?lvaro Gonz¨¢lez de Galdeano, exciclista: ¡°Nunca imagin¨¦ que al final del camino habr¨ªa un taxi¡±
El que fuera corredor profesional durante 21 a?os, ahora reconvertido en taxista en Vitoria, evoca una de las ¨¦pocas m¨¢s turbulentas y especiales de la historia de su deporte
Este hombre de mediana edad, m¨¢s alto de lo esperado, tambi¨¦n m¨¢s ancho, gafas de pasta a lo Elvis Costello, conduce ahora un taxi pero regal¨® al ciclismo 21 a?os de su vida. ?lvaro Gonz¨¢lez de Galdeano (Vitoria, 1970) fue campe¨®n de Espa?a amateur y profesional, gan¨® una etapa del Giro y otra de la Vuelta, corri¨® en el todopoderoso equipo ONCE de Manolo Saiz, vivi¨® los a?os de plomo del dopaje, los del affaire Festina, el pote belga y los registros con perros de la polic¨ªa francesa. ¡°Notaba que el pelot¨®n iba muy r¨¢pido pero no ¨¦ramos conscientes de que hubiese algo m¨¢s que hiciese que la gente corriese m¨¢s de lo normal. Para m¨ª era un asunto m¨¢s de tr¨¢fico de sustancias que de rendimiento deportivo. Mi padre alucinaba con las noticias. Tampoco lo habl¨¢bamos mucho entre nosotros, los ciclistas. Nadie te andaba ofreciendo sustancias prohibidas¡ cada cual iba a lo suyo y no andabas mirando a ver qu¨¦ hace el de al lado¡±, explica. No era lo so?ado cuando su t¨ªo le regal¨® una Zeus roja al cumplir los 13 y su primer maillot¡ del Club Ciclista Irun¨¦s.
Pasamos p¨¢gina. ¡°Fui un gregario, claro, pero me encantaba escaparme¡±, sonr¨ªe mientras apura un caf¨¦ en un hotel de Vitoria donde se lleva a cabo la entrevista. Un d¨ªa despu¨¦s de participar en los Juegos de Barcelona 92, ?lvaro era profesional con Artiach y pod¨ªa exhibir un diploma ol¨ªmpico: fue quinto en los 100 kil¨®metros contrarreloj por equipos. Puede que no exista prueba m¨¢s ag¨®nica que los 100. Muy pocos entienden realmente lo terriblemente dif¨ªcil que es participar en unos Juegos, lo gran atleta que hay que ser, la presi¨®n que es preciso soportar. ¡°A nosotros, los psic¨®logos nos prepararon (corri¨® con David Plaza, Eleuterio Mancebo y con Miguel Fern¨¢ndez) durante meses para manejar la presi¨®n. No pudimos ni asistir a la ceremonia de apertura para no cansarnos, porque corr¨ªamos al d¨ªa siguiente y todos ped¨ªan medalla. Nada m¨¢s arrancar, nos fall¨® un compa?ero y al llegar a meta estall¨¦ a llorar, para liberar tanta tensi¨®n acumulada. Un ciclista amateur solo piensa en ser profesional, no se da cuenta de la importancia de unos Juegos, de lo que representa para un pa¨ªs. Quedamos a 40 segundos del bronce¡¡±, evoca.
Como amateur, ya corr¨ªa con Armstrong, Ulrich, Zabel¡ ¡°Y les ganaba¡±, r¨ªe se?al¨¢ndose el pecho con el ¨ªndice. No hay arrogancia, tan solo iron¨ªa en sus prop¨®sitos. ¡°Ahora, en cambio, me cuesta mucho salir a andar en bici¡±, reconoce. ¡°Nunca imagin¨¦, cuando corr¨ª en los Juegos de Barcelona, que al final del camino habr¨ªa un taxi. Pero tengo que reconocer que soy feliz con el taxi, tengo una calidad de vida que nunca he conocido. No quiero pasarme 200 d¨ªas fuera de casa, lejos de mi familia¡±, argumenta. Antes de los Juegos ya hab¨ªa firmado para pasar a profesionales con Artiach (donde le esperaban Chozas, Lagu¨ªa, Jokin Mujika, Alfonso Guti¨¦rrez¡ sus ¨ªdolos de la tele): se encontr¨® un ciclismo en el que se compet¨ªa 100 d¨ªas al a?o. ¡°Con tanta carrera, Pascua, mi entrenador solo me mandaba entrenamientos cortos de calidad, un poco como entrenan ahora los j¨®venes¡±, explica, ¡°pero ahora el ciclismo se ha globalizado y muchas cosas han empeorado: es una pena que nuestro calendario nacional sea tan exiguo.
