El Vinigate
El madridismo se siente, casi de repente, obligado a denunciar todo aquello que defendi¨® con u?as y dientes durante los a?os m¨¢s feroces del ¡®mourinhismo¡¯
En plena tormenta existencial por el Vinigate ¡ªel madridismo se siente, casi de repente, obligado a denunciar todo aquello que defendi¨® con u?as y dientes durante los a?os m¨¢s feroces del mourinhismo¡ª, la celebraci¨®n del Mundial de Clubes se le presenta al actual rey de Europa como una oportunidad perfecta para poner en orden sus ideas y reencontrarse a s¨ª mismo, en especial, si termina levantando el trofeo de campe¨®n al cielo de Marruecos: nada como el ejercicio al aire libre para prevenir todo tipo de trastornos, tambi¨¦n los del coraz¨®n.
Para un club netamente primaveral como el Real Madrid, jugarse un t¨ªtulo en febrero resulta tan antinatural que las casas de apuestas deber¨ªan introducir algunas variables alternativas en sus algoritmos, como los nuevos signos zodiacales o la resistencia de Rudiger al aire, sobre todo cuando se desplaza en campo abierto. El favoritismo de los blancos parece indiscutible, pero ej¨¦rcitos m¨¢s poderosos terminaron sucumbiendo a las inclemencias del invierno por el simple hecho de viajar m¨¢s c¨®modos, sin mochilas. La del Vinigate, por m¨¢s que se empe?en desde el propio club y su entorno en facturarla al rival de turno ¡ªo incluso en hacerla pasar como equipaje de mano, a ver si cuela¡ª, empieza a ser una carga que distrae a los blancos de su objetivo primigenio, que siempre fue ganar y nada m¨¢s, como reza uno de sus muchos himnos.
Empatizar con Vinicius Jr. deber¨ªa ser casi una obligaci¨®n para cualquiera que defienda a los artistas por encima de la canallesca, m¨¢xime cuando el futbolista brasile?o viene sufriendo el acoso racista de algunos aficionados desde hace tiempo. Y no importa si son muchos o pocos. Importa que son racistas y que, al menos de momento, a todos ellos les habr¨¢ salido gratis el envite. Sobre los insultos de esta ¨ªndole que recibi¨® el brasile?o en el Metropolitano, la Fiscal¨ªa de Madrid concluy¨® que no eran constitutivos de delito por haber durado ¡°unos pocos segundos¡± y producirse ¡°con ocasi¨®n de la celebraci¨®n de un partido de f¨²tbol de m¨¢xima rivalidad¡±: ya est¨¢ tardando alguna marca suiza de relojes en bautizar una l¨ªnea de cron¨®metros como Josef Mengele Derby¡¯s Watches.
Menci¨®n aparte merecen los supuestos problemas que Vinicius Jr. porta en su propia mochila, seg¨²n argumentan quienes se empe?an en seguir mirando hacia otro lado: adem¨¢s de negro, resulta que el chaval es muy bueno, un aut¨¦ntico gambitero, y no se deja amedrentar. De ¨¦l se espera, es un suponer, una actitud m¨¢s conciliadora con esos rivales que lo muelen a palos, algo en la l¨ªnea del famoso ¡°por favor, se?or Benito, no me pegue m¨¢s¡± de Biri-Biri. Bien al contrario, Vinicius Jr. acostumbra a mostrarse firme, desafiante y contest¨®n, un poco como Leo Messi durante la famosa distop¨ªa de la Tormenta de Cl¨¢sicos, que no se conformaba con dejar a Pepe con las piernas torcidas, camino del gol, y regresaba sobre sus pasos para decirle aquello de ¡°sal¨ªs en todas las fotos¡±: se ve que este no es el esp¨ªritu del f¨²tbol que nos dimos entre todos.
De toda esta historia, lo que m¨¢s sorprende, sin embargo, es el poco ¨ªmpetu de sus compa?eros en defenderlo, una actitud que incide en la idea de que Vinicius Jr. se est¨¢ convirtiendo en una carga para el propio Madrid y dinamita de primer orden para todos esos pollos que insisten en culpar a la v¨ªctima y blanquear al verdugo. ¡°Es un buen chico¡±, se lleg¨® a decir del agresor de Javi Casquero en una portada. Visto as¨ª, resulta casi plausible que lo terminasen premiando con el brazalete de capit¨¢n, aunque mejor nos ir¨ªa a todos viendo ¡ªsiempre¡ª las cosas de otra manera
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