La redenci¨®n absoluta de Mar¨ªa P¨¦rez, oro en los 20 kil¨®metros marcha del Mundial de Budapest
La atleta granadina logra para Espa?a la segunda medalla en dos d¨ªas de competici¨®n
¡°Cuando es feliz, Mar¨ªa marcha¡±, dice Jacinto Garz¨®n, feliz tambi¨¦n, y ronco, despu¨¦s de intercambiar una bandera de Espa?a, de las del toro, a cambio de un beso de su atleta, no feliz, felic¨ªsima, en las nubes, Mar¨ªa P¨¦rez, ¡°menudo pie me lleva por la vereda que se estremece al ritmo de mis caderas¡±, que le cantar¨ªa a su rival derrotada, peruana de Huancayo, no lime?a, Kimberly Garc¨ªa. Pocos metros despu¨¦s, cumplidos casi los 20.000 metros de marcha, 20 vueltas a un circuito de mil entre la avenida Andr¨¢ssy y la plaza de los H¨¦roes, tan enormes sus estatuas junto al Danubio, P¨¦rez, 27 a?os, granadina de Orce, la sierra dura del norte, casi se detiene, deja la marcha y anda, y casi a c¨¢mara lenta se acerca a la cinta que marca la l¨ªnea final, y no la empuja, sino que con las manos, casi con rabia, la agarra como si quisiera romperla. Cruza la l¨ªnea, campeona del mundo ya, y, a sus espaldas, lejos, la campeona del mundo, Kimberly, y la campeona ol¨ªmpica, la italiana de la Apulia Antonella Palmisano, y se arroja al suelo Mar¨ªa P¨¦rez, y llora de alegr¨ªa.
La redenci¨®n es absoluta.
Despu¨¦s de un cuarto puesto en los Juegos de Tokio y despu¨¦s de un 2022 de crisis, descalificaciones y dudas, la campeona de Europa cinco a?os antes, a los 22, alcanza su plenitud. O, como dice Garz¨®n, su entrenador, el motor de Ferrari que antes sufr¨ªa en el chasis de un utilitario, ha encontrado ya acomodo perfecto, y rendimiento, y la fuerza pura ya es velocidad, flow, transmisi¨®n, en el cuerpo diminuto una atleta con car¨¢cter tan duro, tan sensible, tan emocionable, como el de la tierra que la ha criado. ¡°Ha vuelto la Mar¨ªa de siempre, de la que siempre se esperaba mucho, y le deb¨ªa a la gente lo que esperaba, y creo que lo he hecho¡±, dice m¨¢s tarde la atleta que consigue para Espa?a la segunda medalla de oro del Mundial de Budapest 2023, la novena de su historia, y cinco de ellas, la suya, la de Valent¨ª Massana, la de Chuso Garc¨ªa Bragado, la de Miguel ?ngel L¨®pez, la de ?lvaro Mart¨ªn la v¨ªspera, las han conseguido especialistas en marcha, una especialidad condenada a la desaparici¨®n por el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI), que la ve antigua y aburrida en tiempos de surf, breaking, skateboard, y a la que no defiende su federaci¨®n internacional. ¡°He vuelto, y la mejor manera de volver no es ni ech¨¢ndole la culpa a nadie ni a nada. La culpa era m¨ªa. He seguido trabajando y pasando los momentos duros y de soledad yo sola, las l¨¢grimas, los momentos dif¨ªciles, pero solo tengo palabras de agradecimiento a mi familia, a mi equipo de trabajo, a mis amigos, a todos, y en especial a Beatriz Pascual y a Josep Mar¨ªn, el t¨¦cnico, por ayudarme, por acompa?arme hasta el ¨²ltimo entrenamiento de Font Romeu. Yo sab¨ªa c¨®mo estaba, ellos sab¨ªan c¨®mo estaba. Solo ten¨ªa que esperar mi momento¡±.
