Los insultos a Nnaji y las cosas del servicio
Nadie pregunt¨® a Jasikevicius por el tema, pero el entrenador del Bar?a denunci¨® los gritos racistas contra su jugador, un desconocido para el gran p¨²blico
Me da igual si es un jugador del Real Madrid, del Barcelona o de cualquier otro equipo: esto no puede ser¡±, se lamentaba Sarunas Jasikevicius al poco de proclamarse campe¨®n de la Liga ACB. Y lo dram¨¢tico del caso ¡ªa James Nnaji lo hab¨ªan recibido con insultos racistas a la entrada del pabell¨®n¡ª es que parece no dar igual la camiseta que vista el agredido y s¨ª, claro que puede ser: quienes insultaron al p¨ªvot del Bar?a el pasado martes lo hicieron a cara descubierta, bien plantados a escasos metros de varios agentes de polic¨ªa y grabando la escena con sus propios tel¨¦fonos m¨®viles, pues de qu¨¦ vale tomarse tantas molestias si luego no puede uno ni presumir delante de los amigos, delante de otros racistas.
Sobre la identificaci¨®n de estos sujetos nada se sabe a la hora en que se redactan estas l¨ªneas: ni por parte del Real Madrid, ni tampoco de la propia polic¨ªa. No se conoce la opini¨®n del ministro ni la del secretario de Estado. Y mucho menos la del delegado del Gobierno en Madrid, que lleva unos d¨ªas complicados. Nada se sabe de la fiscal¨ªa, poco atenta en esta ocasi¨®n. Y todos esos programas de televisi¨®n que juraron no dar ni un paso atr¨¢s en la lucha contra el racismo ¡ªde esto no hace m¨¢s que unas pocas semanas¡ª, apenas encontraron tiempo para se?alar el hecho en un corto titular. Se habl¨® de la llegada del verano, por ejemplo. O de las tormentas, pues una cosa es plantarse contra una lacra social y otra, muy distinta, que te coja la lucha poco o muy abrigado por falta de informaci¨®n.
Lo que s¨ª ha comenzado a correr como la p¨®lvora es ese goteo de matices que los racistas acostumbran a deslizar para defender a otros racistas. Incluso los que algunos aficionados suelen utilizar para defender a otros aficionados de su mismo club, aunque estos se muestren abiertamente racistas: ¡°eran cuatro¡±, ¡°el que m¨¢s grita no tiene muchas luces¡±, ¡°los insultan a todos, no solo al negro¡±, ¡°si nos ponemos tan exquisitos acabaremos por cargarnos el deporte¡±. Tambi¨¦n el cl¨¢sico ¡°Espa?a no es racista¡±. Y esto lo defienden personajes como el que, anteayer, llamaba perros a los jugadores del Bar?a hasta que se aburri¨® de s¨ª mismo y comenz¨® a cantar ¡°cul¨¦s, racistas, Espa?a es madridista¡±. En medio de todo lo dem¨¢s. Y tambi¨¦n por medio andaban dos ni?os de corta edad riendo, divertidos, con el p¨¦simo espect¨¢culo que estaban ofreciendo los adultos que les rodeaban, uno de los cuales parec¨ªa ser el padre: maldita la rama que al tronco no sale.
Reconozcamos que la lucha contra el racismo se nos est¨¢ dando regular, basta con otear el panorama pol¨ªtico que han pintado las ¨²ltimas elecciones municipales y auton¨®micas por aqu¨ª y por all¨¢. De manera sorprendente, parece que sentar a Vinicius Jr. en el palco del Santiago Bernab¨¦u o anunciar un amistoso con hashtag comprometido no ha resultado todo lo efectivo que, sobre el papel, pudiera prometer. ¡°Hay que parar esto ya¡±, imploraba Jasikevicius durante su intervenci¨®n. Nadie le hab¨ªa preguntado por el tema, ning¨²n peri¨®dico tuvo a bien llevar la noticia a su portada y no se prepararon especiales de televisi¨®n para denunciarlo. James Nnaji es un desconocido para el gran p¨²blico. Y a ese gran p¨²blico todav¨ªa no se le molesta con las cosas del servicio. No en este pa¨ªs. O no, al menos, ahora que llega el verano.
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