Rodrygo, de la rega?ina de Ancelotti al beso
Ayudado por Modric, el jugador del Real Madrid supera un primer tramo de curso de descontento con el entrenador blanco por no ser titular y se instala en el once de las grandes noches
En la ¨²ltima final de la Champions, cerca ya del minuto 90, Rodrygo Goes se acerc¨® a Carlo Ancelotti y le record¨® que le hab¨ªa prometido jugar algo contra el Liverpool. El brasile?o hab¨ªa resultado providencial para que el Real Madrid estuviera all¨ª, aunque no terminaba de hacerse con un puesto en el once inicial. Como este curso. Hasta estas ¨²ltimas semanas, en las que se ha instalado en el pelot¨®n alistado en las grandes noches: la vuelta de la semifinal de Copa contra el Bar?a en el Camp Nou, la ida contra el Chelsea y la vuelta en Stamford Bridge, donde marc¨® dos veces jugando desde el principio. Ya no es solo aquel revulsivo asombroso.
Por ejemplo, unas semanas antes de la final de Par¨ªs, en la vuelta de la previa contra el Manchester City en el Bernab¨¦u. Era incluso m¨¢s tarde que cuando le record¨® a Ancelotti la promesa de la final, y el Madrid estaba fuera. Muy fuera. Le faltaban dos goles para forzar la pr¨®rroga. El brasile?o anot¨® esos dos, y casi el tercero.
La presente temporada del brasile?o ha estado repleta de reconocimientos y frustraciones. Durante el tiempo que Karim Benzema pas¨® entrando y saliendo de la lista de lesionados, Rodrygo fue la primera opci¨®n para cubrir la ausencia del capit¨¢n. Jug¨® de nueve, y cumpli¨® en citas muy comprometidas. Tambi¨¦n rindi¨® por la derecha, e incluso mejor por la izquierda cuando Vinicius estuvo sancionado, o cansado. Consigui¨® goles important¨ªsimos, y casi autogestionados, como el que les permiti¨® la victoria contra el Cacere?o en la Copa. Pero se segu¨ªa viendo como un comod¨ªn, sin sitio propio, y eso pese a que se ha colocado como el quinto jugador de campo con m¨¢s minutos, mientras que el curso pasado era el 13?.
Rumiaba su descontento por no dar el ¨²ltimo salto. Tambi¨¦n porque pensaba que Ancelotti no lo usaba en la que ¨¦l cre¨ªa que era su mejor posici¨®n, mediapunta por detr¨¢s del nueve. Ah¨ª sustituy¨® con acierto a Neymar en la selecci¨®n brasile?a en el Mundial de Qatar.
A esa agitaci¨®n interior se a?adi¨® un incidente con Ancelotti en enero, despu¨¦s de no ser titular en la final de la Supercopa de Arabia contra el Barcelona. D¨ªas despu¨¦s, el italiano lo retir¨® del campo en el minuto 56 de los octavos de Copa contra el Villarreal. Se sent¨® en el banquillo sin saludar al t¨¦cnico, que le reprendi¨® en p¨²blico: ¡°T¨² a m¨ª me saludas¡±. El lance result¨® extra?o en un futbolista siempre correcto. Su entorno difundi¨® que el chico, contrariado, no se hab¨ªa dado cuenta. En cualquier caso, la ofuscaci¨®n estaba ah¨ª. En esos momentos, encontr¨® cobijo bajo el brazo de Luka Modric, el veterano con el que ha sentido m¨¢s complicidad. ¡°Modric siempre habla conmigo. Cuando estaba en una parte de la temporada que estaba bien pero no jugaba de titular, ¨¦l me dec¨ªa que estuviera tranquilo, que las cosas iban a salir. Creo que me dijo eso antes del partido contra el Atl¨¦tico en la Copa del Rey, y luego marqu¨¦ un gol ah¨ª¡±, cont¨® en Londres.
El mentorazgo no solo funciona fuera del campo, sino tambi¨¦n en el juego. La Champions del curso pasado tuvo otro momento determinante para el brasile?o en una ¨¦poca en la que el club hab¨ªa comenzado a estudiar cederlo. Tambi¨¦n fue contra el Chelsea. Tambi¨¦n en la vuelta de los cuartos de final. Y con el Madrid fuera. Los ingleses hab¨ªan remontado el 1-3 de la ida. Se hab¨ªan puesto 0-3. Entonces el croata se larg¨® su pase con el exterior m¨¢s legendario. ¡°Nadie lo recordar¨ªa si Rodrygo no marca¡±, record¨® hace poco en una entrevista. El brasile?o corri¨® hacia el ¨¢rea, remat¨® de volea y llev¨® el partido a la pr¨®rroga. Si estaba en aquel punto del campo, era por Modric: ¡°Siempre me dice que vaya al espacio¡±, cont¨®.
El martes por la noche en Stamford Bridge, con 0-0 y el Chelsea todav¨ªa con armas para remontar el 2-0 de la ida, Rodrygo tuvo un momento de enfado con aroma de principio de curso cuando vio que en la banda por la que ¨¦l corr¨ªa Ancelotti llamaba a Tchouameni para meterlo al campo: ¡°Pens¨¦ que iba a salir. Luego marqu¨¦ y cambi¨®. Pens¨¦ que iba a salir, y estaba un poco enfadado¡±. Pero a¨²n tuvo tiempo para marcar el segundo antes de que el t¨¦cnico lo retirara, esta vez para que le regalaran una ovaci¨®n desde la esquina donde se alojaba la afici¨®n madridista. Y para recibirle con un beso. ¡°Siempre hace eso cuando marco¡±, afirma, algo mucho m¨¢s habitual en la Champions, donde lleva 15 goles en 37, m¨¢s que los 12 que ha marcado en 100 encuentros de Liga.
Ancelotti quiso llevar el reconocimiento a su juego un poco m¨¢s all¨¢ de los goles: ¡°Su partido ha sido menos bueno que los otros, pero ha sido de una efectividad extraordinaria. Cuando no marca, marca la diferencia¡±.
En Stamford Bridge, despu¨¦s de los dos goles, Rodrygo pareci¨® quitarse el peso de la angustia de todo el a?o: ¡°Me siento titular, me siento importante, y principalmente en la Champions, que siempre estoy ah¨ª¡±, dijo. ¡°Tengo algo especial con la Champions, y quiero seguir as¨ª¡±.
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