El Madrid es m¨¢s campe¨®n con Campazzo

Supercopa ACB - final - jornada 1

Unicaja

81 88

Finalizado

Real Madrid

Fue la d¨¦cima Supercopa del Real Madrid, la sexta consecutiva, todas desde que Edy Tavares lleg¨® a la casa blanca, la novena de Rudy y Llull, la segunda con Chus Mateo en el banquillo. Pero fue sobre todo la Supercopa de Facundo Campazzo, el base argentino de 32 a?os que este verano ha regresado al club madridista y que desmont¨® a un bravo Unicaja en la final disputada en Murcia con 19 puntos, cuatro asistencias y una clase magistral de c¨®mo mover a un equipo. Bajo la batuta de Facu, MVP del torneo, el campe¨®n es mucho m¨¢s campe¨®n.

El Madrid descubri¨® pronto sus cartas. Hezonja, Ndiaye y Tavares entre los titulares (Deck era baja). Mucho f¨ªsico y m¨²sculo, tres piezas grandes ante un Unicaja de peones m¨¢s bajitos y con ausencias en su estructura interior (Kravish, Sima). El choque de estilos parti¨® con Hezonja movi¨¦ndose en el poste bajo y con el equipo andaluz percutiendo desde el per¨ªmetro y esquivando chocar con el muro de Tavares. Osetkowski procuraba sacar al gigante de la cueva, empujarlo al terreno donde puede ser vulnerable. Perry se marc¨® tres triples seguidos (11-7), su carta de presentaci¨®n en el duelo de directores ante Campazzo. Musa y Hezonja respond¨ªan con la misma artiller¨ªa. Tiradores contra tiradores. El Madrid echaba el cerrojo por dentro en su tablero y miraba a Tavares en el aro contrario. El Unicaja persegu¨ªa ataques cortos y cuando la f¨®rmula no funcionaba se refugiaba en unos tiros lejanos que empezaron a salir escupidos. El uso se convirti¨® en abuso. Los blancos comenzaron a cerrar el rebote y Musa encendi¨® el microondas para alimentarse de puntos (17-21 en el primer cuarto).

Los peque?os del Unicaja, velocistas como Carter, enfilaban el aro sin miedo a los hombres altos del Madrid. El conjunto de Chus Mateo es una mole. Si descansa Tavares, el voltaje lo mantiene Poirier. Y si para Campazzo, siempre se encuentran soluciones en el repertorio infinito de Sergio Rodr¨ªguez, un visionario para explotar cada l¨ªnea de pase aunque un defensor may¨²sculo como Alberto D¨ªaz se convierta en su sombra. El Madrid se mov¨ªa en una ventaja creciente (23-32), bien prieta la defensa ante un Unicaja al que se le agotaba el tiempo de posesi¨®n entre las manos, a menudo rematado con un tiro lejano. Y adem¨¢s sin noticias de Perry y con menos carreras que echarse a la boca. El conjunto madridista se pod¨ªa permitir atravesar unos minutos sin un cinco puro, con Yabusele y Ndiaye de pareja interior. Campazzo regres¨® a la cancha para dar de comer a Musa o para fabricarse ¨¦l mismo el plato. ¡°Siento que nunca me fui¡±, hab¨ªa comentado el base sobre su vuelta a la casa blanca. Y en efecto, conoce de memoria la partitura. Al ritmo del Facu, y muy s¨®lido en la zona, el Madrid alcanz¨® el intermedio con el encuentro a sus pies (31-44).

El Unicaja apret¨® con varias recuperaciones que permitieron quemar zapatilla, elev¨® la energ¨ªa para capturar alg¨²n rebote de m¨¢s y aument¨® la producci¨®n en la pintura. Ese arre¨®n permiti¨® a los muchachos de Ibon Navarro reducir la brecha: 47-51. Volv¨ªa a haber partido en Murcia. Los corredores de Unicaja exprim¨ªan las p¨¦rdidas de bal¨®n de los blancos. Hasta alguien tan fiable como Campazzo se contagi¨® del descontrol. El equipo se hab¨ªa secado a distancia. Al rescate quiso acudir Tavares, pero al p¨ªvot de Cabo Verde se le acumulaba el trabajo en una esquina y en la otra. Will Thomas sac¨® provecho del cansancio del gigante para mantener los brazos en alto en cada acci¨®n. Y un triple de Kalinoski y dos tiros libres de Ejim dieron la vuelta al marcador (56-54) despu¨¦s de que los blancos hubieran disfrutado de hasta 14 puntos de colch¨®n. Solo un fogonazo exterior de Campazzo y un palmeo final de Tavares devolvieron el mando al Madrid antes del ¨²ltimo episodio (56-61).

Desgastado Tavares por su condici¨®n de hombre para todo, la tropa de M¨¢laga se crey¨® capaz de una nueva remontada. Hab¨ªa resurgido desde lo m¨¢s hondo y ahora se sent¨ªa rebosante de confianza. Osetkowski picaba por dentro, Llull respond¨ªa por fuera en el bando contrario (69-73). El choque hab¨ªa desembocado en un trepidante intercambio de canastas. Y ah¨ª el repertorio blanco es m¨¢s variado. Solo los balones perdidos, otra vez, dieron algo de vida a los verdes, exhaustos en los ¨²ltimos segundos del asalto para frenar la estampida blanca. El Madrid ya hab¨ªa atado su d¨¦cima Supercopa.

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