El Madrid gana al solitario
El equipo de Ancelotti se impone a un inofensivo Las Palmas en un partido que destrab¨® un gol de Brahim despu¨¦s de una sucesi¨®n de ocasiones desperdiciadas
El partido del Real Madrid lo resumieron los pu?etazos de Joselu a la hierba cuando marc¨® el 2-0. Era su s¨¦ptimo intento, varios clar¨ªsimos. Pero nada. Hasta entonces. De ah¨ª el estallido, la frustraci¨®n derrotada. En el camino a la victoria, el equipo de Ancelotti solo se top¨® consigo mismo, un bal¨®n tras otro al cuerpo del portero rival. La UD Las Palmas opuso muy poco, hasta que Brahim destrab¨® un encuentro que permite al Real superar al Bar?a en la clasificaci¨®n y encontrarse en disposici¨®n de recuperar el liderato el s¨¢bado en Girona, ahora primero. Esta vez no hizo falta Bellingham.
Despu¨¦s del batacazo del Metropolitano, y con muchos partidos a la vista, Ancelotti agit¨® la alineaci¨®n y sent¨® por primera vez al ingl¨¦s. Ni en la pretemporada hab¨ªa sucedido. Tambi¨¦n cambi¨® a los dos laterales (Fran Garc¨ªa y Lucas V¨¢zquez), y a otros dos del centro del campo, adem¨¢s del ingl¨¦s (Kroos y Modric). Pese a la ausencia de Bellingham, el t¨¦cnico italiano conserv¨® el rombo, con Brahim en la mediapunta. El malague?o se mueve con una destreza enorme en esa parcela tan apretada entre l¨ªneas.
Despejado el asunto geom¨¦trico, el juego generaba una sensaci¨®n inquietante. En el curso de la Champions de las remontadas, Ancelotti habl¨® mucho de la magia del Bernab¨¦u. Contra la UD Las Palmas, a medida que pasaban los minutos, aquella magia viraba m¨¢s bien a negra. No hab¨ªa manera de que acertaran con la red de ?lvaro Valles. Es verdad que el equipo de Garc¨ªa Pimienta se presentaba en La Castellana con un registro defensivo muy notable, el menos goleado de la Liga, con cuatro, como el Athletic. Pero la resistencia que ofrecieron ni siquiera dio para ser considerada ef¨ªmera.
El Madrid detect¨® enseguida el espacio que quedaba a la espalda de una defensa muy adelantada, y abri¨® el caj¨®n de los pases largos. Los env¨ªos cumpl¨ªan todos los c¨¢nones, pero al otro lado afloraron las primeras imprecisiones: un paso menos que impide alcanzar el bal¨®n, un mal control cuando ya se pisaba el ¨¢rea, desdichas as¨ª.
El Real alcanz¨® el ¨¢rea tambi¨¦n por otras v¨ªas, muchas propiciadas por Brahim, que aparec¨ªa para aclarar ideas cuando se embotaba el ataque. Otras veces lleg¨® a trav¨¦s de carreras de Valverde, o con centros cruzados desde las bandas. Pero ah¨ª aparec¨ªa el encantamiento. Joselu, Rodrygo, y hasta Nacho se encontraron en posiciones desahogadas dentro del ¨¢rea, y todos sus disparos le cayeron a Valles. Siempre al cuerpo, a las manos, a un pie, siempre dentro de un radio que no exig¨ªa casi ni alargar un brazo.
Entre esos intentos casi a bocajarro y otros que murieron bloqueados m¨¢s lejos, el Madrid amontonaba frustraciones. Se jugaba casi solo en el campo del Las Palmas. Era el equipo menos goleado, pero tambi¨¦n el menos goleador: con dos tantos hab¨ªa conseguido sumar cinco puntos en seis partidos.
El equipo de Garc¨ªa Pimienta se conduce con la voluntad de elaborar que el t¨¦cnico se trajo de La Masia. Jonathan Viera y Javi Mu?oz, canterano blanco, aportan orden, ideas y calma en el centro, pero ah¨ª suele morir su juego, tambi¨¦n porque el Madrid sali¨® esta vez al encuentro en el momento que comenz¨®, y no cinco o diez minutos m¨¢s tarde como ven¨ªa haciendo. Defendi¨® arriba, con energ¨ªa, y muchos intentos de los canarios ni siquiera alcanzaban la l¨ªnea de Viera y Mu?oz.
Al Madrid no le costaba llegar, pero llegar apenas le serv¨ªa para desesperarse. Se sucedieron 17 disparos sin premio antes de que Lucas V¨¢zquez, que acababa de entrar por Alaba, lesionado, avanzara por la derecha y generara un espacio letal en el ¨¢rea al detenerse un instante. Brahim recibi¨® tan solo cerca del punto de penalti, que le dio tiempo a controlar y apuntar antes de disparar. Por fin, la pelota entr¨®, despu¨¦s de tocar levemente en Juli¨¢n Araujo, cedido por el Barcelona. El alivio de Brahim fue definitivo. Del gol, a los vestuarios.
Al regreso, la grada se entusiasm¨® al ver correr a Vini de nuevo sobre la hierba del Bernab¨¦u. Y eso que solo calentaba. Pero el Madrid ha echado mucho de menos el don del brasile?o para desconcertar defensas y romper guiones. Y cuando el otro d¨ªa estuvo a punto de volver de su mes lesionado, antes del derbi del Metropolitano, una gastroenteritis frustr¨® el regreso.
Bajo esa brisa de optimismo, a Joselu se le desbloque¨® la noche. De aquellos 18 remates del Madrid en el primer tiempo, seis, los m¨¢s claros, hab¨ªan sido suyos. Al s¨¦ptimo intento, acert¨® a cabecear a la red un centro de Rodrygo. Liberado del mal encantamiento, Ancelotti lo retir¨® del campo para dar algo m¨¢s de media hora a Vini. La grada ten¨ªa hambre atrasada del brasile?o, y le celebr¨® cada zancada. Le falta ritmo, y algo de precisi¨®n, pero conserva ese penetrante aroma de amenaza permanente. Cuando se le acerca la pelota, todo vibra alrededor, del grader¨ªo a la defensa. Ha llegado a tiempo para el asalto a la cabeza de la Liga y la visita a N¨¢poles el martes en la Champions.
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