El Tour llega a Bilbao: txapelas, txistus, ikurri?as y txapeldunes
El Museo Guggenheim de Bilbao asiste a la puesta de largo de la gran carrera francesa, cuyas tres primeras etapas transcurren en el Pa¨ªs Vasco
El ongi etorri (bienvenido) que recibe en las autopistas a quienes llegan al Pa¨ªs Vasco se ha transformado, qu¨¦ ingenio, en ongi eTourri; el Basque Country (Pa¨ªs Vasco) con que Euskadi se denomina para el mundo, es ahora Bike Country (pa¨ªs de la bicicleta); en los pueblos han repartido 60.000 ikurri?as para los aficionados que llenen las cunetas, y se espera a millones de personas los tres d¨ªas, de s¨¢bado a lunes, que el Tour recorra Bizkaia, Gipuzkoa y Araba; a los ciclistas que, en la presentaci¨®n, ayer por la tarde, y el xirimiri respet¨® a ratos su paseo en bicicleta de 1.350 metros entre el palacio Euskalduna y la pasarela pasada la ara?a, la Mam¨¢, de Louise Bourgeois, en la fachada del Guggenheim ¡ªel s¨ªmbolo de la gran transformaci¨®n de Bilbao de ciudad fea, industrial, oscura, en una de las perlas del pa¨ªs, y s¨ªmbolo del Tour ahora¡ª, les calzaron una magn¨ªfica txapela (y la boina es el trofeo de tantas carreras para distinguir a los txirindularis txapeldunes, los ciclistas campeones) que lucieron con m¨¢s o menos gracia.
Los promotores institucionales del Grand D¨¦part del Tour de Francia en Bilbao cre¨ªan que no se les hab¨ªa escapado ning¨²n detalle para transformar el primer gran acto del festejo ciclista, la presentaci¨®n ante miles de personas ¡ªla mayor¨ªa tocada no con boinas, sino con gorras de lunares rojos como el maillot de rey de la monta?a que repart¨ªan los del hipermercado que patrocinan el premio, y pontxos para la lluvia tambi¨¦n de lunares¡ª de los 176 corredores y los 22 equipos, en una gran fiesta vasca, exaltaci¨®n de la cultura y la tradici¨®n.
El presentador del acto, el exciclista y periodista Xabier Usabiaga, combinaba a la perfecci¨®n las entrevistas a los ciclistas en euskera, espa?ol, franc¨¦s e ingl¨¦s. Los ciclistas vascos, emocionados y coloradotes, sent¨ªan el peso hist¨®rico del momento, y se lo contaban al p¨²blico en euskera ¡ªPello Bilbao, de Gernika, los guipuzcoanos hermanos Izagirre, Gorka y Ion¡ª o en castellano, como Mikel Landa, tan ajustada la txapela, tan orgullosa, a su corte de pelo a taz¨®n habitual antes de las grandes carreras.
Mathieu van der Poel, nieto de Poulidor, el ciclista m¨¢s popular de la historia del Tour pese a que no lleg¨® a vestir el maillot amarillo ni un d¨ªa, suspende el examen de vasquitud y memoria pues no sab¨ªa que su abuelo hab¨ªa ganado etapas de la Itzulia en Vitoria y San Sebasti¨¢n. ¡°No sab¨ªa, no sab¨ªa¡±, responde Van der Poel, el ciclista favorito de los ni?os y los j¨®venes por su sonrisa, sus ojos claros y su audacia, y es de los pocos que no lleva txapela, sino la gorra publicitaria de su equipo. ¡°Es la primera vez que corro en el Pa¨ªs Vasco y ojal¨¢ pueda imitar a mi abuelo. Lo intentar¨¦¡±. Y Enric Mas, con gorra, dice que le gusta esto de que salga de Bilbao el Tour porque no es como si corriera el Tour, sino la Itzulia, con la lluvia presente, y siente menos la presi¨®n y el estr¨¦s que siempre genera la grande boucle.
A Tadej Pogacar le queda la txapela que ni nacido con ella, y se siente tan vasco que grita ¡°a¨²pa Bilbao¡±, y remata con un ¡°Gora Euskadi¡± que despierta grandes aplausos. Pero el ciclista que a todos conquista es el gran Egan Bernal, el ni?o maravilla de Zipaquir¨¢, que no habla euskera, pero saluda a lo David Bisbal ¡ª ¡°primero de todo, arratsalde on [buenas tardes] a todos¡±, dice al agarrar el micr¨®fono¡ª y ya totalmente jaleado, a?ade: ¡°La afici¨®n vasca es la mejor afici¨®n del mundo¡±.
Los pitos de la Ertzaina
Gracias a la magia televisiva, las flautas (o los txistus) sonaban m¨¢s fuertes que los pitos que cientos de ertzainas en lucha lanzaban desde las vallas del p¨²blico, y no coreaban ¡°Pogacar, campe¨®n¡±, sino ¡°Erkoreka, dimisi¨®n¡±, mensaje al consejero de Seguridad del Gobierno vasco que, dicen, no les escucha. Otros polic¨ªas, los municipales de Bilbao, con boinas rojas y grandes perros, controlaban a sus compa?eros, nerviosos. Y aunque a los ciclistas no les llegaran sus gritos, y no salieran por la tele, los ciclistas los oyeron, como tambi¨¦n los corredores del Soudal, el equipo de Alaphilippe, y del Jumbo de Vingegaard, escucharon toda la noche a los empleados de su hotel en huelga desde hace d¨ªas, y horas de sue?o les cost¨®.
La ortodoxia y los titulares dicen que Copenhague, ?msterdam, Londres, Leeds, las grandes ciudades que han acogido fuera de Francia la salida del considerado tercer gran evento deportivo tras los Juegos y el Mundial de f¨²tbol, alucinan con el Tour, pero el Pa¨ªs Vasco, cuyas instituciones, Gobierno vasco, ayuntamientos, diputaciones, se han gastado en total 12 millones de euros para organizar la salida, ha logrado, o ha intentado lograr, que sea al rev¨¦s, que el Tour y sus ciclistas alucinen con Euskadi. Y tambi¨¦n el mundo entero, el ¨²ltimo destinatario de sus mensajes.
Y a los ciudadanos les preocupa saber si las televisiones que transmitan la carrera sabr¨¢n trasladar al mundo la grandeza y belleza de su tierra. Y, en cierta manera, enternece esta preocupaci¨®n, casi ingenua, tan diferente a la crispaci¨®n y duras negociaciones que permitieron hace m¨¢s de 30 a?os, otros tiempos, otra Euskadi, que el Tour partiera de San Sebasti¨¢n con Miguel Indurain de amarillo. Y el propio Indurain, con pa?uelo amarillo, sube al escenario y se queja de la lluvia, pero agradece que el Tour venga a la ¡°puerta de casa¡±.
Las cuentas del Tour, dicen las autoridades, ya empiezan a salir. Los primeros n¨²meros que filtran dicen que ya han llegado a Bilbao, a los hoteles que han multiplicado sus precios, m¨¢s de 4.000 personas, tres d¨ªas antes de la salida de la carrera, y que se generar¨¢n unos 100 millones de euros en ingresos, aparte de las m¨¢s de 15 horas de paisajes vascos, tomas a¨¦reas espectaculares de todos sus grandes monumentos, ciclistas sudando y atacando, con que las televisiones de medio mundo alimentar¨¢n a sus audiencias s¨¢bado, domingo y lunes, desde San Mam¨¦s, en Bilbao, a Bayona, en Iparralde, pasando por Vitoria y San Sebasti¨¢n, monta?as y costas.
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