Oriol Romeu: ¡°En el f¨²tbol moderno todos se mueven como un reloj¡±

En un f¨²tbol moderno colonizado por la ostentaci¨®n, Oriol Romeu (Tarragona, 31 a?os) aparece en el restaurante de la casa club del PGA de Catalunya, un resort exclusivo de Girona con campos de golf y pistas de tenis o padel, vestido con ropa deportiva. Hasta aqu¨ª nada extra?o para un jugador que acaba de finalizar el entrenamiento del d¨ªa. Lleva en la mu?eca izquierda un Casio.

¡ª?Cu¨¢nto cuesta su reloj?

¡ª20 euros. Es con lo que voy c¨®modo.

Tras criarse en la cantera del Barcelona, Romeu lleg¨® al Chelsea. Por entonces, los jugadores del cuadro londinense ten¨ªan un descuento en Dolce&Gabbana, uno de los patrocinadores de la entidad. A los 19 a?os es dif¨ªcil no caer en la tentaci¨®n de un supuesto glamour, o al menos, en la idea de lograr encajar en un nuevo vestuario. ¡°Fui a la tienda y cay¨® un ch¨¢ndal, una sudadera y no me acuerdo si un traje. Lo que s¨ª recuerdo es que me compr¨¦ unos zapatos que eran incomod¨ªsimos y que me costaron 450 libras¡±, explica el volante del Girona. El encanto por lo nuevo le dur¨® un d¨ªa. Cuando al d¨ªa siguiente apareci¨® en el vestuario de Stamford Bridge vestido a la ¨²ltima moda italiana, el espa?ol Juan Mata le solt¨®: ¡°?Qu¨¦ haces vestido as¨ª? No te pega¡±. Y Mata, seg¨²n Romeu, ten¨ªa raz¨®n. ¡°Cre¨ªa que un jugador del Chelsea ten¨ªa que vestir as¨ª. Pero despu¨¦s pens¨¦: ?Qu¨¦ necesidad? Siempre me ha servido mucho pensar en lo que me hace sentir bien¡±, reflexiona. M¨¢s de 10 a?os despu¨¦s y tras pasar por el Valencia, el Stuttgart y consolidarse como uno de los referentes del Southampton, Romeu regres¨® a la Liga para adue?arse del centro del campo del Girona, que este martes recibe al Real Madrid (19.30, Movistar).

No cambi¨®. ¡°El otro d¨ªa pens¨¦ en cambiarme el coche, que lo tengo hace tiempo. Pensaba que me lo pod¨ªa permitir, que me hab¨ªa ido bien. No lo hice. ?Para qu¨¦? Si todav¨ªa va bien el que tengo¡±, cuenta. No intenta imponer su filosof¨ªa en los vestuarios ¡ª¡±Nuestra vida se define por las decisiones que tomamos, solo doy mi opini¨®n cuando me la piden¡±, subraya¡ª, pero s¨ª sabe c¨®mo espantar a las malas compa?¨ªas. ¡°Los pillas enseguida. Esa gente que apenas te conoce quiere saber tu nivel econ¨®mico o solo quieren ir a lugares de determinado estatus¡±, expone Romeu. Futbolista contracultural, se acerc¨® a la lectura gracias a Tokio Blues de Haruki Murakami, escribi¨® el libro La temporada de mi vida: El viaje interior de un futbolista (2021) y procura mantenerse alejado de las redes sociales. ¡°Solo uso un poco Twitter porque me interesa seguir cuentas de nutrici¨®n, de neurociencia y de ejercicios, de recuperaciones¡±, enumera. Y, como de pasada, a?ade: ¡°Tambi¨¦n de filosof¨ªa estoica. Un d¨ªa estaba escuchando un podcast y me enganch¨¦ a S¨¦neca, Marcos Aurelio, Epicteto. Hay frases que me marcaron, como por ejemplo: ¡®No nos atrevemos a muchas cosas porque son dif¨ªciles, pero son dif¨ªciles porque no nos atrevemos a hacerlas¡±.

