Busquets era la sintaxis del Bar?a
Su f¨²tbol no es f¨¢cil de trasladar a un reportaje r¨¢pido que re¨²na sus mejores jugadas, pero nunca dej¨® de ser percibido por los conocedores como parte principal en el secreto de la f¨®rmula
Se nos va Busquets, no tiene remedio. No deja el f¨²tbol, pero s¨ª el Bar?a, como ya dej¨® la Selecci¨®n, los dos equipos en los que puso orden durante tantos y tan magn¨ªficos a?os. No sabemos d¨®nde ir¨¢, se supone que a Arabia, con Messi, pero eso no est¨¢ confirmado y a nuestros efectos es igual. Se va, dejaremos de verle, dejaremos de tenerlo.
Jugador extraordinario, protagonista silencioso de los dos mejores equipos que hemos visto en este siglo, aquel Bar?a y aquella Selecci¨®n, que vienen casi a ser lo mismo. En uno y en otro puso su orden discreto y acertado. Fue un jugador sin highlights, su f¨²tbol no es f¨¢cil de trasladar a un reportaje r¨¢pido que re¨²na sus mejores jugadas, pero nunca dej¨® de ser percibido por los conocedores del f¨²tbol como parte principal en el secreto de la f¨®rmula.
Redondo, otro de ese mismo palo, al menos dej¨® para el recuerdo aquella jugada en M¨¢nchester, la que menos le define, para embellecer su trayectoria cuando se quiere apretar en un corto resumen. De Busquets no nos queda ninguna jugada de ese estilo, pero s¨ª la convicci¨®n de que sin ¨¦l nada habr¨ªa sido as¨ª. Busquets fue la sintaxis del Bar?a y de la Selecci¨®n, el c¨®digo que todo lo ordena. Algo que no se nota cuando est¨¢, como el respeto, como el guardia urbano en el centro de la plaza sin sem¨¢foros, como cada uno de nuestros cinco sentidos¡ Cosas que no se aprecian cuando est¨¢n, pero que se echan terriblemente en falta cuando no las hay.
Futbolista de futbolistas. Igual que hay toreros de toreros, m¨¢s admirados por sus compa?eros de profesi¨®n que por el gran p¨²blico, hay futbolistas de futbolistas y Busquets es uno de ellos por su perfecta interpretaci¨®n del juego para el quite, el toque, el desmarque, el apoyo, el ritmo¡ El suyo ha sido el prestigio del conocimiento pleno, algo imprescindible en esa funci¨®n. El de mediocentro es un puesto que no s¨®lo requiere seguridad de uno en sus condiciones, sino m¨¢s a¨²n la confianza de los compa?eros para estar atentos a sus ¨®rdenes silenciosas, a su batuta invisible, para ir y venir, recibir, devolver y ofrecerse de nuevo, confiados en que lo que ¨¦l dispone es lo que conviene. El buen mediocentro es el socio de todos, el menos ego¨ªsta del equipo, el que menos aspira al lucimiento.
Curioso: su padre fue un heterodoxo del f¨²tbol, un portero en pantal¨®n largo que jugaba bien con los pies, pero no paraba con las manos todo lo que se podr¨ªa desear. Cruyff hizo de su figura la bandera de una revoluci¨®n que con el tiempo saldr¨ªa adelante por encima de los recelos de primera hora que le complicaron la vida al bueno de Carlos Busquets, cuya ¨²nica culpa fue haber llegado al f¨²tbol unos a?os antes de lo apropiado. Bueno, pues de aquel padre heterodoxo naci¨® este prodigio de la ortodoxia llamado Sergio Busquets, un monumento al canon. El hombre que le hizo decir a Del Bosque, un cl¨¢sico donde los haya, que como futbolista hubiera querido ser como ¨¦l.
Entre los aciertos de Guardiola, el de Busquets fue uno de los mayores. Lo subi¨® directamente al Bar?a desde el Bar?a B, sin ninguna experiencia por encima de la Tercera Divisi¨®n, con galones de armador del juego. No hab¨ªa sido internacional en ninguna categor¨ªa menor, no era conocido, pero Guardiola lo convirti¨® en el eje gravitacional de un f¨²tbol nuevo que Luis Aragon¨¦s ya hab¨ªa puesto en marcha en la Eurocopa 2008. De aquello hace mucho tiempo. Han pasado cientos de partidos; sin hightlights, pero escritos con perfecta sintaxis, sujeto verbo y predicado, el f¨²tbol se hace as¨ª, sin prisa y sin pausa, todos de acuerdo en torno a la pelota, que es la idea.
En fin, se nos va. Se nos va un grande porque el tiempo se lleva todas las cosas. Alguien ocupar¨¢ su hueco, Rodri ya lo va haciendo en la Selecci¨®n, en el Bar?a ya veremos. Todos pasan, es lo que hay, pero a este le echaremos especialmente de menos.
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