer triple en la historia de La liga, en un duelo entre Boston y Houston. En aquel mismo duelo Rick Barry, de los Rockets, conseguir¨ªa otro.

El fallecimiento el pasado martes de Chris Ford, a los 74 a?os, permite viajar en el tiempo para ofrecer perspectiva no solo al significado del triple en el baloncesto de la NBA sino a su propia carrera, a menudo olvidada en la inmensidad del proyecto de los Celtics en el que su legado qued¨® grabado.

Y es que en realidad incluso el hito de Ford en aquella noche de octubre de 1979 quedar¨ªa, de forma parad¨®jica, oscurecido por el gran evento que se vivir¨ªa de forma simult¨¢nea en ese mismo rect¨¢ngulo: el estreno de Larry Bird. El primer partido como profesional de Bird tuvo lugar, efectivamente, durante aquel duelo ante los Rockets. El rubio alero de los Celtics firm¨® 14 puntos, 10 rebotes y cinco asistencias en su primer encuentro dentro de una fascinante carrera en la NBA.

Entonces Ford no lo sab¨ªa, pero las andanzas de aquel prometedor Bird, que acab¨® su trayectoria como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, quedaron ligadas a las suyas. La campa?a siguiente ambos ganaron su primer campeonato (1981), el ¨²nico en el caso de un Ford que viv¨ªa ya la fase crepuscular de su carrera (se retir¨® solo otro a?o despu¨¦s). Tambi¨¦n juntos, aunque en espacios ya distintos, consiguieron otros dos t¨ªtulos m¨¢s durante los ochenta (1984 y 1986). Y es que nada m¨¢s concluir su carrera, Ford pas¨® a ser t¨¦cnico asistente de los Celtics. Desde all¨ª, desde el banquillo, vivi¨® el resto de la carrera de Bird.

Apreciad¨ªsimo en el vestuario por su predisposici¨®n y car¨¢cter solidario, y de una enorme clarividencia en la lectura del juego, Doc (como le llamaban), disfrut¨®, desde la sombra, de la ¨¦poca dorada de un conjunto que por su recuerdo es pr¨¢cticamente inmortal. M¨¢s tarde Ford lleg¨® a ejercer como entrenador jefe de los Celtics durante cinco campa?as (entre 1990 y 1995), ya sin saborear la gloria del anillo pero completando un c¨ªrculo m¨¢gico con la franquicia de Massachusetts.

Aunque el primer plano medi¨¢tico pareci¨® siempre esquivar su figura, aquel triple ante Houston, la primera gota de agua de todo un oc¨¦ano, ejercer¨¢ siempre como la parte visible del iceberg en la carrera de Chris Ford, uno de los cuatro hombres en toda la historia de los Celtics ¡ªjunto a Bill Russell, Tom Heinsohn y KC Jones¡ª que tuvo el honor de ganar el anillo tanto sobre la pista como despu¨¦s en un rol desde el banquillo.

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