Y ahora, ?qui¨¦n frena a este Djokovic?

Novak Djokovic entona y tararea el cumplea?os feliz para felicitar a su madre, que el d¨ªa anterior celebr¨® los 59 y se emociona en la grada. Afortunadamente, el serbio no se dedica a la canci¨®n sino al tenis, y de esto ¨²ltimo s¨ª que sabe un rato. Lo demuestra finalizado el cruce con Andrei Rublev, que no hace sino despejar las pocas dudas que pudieran quedar tras el partido previo, en el que ya hab¨ªa ofrecido un nivel cercano a lo sobresaliente. Como ante Alex de Mi?aur dos d¨ªas antes, el serbio tan solo ha cedido siete juegos frente al ruso (6-1, 6-2 y 6-4) y despu¨¦s de lanzar un mensaje contundente a su pr¨®ximo rival, el estadounidense Tommy Paul, lo analiza con la jerga propia de alguien que lleva muchos a?os metido en esto y, sobre todo, que controla y mucho del asunto.

¡°Nunca he jugado contra ¨¦l¡±, precisa el de Belgrado, de 35 a?os. ¡°Pero lleva por aqu¨ª un tiempo [tiene 25 a?os y es virtualmente el 19? del mundo] y est¨¢ jugando el mejor tenis de su carrera; es muy explosivo, muy din¨¢mico, r¨¢pido, con un rev¨¦s muy s¨®lido; le gusta jugar dentro de la pista y dominar el punto con la derecha, tiene una muy buena mec¨¢nica en el servicio y es muy completo; es su primera semifinal en un grande, as¨ª que no tiene mucho que perder¡±.

Disecciona Nole y mientras tanto, los ah¨ª presentes sopesan si todos esos argumentos que recita el tenista ser¨¢n suficientes no ya para derrotarle, sino para conseguir meterle algo de miedo en el cuerpo o al menos darle un susto. Porque, dado el nivel ¨Cdisparado en los dos ¨²ltimos compromisos¨C y la respuesta positiva de la pierna ¨Centre algodones desde que aterrizase en el torneo¨C, cuesta imaginar que no ya Paul, sino alguno de los otros dos supervivientes (Stefanos Tsitsipas o Karen Khachanov) puedan privarle de su d¨¦cimo trofeo en Australia, el que significar¨ªa su 22? en un gran escenario y, por lo tanto, el que le equiparar¨ªa en t¨¦rminos hist¨®ricos con Rafael Nadal.

¡°He jugado aqu¨ª partidos inolvidables, as¨ª que es dif¨ªcil comparar los niveles de confianza¡±, apunta. ¡°Pero ganar los dos ¨²ltimos partidos como los he ganado, contra dos muy buenos jugadores, domin¨¢ndolos y en tres sets es definitivamente algo que env¨ªa un mensaje a los que quedan. Me siento bien, cada vez mejor, y aqu¨ª nunca he perdido una semifinal; ojal¨¢ pueda seguir igual¡±, a?ade con su habitual pericia dial¨¦ctica, jugando no ya solo el pr¨®ximo partido ¨Cd¨¦cima vez que accede a la pen¨²ltima ronda¨C sino tambi¨¦n una hipot¨¦tica final.

26 victorias consecutivas

Llegados a este punto y aparcado el tema de su muslo, al parecer bastante m¨¢s controlado que hace unos d¨ªas, Djokovic empieza a jugar con el factor emocional y los v¨¦rtigos que generan estas cotas del torneo. Sabe que Paul es un primerizo, en crecimiento pero claramente verde a estas alturas; tambi¨¦n sabe que Khachanov viene emitiendo buenas se?ales ¨Cdisput¨® en septiembre las semifinales del US Open¨C, pero que en estas circunstancias le falta mucho callo; y no es ni mucho menos ajeno al hecho de que no es excesivamente complicado hacerle perder el sitio a Tsitsipas, a priori el adversario m¨¢s duro que sigue en la carrera por el t¨ªtulo y al que un par de d¨ªas antes castig¨® (intencionadamente o no) con un lapsus importante.

¡°Tal vez ¨¦l sea el m¨¢s experimentado de los cuartofinalistas porque ha jugado rondas avanzadas de un Grand Slam, aunque no una final, ?o estoy equivocado?¡±, titube¨®, olvid¨¢ndose de la que disputaron el curso pasado en Roland Garros, cuando remont¨® dos sets adversos contra el griego y le asest¨® un palo an¨ªmico monumental. ¡°Oh, es verdad, es verdad¡­ Perdonen, error m¨ªo, error m¨ªo¡±, se disculp¨®.

Habla Djokovic desde su atalaya australiana. Adem¨¢s de ser el jugador que m¨¢s trofeos posee, lo hace ahora como el tenista que ha firmado la racha de victorias m¨¢s larga en Melbourne (26) junto al estadounidense Andre Agassi, del que se desmarcar¨ªa si vence a Paul. El norteamericano estuvo invicto desde la primera ronda del a?o 2000 hasta las semifinales de 2004, mientras ¨¦l abri¨® la racha en el estreno de 2019 y desde entonces no hay rival que haya podido batirle.

¡°S¨ª, dir¨ªa que ahora tengo una motivaci¨®n extra¡±, transmite. ¡°La lesi¨®n, lo que ocurri¨® hace un a?o¡­¡±, recuerda. ¡°As¨ª que s¨ª, el marcador es de momento perfecto [antes de competir en Melbourne gan¨® en Adelaida] y no podr¨ªa pedir una situaci¨®n mejor que la de este momento¡±, prolonga el balc¨¢nico, que curiosamente ha hecho la concesi¨®n m¨¢s escueta a sus dos oponentes m¨¢s fuertes por ranking (De Mi?aur y Rublev), y la m¨¢s generosa al te¨®ricamente m¨¢s d¨¦bil (el franc¨¦s Couacaud, al que cedi¨® un set en la segunda ronda).

Taciturno y parco en palabras a su llegada al torneo, Djokovic vuelve a deleitar, sonre¨ªr y entretener. Preguntado a pie de pista por Jim Courier sobre su primera semifinal en un grande, retrocede al US Open de 2007, aunque entonces fue batido en la final por Roger Federer. ¡°Aplaud¨¢moslo¡­¡±, dice cuando el p¨²blico de la Rod Laver Arena no le deja casi ni terminar de pronunciar el nombre del suizo, retirado desde septiembre. ¡°Lo merece y el tenis le echa de menos¡­ El otro d¨ªa lo vi en las redes muy elegante para la semana de la moda [de Par¨ªs], y tambi¨¦n esquiando. Dentro de unos a?os quiero retarle tambi¨¦n a eso¡±, concluye el reanimado Nole.

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