El nuevo Mike Brown despierta a los Kings

Cuando en el verano de 2016 Mike Brown aterriz¨® en los Golden State Warriors, en calidad de t¨¦cnico asistente de Steve Kerr, apenas pod¨ªa creer lo que ve¨ªa en los entrenamientos. M¨²sica durante las sesiones, la prensa caminando a placer, enorme flexibilidad de horarios e incluso alguna cerveza que otra en los vestuarios, al t¨¦rmino del trabajo. No era el ¨²nico sorprendido. Brown sol¨ªa preguntar a Kevin Durant, que lleg¨® a la Bah¨ªa aquel mismo verano, si hab¨ªa visto eso alguna vez. Tampoco era el caso. El nuevo asistente se adentraba en una organizaci¨®n que, a¨²n teniendo puntos comunes con muchas otras, se diferenciaba de forma sideral en las formas. En el fondo unas seguramente demasiado vanguardistas para un Brown que se hab¨ªa criado bajo los c¨®digos de la vieja escuela.

¡±Somos opuestos¡±, confesaba Kerr. ¡°Pero necesitaba alguien como Mike en mi equipo de trabajo. Es un tipo tremendamente organizado. Tendr¨ªas que ver su despacho, todo impoluto, o sus informes de partido, con bol¨ªgrafos de diferentes colores para resaltar seg¨²n qu¨¦ cosas¡±, explicaba a Anthony Slater un Kerr que asum¨ªa ser ¡°algo m¨¢s desordenado¡±.

No obstante, de entre todas las cosas que ve¨ªa nada confund¨ªa m¨¢s a Brown que la rutina de Steve Kerr durante los partidos. Concretamente, la costumbre de no marcar jugadas y dejar a sus jugadores vuelo libre. ¡°Pero, Steve, ?no vas a ordenar ninguna?¡±, apuntaba entonces con frecuencia el incr¨¦dulo Brown. ¡°No, ahora no hace falta¡±, sol¨ªa responder el t¨¦cnico jefe.

En realidad, para Kerr casi nunca lo hac¨ªa. Pero su m¨¦todo tambi¨¦n estaba probado. ¡°Los jugadores eran demasiado buenos. Y aprend¨ª de Phil Jackson a dejarles hacer. Me dec¨ªa siempre que en esos casos debes respetar su ritmo de partido, que solo hay que focalizar de verdad en lo trabajado en los entrenamientos¡±, contaba. Al final, en lo relativo al trato directo y la gesti¨®n de partido, Kerr hab¨ªa bebido directamente de dos elegidos: el citado Jackson y Gregg Popovich. Se mov¨ªa en ese arte como pez en el agua.

Pop fue, en realidad, el hombre que uni¨® los caminos de Brown y Kerr. Su nexo vital, como el de muchos otros antes y despu¨¦s. Durante la parte final de su carrera como jugador, el hoy t¨¦cnico de los Warriors coincidi¨® con Brown en San Antonio. ¡°Mike me ayudaba tras los entrenamientos, en aquella etapa yo jugaba menos y conectamos muy bien¡±, admit¨ªa Kerr, que mantuvo un excelente trato con Brown los a?os posteriores, aunque no coincidieron en ning¨²n puesto t¨¦cnico.

S¨ª lo har¨ªan en 2016, cuando durante el transcurso de las Finales entre Warriors y Cavs, Kerr se cit¨®, en un d¨ªa entre partidos, con Brown en un hotel de Cleveland. Quer¨ªa sumarle para la causa en la Bah¨ªa. Previamente, eso s¨ª, hab¨ªa hablado con Popovich, por si ¨¦l estaba interesado en contratar a un Brown entonces sin equipo. ¡°No nos moveremos. Pero me alegra que hayas pensado en Mike, no podr¨ªa recomendarte una opci¨®n mejor¡±, alumbr¨® el maestro. No se equivocaba.Brown fue, desde la sombra, importante en los tres anillos de Golden State durante los seis a?os siguientes. Adem¨¢s, desde un plano individual esa experiencia enriqueci¨® enormemente su propio perfil. A?adi¨® a la capacidad anal¨ªtica y conocimiento de la estrategia defensiva, sus rasgos dominantes, un aire de vanguardia en el juego ofensivo y una mayor flexibilidad en la gesti¨®n de grupos, dentro y fuera de pista. El resultado salta ahora a la vista.

Brown ha transformado la frustraci¨®n de los Kings, la franquicia con la racha m¨¢s longeva de la historia de la NBA sin pisar las eliminatorias (16 campa?as seguidas, pues no las disputan desde 2006), en un entorno donde sobresale la ilusi¨®n. Uno donde se atisba la luz natural al final del t¨²nel.

Los Kings vuelan sobre la pista (entre los cinco ritmos m¨¢s r¨¢pidos de la NBA), mueven con enorme velocidad y frecuencia el bal¨®n (cuarto equipo que m¨¢s pases da por encuentro) y abren la pista hasta el l¨ªmite imaginable (sexto mayor volumen de triples intentados, sobre el total de tiros). Todos ellos ingredientes de una receta de sobra conocida: la de la ¨²ltima dinast¨ªa de Golden State.

Tienen mimbres, por supuesto, diferentes. Pero la ambici¨®n de la gerencia, que en los ¨²ltimos diez meses pretendi¨® dar un salto cualitativo a su pintura (con el lituano Domantas Sabonis) y robustecer sus alas (con los anotadores Kevin Huerter y Malik Monk, adem¨¢s del novato Keegan Murray), incluso a costa de desprenderse de un talento especial de futuro como Tyrese Haliburton, ha encontrado en Brown el potenciador ideal.

La liberaci¨®n de De¡¯Aaron Fox, referente en el puesto de base, ha relanzado un proyecto que, con su ataque entre los cinco m¨¢s eficientes de la Liga, vence y convence en un Oeste m¨¢s abierto e imprevisible de lo imaginado a inicios de curso.

Es en ese espacio abierto donde los Kings, en los que tambi¨¦n luce el espa?ol Jordi Fern¨¢ndez ¡ªotro hombre que habla maravillas de Brown¡ª como t¨¦cnico asistente, exhiben su r¨¦cord ganador, conscientes de que este puede ser el a?o en el que por fin puedan romper la profunda sequ¨ªa. Es el nuevo Mike Brown quien lidera el resurgir de los Kings.

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