Cort Nielsen gana la etapa del debut de Thomas de rosa en el Giro de Italia

Entre Emilia y Toscana, entre las tierras del acetto bals¨¢mico y los motores maravillosos a los olivos de Lucca, las playas de Viareggio, el astillero en el que restauran desde hace a?os el Portola, el barquito de madera precioso en el que Marilyn Monroe ense?a a besar a Tony Curtis, Con faldas y a lo loco, un puerto monta?oso a 1.500 metros de altitud, bajo una lluvia g¨¦lida, r¨¢fagas de viento helador, un descenso infinito, miedo y sufrimiento, ense?a, y recuerda, a los ciclistas la verdad de su oficio, el ciclismo antiguo, dolor que desmoraliza. Es el Passo delle Radici, el puerto de las ra¨ªces. El mal tiempo, las curvas del descenso, el muro del pirata en una curva cerrada contra el que chocan Barta y Vine, m¨¢s ca¨ªdas, locuras, despedazan al pelot¨®n, peque?os grupos de supervivientes que se detienen para cambiarse de ropa, las zapatillas empapadas, los guantes que ya no abrigan, que solo hielan.

Delante de todos, tres en fuga, tres de los que solo se escapan pensando en ganar. Son el friulano pelirrojo De Marchi, el canadiense Derek Gee, que quiere ser como Hesjedal, el compatriota que amarg¨® a Purito hace 11 a?os, y el dan¨¦s Magnus Cort Nielsen, y su bigote tan claro parece blanco en la meta despu¨¦s de su victoria clara ¨Cera el m¨¢s r¨¢pido, un sprinter duro que ya ha ganado etapas en la Vuelta, el Tour y el Giro, y solo 105, incluido ¨¦l, lo han hecho en la historia¨C, y las huellas de la dureza de la etapa, del esfuerzo f¨ªsico y mental hechos para mantener una ventaja de un minuto en los ¨²ltimos 20 kil¨®metros, las arrugas de su rostro, le hacen parecer un viejo, un viejo sabio que ha visitado las ra¨ªces radicales del ciclismo y ha regresado a un presente en el que el rosa ya no lo viste Remco Evenepoel, ya en su casa en B¨¦lgica pasando el covid que le oblig¨® a abandonar el domingo, sino el viejo gal¨¦s Geraint Thomas, que cumplir¨¢ 37 a?os el jueves 25, tres d¨ªas antes de que el Giro llegue a Roma.

Y si llega ¨¦l de rosa, y podr¨ªa hacerlo perfectamente ¨CThomas, fiel ayudante de Chris Froome en sus a?os de fulgor, ya gan¨® el Tour de 2018 y fue tercero en el de 2022, ser¨ªa el m¨¢s viejo que lo hace. El r¨¦cord lo tiene a¨²n, el toscano Fiorenzo Magni, que gan¨® a los 34 a?os su tercer Giro, en 1955, y desde entonces su nombre es sin¨®nimo de ancianidad.

Los viejos ciclistas de hace nada, Moser, Saronni, glorias italianas que falsean su pasado a gusto del viento que sopla, glorias de todo el mundo nost¨¢lgicos de un pasado que no existi¨®, se?alan a Evenepoel con el dedo. No se ha retirado, ha huido, dicen, asustado como no debe estar nunca uno que quiere llamarse campe¨®n, porque sab¨ªa, tal como estaba, que nunca ganar¨ªa el Giro, y no acepta no ser la estrella, como si Evenepoel se hubiera inventado el virus, o como si despu¨¦s de haber ganado la contrarreloj a m¨¢s de 50 por hora con solo nueve cent¨¦simas de ventaja sobre Thomas, la cara de enfermo, los ojos sin vida, el decaimiento de su cuerpo, fueran no m¨¢s una m¨¢scara.

Qu¨¦ distinto, qu¨¦ lejos de Eddy Merckx, al que dice querer igualar (el Can¨ªbal, el ¨²ltimo belga que abandon¨® el Giro de rosa, fue expulsado de la carrera tras dar un positivo tras la 16? etapa del Giro del 69), que lejos del mismo Magni, que ascendi¨® el Monte Bondone con una clav¨ªcula rota tirando del manillar con la boca a trav¨¦s de un tubular que mord¨ªa con los dientes. Leyendas de fotos grises. Qu¨¦ distinto Evenepoel, el ni?o del a?o 2000, a ellos, a Cort Nielsen, a De Marchi, a Caruso, a los que atacan bajando y caen, a los que llegan a 10 minutos, como Vine, que iba noveno en la general, o a m¨¢s de 20, como Barta, el mejor hasta ayer del Movistar, o como Fernando Gaviria, tambi¨¦n ca¨ªdo y helado, o como Barguil, que se cae atropellado por un coche de equipo y no puede agarrar el manillar apenas, o a los que se retiran con las tripas vac¨ªas despu¨¦s de intentar seguir, como el ruso Aleksandr Vlasov, otro que pensaba que pod¨ªa ganar el Giro. Cuatro que salieron de Emilia no llegaron a Toscana, enfermos, agotados, heridos; nueve m¨¢s ni llegaron a salir, ocho m¨¢s Evenepoel. El Giro lo empezaron 176. Quedan 150 en carrera. Las grandes etapas a¨²n no han llegado. Entre los tres primeros, Thomas, su compa?ero en Ineos Tao Geoghegan (ganador del Giro del 20, el a?o de la pandemia) y Primoz Roglic (ganador de tres Vueltas, amante de las emboscadas), solo hay cinco segundos.

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