Romeu cuenta que se ha expuesto a situaciones dif¨ªciles para ¨¦l, como hablar en p¨²blico, solo para aprender a gestionarlas. En el campo, en cambio, procura resolver todo con sencillez. ¡°Decisiones dif¨ªciles, vida f¨¢cil¡±, cuenta el futbolista del Girona mientras explica c¨®mo entiende el rol del mediocentro. ¡°Es una posici¨®n en la que un error es pr¨¢cticamente gol del rival. Tienes que aprender a balancear. ?De qu¨¦ sirve arriesgar y tirar un ca?o para salir de entre tres jugadores si despu¨¦s te quedan 50 metros por delante? Solo Busquets puede hacer esas cosas. No hay otro pivote capaz de pisar el bal¨®n para escaparse de una marca¡±, analiza.

El f¨²tbol evoluciona hacia la intensidad, seg¨²n Romeu. ¡°En el f¨²tbol moderno hay pocos jugadores que tiren solamente de talento. Antes los equipos estaban m¨¢s estirados y hab¨ªa m¨¢s espacios y muchos uno contra uno. Ahora hay bloques bajos organizados y coberturas. Todos se mueven como un reloj. La gente se queja de que los jugadores no regatean, pero cuesta m¨¢s romperlos. El que corre m¨¢s, acostumbra a ganar m¨¢s partidos. Y mola ver c¨®mo a los entrenadores que trabajan bien y a los que son agresivos con y sin bal¨®n, les va bien¡±, explica Romeu que pone como ejemplo a Mikel Arteta (Arsenal), Pep Guardiola (Manchester City), Roberto De Zerbi (Brighton) y J¨¹rgen Klopp (Liverpool).

No olvida, en cualquier caso, a su t¨¦cnico: Michel. ¡°Da libertad al jugador para que sea creativo, pero tambi¨¦n genera muchos automatismos, sobre todo en defensa. Es un enfermo en dominar el partido y le gusta mucho apretar. Pero es consciente de que no puede exponerse demasiado. Empatiza mucho con el futbolista, sabe encontrar las palabras adecuadas. El Girona tiene a uno de los mejores grupos en los que he estado en mi vida. Y eso es m¨¦rito del entrenador¡±, explica Romeu.

Esta temporada, el Girona dej¨® a cero al Barcelona en el Camp Nou y empat¨® con el Madrid en el Bernab¨¦u (1-1). ¡°A los equipos grandes hay que robarles el bal¨®n y hacerlos correr. Que vean que no est¨¢s todo el tiempo corriendo detr¨¢s de la pelota y que, si hay un espacio, atacas. Hay que tener personalidad contra estos equipos¡±, dice Romeu. El Girona, sin embargo, no es el ¨²nico equipo de la Liga que intenta cuidar el bal¨®n. ¡°Me llama la atenci¨®n la cantidad de equipos que proponen en Espa?a. En la Premier eso no pasa, bal¨®n largo y a correr¡±, recuerda. Pero la Liga inglesa guarda otro encanto. ¡°El ambiente, el aura en los estadios. Me choc¨® la primera vez que vi c¨®mo ovacionaban un tackle [una entrada]. Es cultural. Quiz¨¢s viene de la pasi¨®n de los ingleses por el rugby¡±, sostiene.

No echa de menos, en cualquier caso, el fr¨ªo de los vestuarios. ¡°En estos seis meses en Girona hemos hecho m¨¢s asados que en los siete a?os que estuve en el Southampton. A veces se le da poca importancia a lo c¨®modo o inc¨®modo que haces sentir a la persona que tienes a tu lado. Me gusta que, cuando termina una temporada, sabes que te llevas relaciones para toda la vida. Eso no tiene precio¡±, cierra Romeu. Y lo dice un tipo al que no le importa el valor material de las cosas.

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