Cuando fui director de Euskaltel ve¨ªa a Samuel S¨¢nchez con su ordenador, los vatios, tal y cual y yo le dije que mirara m¨¢s sus sensaciones, conocerse realmente en vez de lo que te diga el ordenador. Los preparadores f¨ªsicos os van a quitar el sitio a los directores, me dijeron una vez. Valverde es el ejemplo de un ciclista que rinde sin ayuda tecnol¨®gica, solo porque se conoce. Y tampoco s¨¦ lo que van a durar en el pelot¨®n estos tan j¨®venes que ahora arrasan¡ tambi¨¦n es cierto que ahora cada carrera es a tope, desde la salida. En mi ¨¦poca, apret¨¢bamos solo los ¨²ltimos 40 kil¨®metros: hab¨ªa un cachondeo en el pelot¨®n¡ ?yo engordaba en las carreras! Desayunaba como un loco y luego ¨ªbamos parados hasta que aparec¨ªa el helic¨®ptero. Me parec¨ªa un privilegio vivir as¨ª: Cipollini se escapaba, se escond¨ªa detr¨¢s de una casa y aparec¨ªa por detr¨¢s del pelot¨®n. Ojo, no es que nosotros no fu¨¦semos profesionales. Estando en el Vitalicio aparec¨ªa el masajista con la b¨¢scula para pesarnos en la habitaci¨®n por la ma?ana y cuando hab¨ªa cenado mucho ten¨ªa mis trucos para disimular: le ped¨ªa que subiese la persiana y le dec¨ªa que apuntase 100 gramos m¨¢s que la v¨ªspera. No pod¨ªas estar con sobrepeso¡±, asegura.
Pasar a profesionales result¨® sencillo para ?lvaro, pero una vez en el pelot¨®n no ve¨ªa razones para que le renovasen el contrato, as¨ª que se propuso destacar de la forma que fuese, por desesperado que sonase. ¡°Mi primer a?o de profesional tambi¨¦n trabajaba de comercial de una ropa deportiva. Yo iba en invierno a las tiendas del Pa¨ªs Vasco y me preguntaban qu¨¦ hac¨ªa ah¨ª si ya era profesional del ciclismo. No ten¨ªa claro que fuese a durar mucho en el pelot¨®n, no controlaba mi futuro. En mi primer a?o profesional siempre dec¨ªa: llevo un cartel de se traspasa. Lo primero que hice fue comprarme un reloj s¨®lido por si me ca¨ªa, y como Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa entraba siempre en directo en la Vuelta a las 14.05, yo a menos cuarto de cada hora punta arrancaba. Ganar no iba a ganar, pero al menos me hac¨ªa mi p¨²blico¡±, sonr¨ªe.
S¨¦ptimo en la Vuelta de 1998, 24? en el Tour de 1999 y seis triunfos en su carrera¡ cuesta definir a ?lvaro como un simple gregario¡ ¡°pero a m¨ª no me molesta la palabra gregario. Yo ten¨ªa muy claro que ganar era muy complicado, pero quer¨ªa alcanzar mi mejor versi¨®n all¨ª donde estuviese. Tuve la suerte de ser un buen gregario y tuve olfato para oler escapadas buenas. Mi padre me dio un consejo cuando a¨²n era amateur: est¨¢s ganando el mismo sueldo que yo, pero lo ganas en 4 horas de trabajo mientras que yo tengo que meter 10. Si no te distraes, te van a ofrecer m¨¢s. As¨ª que yo no iba a las carreras a contar chistes. F¨ªjate si era gregario que sal¨ªa a entrenar antes, volv¨ªa a casa, cog¨ªa la Vespa y me llevaba detr¨¢s a mi hermano Igor y a Joseba Beloki para que hiciesen tras moto¡±, se carcajea.
Javier M¨ªnguez, Txomin Perurena y Manolo Saiz fueron los grandes directores de ?lvaro, tipos con enorme car¨¢cter. ¡°De Manolo Saiz llamaba la atenci¨®n lo met¨®dico que era con la tecnolog¨ªa: fue un verdadero innovador en temas de material, pero luego era capaz de decirte que no probases el potenci¨®metro (se lo ofreci¨® el Gobierno Vasco, con una beca para usarlo) porque ¡°me iba a volver loco¡±. Cog¨ªa pataletas de vez en cuando, como todos¡ es que yo nunca he tenido un director majo, no s¨¦ c¨®mo decirlo de otra manera¡ todos fueron muy exigentes, pero no puedo quejarme de ninguno. En la fundaci¨®n Euskadi, Perurena era especial, humano, porque transmit¨ªa valores aut¨¦nticos y como en esa ¨¦poca tampoco vol¨¢bamos tanto, nos recog¨ªa a mi hermano y a m¨ª en el coche y viajamos mucho juntos. M¨ªnguez tambi¨¦n era especial, aunque sus broncas fuesen sonadas¡±, apunta.
