Rodri encumbra al Manchester City
El medio centro espa?ol resuelve una ¨¢spera final que corona al equipo de Guardiola, protagonista esta temporada de un triplete despu¨¦s de abatir a un exigente Inter
El afamado City de Guardiola ya tiene por fin el trofeo m¨¢s deseado que es la Champions despu¨¦s de ganar una final muy ¨¢spera contra el Inter. Aunque la admiraci¨®n se consigue a trav¨¦s del juego, el reconocimiento y el respeto se alcanza con los t¨ªtulos y muy especialmente con la Copa de Europa. No fue un encuentro precisamente solemne ni feliz para las figuras, sino que se resolvi¨® con un gol de uno de los mejores rematadores de media distancia que es Rodri. El 1-0 coron¨® a fin de cuentas al joven equipo de M¨¢nchester que convive con el viejo United, los dos ¨²nicos ingleses que pueden presumir de tener la triple corona: Liga, Copa y Champions. Ya nadie podr¨¢ reprochar al tricampe¨®n Guardiola que no haya levantado el trofeo sin Messi. No necesit¨® siquiera los goles de Haaland.
El triunfo del City fue tan meritorio como elogiable pareci¨® la derrota del Inter. La diferencia estuvo en que Lukaku no acert¨® a batir a Ederson despu¨¦s de que el equipo de Inzaghi hubiera desfigurado durante mucho tiempo al de Guardiola. Tambi¨¦n el factor campo jug¨® a favor de los italianos porque el estadio ol¨ªmpico Atat¨¹rk son¨® como San Siro. Los citizens parec¨ªan m¨¢s espectadores que seguidores frente al clamor de la curtida hinchada nerazzura desplegada desde buena ma?ana por las calles de Estambul. La grada era del Inter, muy asentado tambi¨¦n en el campo, y la pelota se la qued¨® de inicio el City. Nada extra?o en la cancha ni en las alineaciones si se except¨²a la presencia de Akanji por el lastimado Walker.
El plan italiano
La agresividad y presi¨®n del Inter, sin embargo, se impusieron poco a poco al juego calculador y excesivamente paciente del City. No afinaban los futbolistas de Guardiola y se estiraban bien los de Inzaghi por las bandas, m¨¢s profundo Dimarco que Dumfries. Jugaba el Inter como sabe, muy organizado y seguro con y sin bal¨®n, repleto de jugadores expertos, mientras que al City le costaba atacar, excesivamente responsabilizado, m¨¢s comprimido que liberado, reiterativo con los pases de seguridad y sin jugadas de riesgo que subrayar, alejado de Onana. Ederson, en cambio, temblaba y los nerazzurri no dejaban entrar en juego a Rodri. El meta del Inter no apareci¨® hasta que fue exigido en un escorzo por Haaland. ?nicamente las arrancadas del noruego desataron a los skyblues hasta que se lesion¨® De Bruyne. El partido se parec¨ªa cada vez m¨¢s al de hace dos a?os en Oporto ante el Chelsea. La tirantez era m¨¢xima y el temor al error se impon¨ªa a la b¨²squeda del acierto, por m¨¢s que el City se asent¨® en defensa y acab¨® por someter al Inter.
Los desmarques de Haaland, sin embargo, remitieron con la retirada de De Bruyne. El equipo ingl¨¦s perdi¨® verticalidad, tiro de media distancia y gan¨® regate con la entrada de Foden. El Inter siempre ha sabido jugar mejor con el 0-0 que el City. As¨ª que el partido era un nudo para los ingleses, demasiado r¨ªgidos, sin posibilidad de enfocar a Onana. El ant¨ªdoto del Inter funcionaba porque siempre fue un equipo s¨®lido y homog¨¦neo, tambi¨¦n paciente y selectivo y hoy con m¨¢s recursos que ayer por la profundidad de su plantilla, como se advirti¨® cuando Lukaku sustituy¨® al lesionado Dzeko. Aguardaban los italianos su momento y Lautaro tuvo el gol en sus pies despu¨¦s de ser habilitado por Bernardo Silva y Akanji, pero fue reducido por un creciente Ederson.
No perdon¨®, en cambio, poco despu¨¦s Rodri. Abierto el partido, Akanji profundiz¨® para Bernardo Silva y su centro provoc¨® una montonera en el ¨¢rea que acab¨® con el mortal disparo a media distancia del medio centro del City. El gol no achant¨® al Inter porque acto seguido Dimarco remat¨® consecutivamente al larguero y contra el cuerpo de Lukaku. No par¨® de chutar el delantero ni tampoco su equipo, que al final cont¨® m¨¢s tiros que el City ¡ª14 contra siete¡ª, volcado sobre la meta de Ederson, que embols¨® y repeli¨® el peligro como si viviera en una favela de R¨ªo. Igual de claras fueron en cualquier caso las dos llegadas de Foden, que se empeque?eci¨® ante el felino Onana.
El Manchester City, en cualquiera caso, resisti¨® y gan¨® como si fuera el equipo m¨¢s laureado de la Copa de Europa y no el campe¨®n de una Champions que no ten¨ªa un rey in¨¦dito desde 2012 con el Chelsea. La necesidad de vencer atenaz¨® al moderno equipo de Guardiola. Aseguran los cl¨¢sicos que las finales no se juegan, sino que se ganan, y los citizen culminaron una temporada de ensue?o y un torneo ¨²nico despu¨¦s de abatir al Bayern y al Madrid. Guardiola se convierte en el ¨²nico entrenador que ha ganado con dos equipos distintos la triple corona: el Barcelona y el City. El uno con Messi y el otro con Haaland, aunque el pichichi noruego fue espectador del impecable gol de Rodri. Ning¨²n jugador representa mejor el sentido del juego de Guardiola que la figura del medio centro, personificada en Rodri. La obra coral se impuso a la individual el d¨ªa en que el City alcanz¨® la gloria a caballo de Europa y Asia en la fascinante Estambul.
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