Jacinto Garz¨®n, al lado, m¨¢s emocionado a¨²n, habla de la transformaci¨®n de la fuerza en velocidad y en t¨¦cnica de marcha de Mar¨ªa P¨¦rez, que antes, solo potencia, marchaba como los militares, r¨ªgida, y un braceo en¨¦rgico, no muy atl¨¦tico, y para explicarla cuenta todo el trabajo de los cient¨ªficos y los sabios de la marcha a los que ha consultado, Josep Mar¨ªn, Jos¨¦ Antonio Carrillo, Chuso Garc¨ªa Bragado, y ¨¦l ha sido una esponja que de todos ha aprendido, y habla de su fisi¨®logo y nutricionista, Jes¨²s Rodr¨ªguez Huertas, m¨¢s alimento, menos suplemento, de las sales, el suero, el Flectomin, que ella toma durante la prueba, la botella que ella elige de la barra de avituallamiento seg¨²n lo que le pida el cuerpo. Habla de echar el cuerpo hacia adelante en el apoyo. Habla de concentraciones en altura con el grupo de Carrillo, el de ?lvaro Mart¨ªn, Sierra Nevada, Font Romeu, y cuatro d¨ªas despu¨¦s, a competir. Habla de ejercicios HIT, de alta intensidad, cortos, de 30s, en c¨¢maras de hipoxia intermitente, el ox¨ªgeno escaso de 3.200 metros de altitud que se transforma en hemoglobina en la sangre. Habla de los entrenamientos de fin de semana en las carreteras imposibles de alrededor de Guadix, en las que sufre y se endurece Mar¨ªa P¨¦rez, que vive en Granada capital, y Noe, su mujer, la acompa?a hasta Budapest, y detr¨¢s de las vallas se emociona, y se abraza con ella.
Habla de ciencia y de conocimiento emp¨ªrico, de experiencia, de la sabidur¨ªa transmitida por los viejos profesores, y de su atleta marchando a 4m 20s el kil¨®metro, a 4m 15s, atacando con un cambio de ritmo tremendo a cinco kil¨®metros del final, el mismo tempo, el mismo temple, la misma decisi¨®n, de ?lvaro Mart¨ªn la v¨ªspera, como le recomend¨® sabio Carrillo. ¡°He dado el cambio porque sab¨ªa que si el ¨²ltimo cinco yo me manten¨ªa en 4m 5s, la medalla iba a ser m¨ªa, que nadie me podr¨ªa adelantar y eso es lo que he intentado hacer¡±, dice P¨¦rez, que cojea duro de la pierna izquierda, y, ya en fr¨ªo, apenas puede andar, pero logr¨® dejar clavadas a todas, a la australiana Jemima Montag, la ¨²nica que intent¨® seguirla, y acab¨® segunda, a Palmisano, bronce. Y Kimberly, detr¨¢s, cuarta. ¡°Cuando he dado el hachazo me ha dado un tir¨®n en la inserci¨®n de los isquios, pero he dicho, mira, aqu¨ª ya no hay dolor, aguanto hasta el final. Y, eso es, al final los sue?os se hacen realidad y yo he hecho realidad uno, m¨ªo, y el de mi equipo. Cuando visto la camiseta de la selecci¨®n espa?ola, soy feliz, lo doy todo, siempre lo he hecho hasta en los malos momentos y vomitando he terminado algunas veces. No hay mejor manera para decir que la marcha espa?ola sigue delante. Lo dijo ?lvaro, y digo las mismas palabras: creo que los atletas no somos nada sin los entrenadores y Espa?a tiene el mejor equipo de entrenadores¡±.
Y mientras habla de tantas cosas Jacinto Garz¨®n mete la mano en el bolsillo del pantal¨®n y saca tres, cuatro estampas, arrugadas, sudadas, el Cristo de Cieza, el amuleto de Carrillo, la estampa de Santa Teresa, a la que tiene devoci¨®n, la doctora de la Iglesia, y, dice, claro, esto ha sido decisivo, y la vida, el car¨¢cter, el deseo irrefrenable de transformar la realidad, de trascenderse, de la santa de ?vila, doctora de la Iglesia, lo ve clar¨ªsimamente en su Mar¨ªa P¨¦rez, doctora de la marcha, por lo menos, que no duerme apenas, tan nerviosa, con tanta anticipaci¨®n sintiendo la llamada, y busca y encuentra la redenci¨®n cuando el sol apenas nace sobre el Danubio, y la ilumina.
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