Dicen que correr un Tour es una manera gratuita de bucear en el dolor m¨¢s intenso. No en el caso de ?lvaro. ¡°Un Tour yo lo acababa bien. Mi primer Tour trabaj¨¦ para ?ngel Casero, y como todo era nuevo para m¨ª ten¨ªa una motivaci¨®n enorme, lo acab¨¦ con sensaci¨®n de que hab¨ªa disfrutado y que se me hab¨ªa hecho corto. Llegu¨¦ a estar quinto en la general gracias a las cronos. Ahora, es cierto que hab¨ªa d¨ªas tremendamente duros¡±.
Uno de los d¨ªas surrealistas en la vida de ?lvaro coincidi¨® con el primer t¨ªtulo mundial de Oscar Freire, en Verona (1999). ¡°Melchor Mauri y yo nos retiramos y en el hotel vimos que Freire ganaba: ?empezamos a gritar que no hab¨ªamos negociado las primas! Cavallo, nuestro director italiano, contrat¨® una discoteca en Verona para acoger al equipo, pero eran las 12 de la noche y no aparec¨ªa Freire as¨ª que tuve que hacerme pasar por ¨¦l. Me anunciaron por megafon¨ªa y sal¨ª, con el traje de la selecci¨®n, bail¨¦ con una drag queen, confeti¡ Carlos Arribas hizo un despiece en EL PA?S y el titular era Campe¨®n del mundo por una noche. Cuando acab¨® todo, apareci¨® Freire: le dije que se hab¨ªa perdido una fiesta cojonuda¡±.
?C¨®mo es ganar para el que no suele hacerlo? ¡°Tres veces en mi vida firm¨¦ con un Hoy quiero ganar en la salida y lo logr¨¦ en dos ocasiones: una en el Giro y otra en la Vuelta. En el Giro M¨ªnguez me abronc¨®: dec¨ªa que me metiese en escapadas que para eso me hab¨ªa fichado, que no hac¨ªamos publicidad de las bicis Olmo. Baj¨¦ al coche y me meti¨® comida en los bolsillos y me dijo que no cogiese avituallamiento y que atacase cuando todos anduviesen liados con las bolsas. Salt¨¦ y por detr¨¢s Orlando Rodr¨ªguez, del Banesto, se puso a tirar y estuvimos un rato a 200 metros: entonces le levant¨¦ el brazo, como asqueado, y ¨¦l afloj¨® y abr¨ª hueco, mirando el cuentakil¨®metros a 40, 40, 40. Llegu¨¦ al circuito y no sab¨ªa ni si era la ¨²ltima vuelta, no sab¨ªa si hab¨ªa o¨ªdo o no la campana de lo nervioso que estaba. Gan¨¦ con 29 segundos de ventaja. Pero mejor que ganar, es ver a tu hermano en el Tour con el maillot amarillo (Igor visti¨® el maillot de l¨ªder 8 d¨ªas en 2002) y estar con ¨¦l en la habitaci¨®n, igual que Prudencio y Miguel Indurain¡±.
?lvaro admiraba mucho a Miguel Indurain y ¡°le pregunt¨¦ c¨®mo hac¨ªa para ser tan bueno contra el reloj¡ me mir¨® y me dijo: tras moto chaval. Plato grande y pi?¨®n peque?o y a tope¡¯. Me llamaba mucho la atenci¨®n escuchar el puls¨®metro de Indurain, el pi,pi,pi agudo cuando iba por encima de su umbral. Y yo dec¨ªa ¨¦ste va muerto¡±. Aunque conduzca un taxi, un ciclista lo es para siempre, aunque sea en el subconsciente: ¡°A veces sue?o que un equipo me quiere fichar y yo me asusto, y me veo que no estoy en forma y pienso: se me va a notar y luego me despierto. Creo que he tenido mucha suerte de haber sido ciclista, volver¨ªa a serlo¡±.
Colg¨® la bici a los 34, en 2004. ¡°No le tengo man¨ªa a la bici, pero antes era una gacela y ahora soy una cosechadora y no lo llevo bien. Si salgo, voy solo. No quiero ir con nadie. Me gusta esa soledad, es como una oportunidad para meditar¡±.
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