Hay racismo cuando existe una v¨ªctima
Alrededor del ¨²ltimo caso de la saga de afrentas soportadas por Vinicius se ha abierto una sucesi¨®n de debates que afectan directamente al f¨²tbol y las respuestas que se articulan para un problema que viene de lejos
La ofensa racista que Vinicius sufri¨® en Mestalla y la justificada respuesta del jugador, que identific¨® y se?al¨® a los agresores en medio de un episodio que oblig¨® a detener el partido durante varios minutos, ha adquirido una magnitud que se corresponde con la relevante posici¨®n del delantero brasile?o en la escala del f¨²tbol, una estrella en toda regla. Alrededor del caso, el ¨²ltimo de la saga de afrentas que Vinicius ha soportado esta temporada, se ha abierto una sucesi¨®n de debates que afectan directamente al f¨²tbol y las respuestas que se articulan, inodoras e ins¨ªpidas en Espa?a, para un problema que viene de lejos y devuelve a la memoria los nombres de Wilfred, Kameni, Eto¡¯o, Roberto Carlos o I?aki Williams, mortificados en los campos por la pigmentaci¨®n de su piel.
A Vinicius le distingue el coraje para denunciar y, si es necesario, enfrentarse a sus agresores, como sucedi¨® en el derbi del Metropolitano o en el campo del Mallorca. Fuera de los estadios, tambi¨¦n lo sufre. Un d¨ªa antes del derbi en el Bernab¨¦u, la efigie de Vinicius apareci¨® colgada en el puente de una autopista, evocando im¨¢genes terribles de violencia racial en otros lugares del planeta.
La profusi¨®n de denuncias no ha detenido las actuaciones racistas contra el jugador brasile?o, sostenidas por una injustificable premisa: el comportamiento de Vinicius en el campo permite y merece vejaciones de todo tipo. Hace pocas semanas, la Fiscal¨ªa de Madrid archiv¨® la denuncia por la fricci¨®n en el Metropolitano con estos significativos argumentos: los insultos hab¨ªan durado unos segundos y se hab¨ªan producido en el contexto de la fuerte rivalidad de los dos equipos.
No hay duda del exagerado comportamiento de Vinicius en el campo, donde es el jugador de la Liga que m¨¢s faltas recibe y quiz¨¢ el que peor las digiere. Se siente desprotegido y reclama el amparo que, en su opini¨®n, no encuentra. Es un asunto estrictamente profesional que dispone de los cauces reglamentarios para solucionarlo. A los ¨¢rbitros les corresponde ese trabajo. Se trata de un problema de su estricta competencia, tanto para verificar las acusaciones de Vinicius como para sancionar la expresividad desbordada. Esta temporada no lo han conseguido, fracaso evidente que ha incrementado la frustraci¨®n del jugador y sus protestas.
Algo de lo que ocurre con Vinicius indica que el problema se relaciona fundamentalmente con el f¨²tbol espa?ol. En los dos recientes partidos con el Manchester City, su actitud con los ¨¢rbitros y los rivales ha sido ejemplar. Por fuerte que suene, Vinicius ha encontrado una respuesta sencilla a lo que sucede: Espa?a es racista. Tiene buenos motivos para creerlo. Habla como v¨ªctima de unas conductas despreciables que no encuentran las respuestas adecuadas, como manifest¨® Ancelotti despu¨¦s del partido de Mestalla.
El t¨¦cnico italiano declar¨® que en Espa?a nunca pasa nada despu¨¦s de esta clase de episodios. Ancelotti est¨¢ convencido de que esta vez tampoco cambiar¨¢ nada. Tiene raz¨®n. El f¨²tbol espa?ol, que durante d¨¦cadas se distingui¨® por una posici¨®n paternalista cuando no feudal con los jugadores ¡ªaquel viejo y flagrante derecho de retenci¨®n¡ª, no puede escudarse m¨¢s en protocolos inservibles y en tr¨¢mites que pasan al olvido, sin dr¨¢sticas consecuencias, ni una visibilidad ejemplarizante.
En las dos ¨²ltimas semanas, hemos visto a unos salvajes impedir que un equipo celebrase con toda normalidad el t¨ªtulo de Liga y detenerse un partido por los improperios racistas a Vinicius, que no aguanta m¨¢s. No es casualidad que esta espiral vuelva a escenificarse principalmente en los crecientes sectores ultras, camuflados en los privilegios de esa ridiculez conocida como gradas de animaci¨®n, donde sus desvar¨ªos aumentan y comprometen la salud del f¨²tbol, sin que nada ocurra.
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