Ander Torriko, tres roturas de cruzado seguidas, cuatro operaciones y 1.044 d¨ªas despu¨¦s

Hace una semana, el central del Anaitasuna Ander Torriko (Zumaia, Gipuzkoa; 26 a?os) se meti¨® en la cama amargado tras perder por un gol en Granollers (32-31), y con el tute extra en el cuerpo por las horas de vuelta a Pamplona en autob¨²s nada m¨¢s terminar el partido. Pero cuando se despert¨®, pens¨® que, despu¨¦s de todas las penalidades de los tres ¨²ltimos a?os, el sabor met¨¢lico de la derrota no era ni mucho menos lo peor en su carrera. Hab¨ªa sufrido tres roturas de cruzado consecutivas en la rodilla derecha, cuatro operaciones y un desierto de 1.044 d¨ªas sin disputar un encuentro oficial. ¡°No conozco otro caso igual en el balonmano¡±, afirma por videollamada.

Su trayectoria se disloc¨® el 21 de marzo de 2021, en un choque en Puente Genil (C¨®rdoba), cuando el ligamento cruzado anterior se le quebr¨®. La operaci¨®n sali¨® bien, pero un susto al tercer mes anticip¨® una recuperaci¨®n con baches. Hasta que en diciembre de ese a?o, ya cerca de regresar, se volvi¨® a partir. Lo oper¨® el mismo doctor y entonces la rehabilitaci¨®n fue mejor, pero a finales de agosto de 2022, otra vez a punto de competir, otra rotura en la misma zona. ¡°En cuanto fui fuerte, la rodilla me fall¨®. Ah¨ª s¨ª me cuestion¨¦ si estaba capacitado para exigirle al cuerpo unos cambios de direcci¨®n tan bruscos¡±, explica este organizador del juego que antes pas¨® por el Benidorm (2016-18) y Sinf¨ªn de Santander (2018-20).

Hab¨ªa que ir por tercera vez al quir¨®fano en un a?o y medio, pero el cirujano de las dos primeras intervenciones renunci¨®. ¡°Por tema emocional y creo que tambi¨¦n por motivos profesionales¡±, apunta Ander Torriko. Y le deriv¨® a un experto en Madrid, el doctor Manuel Leyes. ¡°Me fui con mi padre un fin de semana a verle y sal¨ª feliz pese a que me dijo que iba a estar 15 meses fuera. Hab¨ªa esperanzas. Eso s¨ª, esa intervenci¨®n deb¨ªa ser la definitiva. Vimos que, dentro de los muchos factores que influ¨ªan en un problema as¨ª, la segunda operaci¨®n no se hab¨ªa hecho con la precisi¨®n necesaria¡±, explica el central del Anaitasuna, reci¨¦n renovado hasta final de temporada (ya hab¨ªa ampliado en marzo de 2022, tras la segunda rotura).

La tercera cirug¨ªa, en realidad, eran dos. ¡°El f¨¦mur y la tibia estaban demasiado agujereados y me metieron un injerto ¨®seo. Me reconstruyeron los dos huesos y pasaron tres meses hasta la ¨²ltima operaci¨®n, el 16 de diciembre de 2022¡å, recuerda con la exactitud de quien ha sufrido un calvario. Pero entonces s¨ª, esa fue la buena y dentro de los plazos estimados. Despu¨¦s de volver en un amistoso en su pueblo, en Zumaia, la Asobal regres¨® tras el par¨®n internacional y ah¨ª estaba ¨¦l: dos goles al Cuenca, cuatro al Granollers, otros tantos al Sinf¨ªn y, sobre todo, la sensaci¨®n ¨²nica de competir. ¡°Se me hab¨ªa olvidado¡±, admite Torriko, que en medio de este v¨ªa crucis termin¨® la carrera de INEF, hizo un medio m¨¢ster sobre coaching deportivo y psicolog¨ªa de alto rendimiento, un curso sobre entrenamiento de la fuerza en una rehabilitaci¨®n, y ley¨® todo lo que pudo y m¨¢s sobre la maldita lesi¨®n del cruzado.

¡°Lo primero que he hecho es no quejarme, no molestar mucho a la gente que estaba preocupada por m¨ª, porque cada uno tenemos lo nuestro. Est¨¢ bien dejarse ayudar, pero sin molestar mucho. Era algo m¨ªo. Y luego tambi¨¦n me he alimentado a m¨ª mismo en un autodi¨¢logo para motivarme en los peores d¨ªas. Estoy orgulloso de lo que he conseguido¡±, confiesa este joven guipuzcoano desde su casa de Pamplona.

¡°El ¨²nico objetivo no era volver a ser jugador de balonmano. Tambi¨¦n sentirme sano, salir una ma?ana a correr al monte o irme con un amigo en verano a jugar a pala al front¨®n¡±, puntualiza. De momento, no ha recuperado los movimientos y giros previos a los tres cruzados rotos, y quiz¨¢ nunca llegue a ese punto. ¡°Ahora me fijo mucho en c¨®mo otros jugadores apoyan, frenan tan bruscamente, hacen esos cambios de direcci¨®n¡­ Veo el juego diferente, estoy m¨¢s tranquilo. Pienso m¨¢s en c¨®mo voy a apoyar la rodilla, no voy con la misma intensidad. Pero me estoy encontrando bien y a ver hasta d¨®nde puedo llegar. Creo que educar¨¦ al cerebro a otro tipo de gestos¡±, concluye Torriko, m¨¢s de mil d¨ªas despu¨¦s de aquella tarde rota en Puente Genil.

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