Pogacar, Vingegaard y los humanos: as¨ª est¨¢ el ciclismo en la primavera de 2024
Una semana despu¨¦s de la exhibici¨®n del esloveno en las Strade Bianche, el dan¨¦s gana con facilidad la Tirreno-Adri¨¢tico, mientras su gregario Jorgenson puede con Evenepoel y Roglic en la Par¨ªs-Niza
El deporte creci¨® como met¨¢fora de la vida, pero es m¨¢s importante que la vida misma, y los rebeldes cuando cristalizan se hacen poder. Como Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, que encantan a la afici¨®n por su capacidad para generar lo inesperado, lo sorprendente, y aburren porque convierten lo nunca visto en lo visto todos los d¨ªas. Lo repetido aburre. El ciclismo vive como en los tiempos de Eddy Merckx, hace 50 a?os, uno solo por encima, todos luchando para ser segundo, pero peor, porque en la carrera en la que no est¨¢ Pogacar est¨¢ Vingegaard, dos que canibalizan el pelot¨®n y no luchan contra los dem¨¢s sino contra la historia, tan ¨²nicos, tan importantes, y solo alegra el coraz¨®n que disfruta de la vida real ver c¨®mo sufren Remco Evenepoel y Primo? Rogli?, aspirantes a superh¨¦roes, ante corredores como Matteo Jorgenson, tan humanos que duelen y emocionan.
En las Strade Bianche, hace ocho d¨ªas, Pogacar se va solo a 81 kil¨®metros de la meta y convierte a los seguidores, algunos de los mejores ciclistas de su generaci¨®n, de los m¨¢s admirados, Pidcock, celestial hace un a?o, Mohoric, inalcanzable en San Remo, en una grupeta de impotencia, ¡°soldados de plomo petrificados¡±, describe con maestr¨ªa Alex Roos en L¡¯?quipe. Pogacar, camino a¨²n de los 26 a?os y ya dos Tours, un Flandes, dos Lombard¨ªas, una Lieja, es un enigma llegado de otro mundo, convienen los aficionados, y cinco d¨ªas despu¨¦s Jonas Vingegaard devora la Tirreno-Adri¨¢tico como hace un mes devor¨® O Gran Cami?o.
Los periodistas le llaman copieta porque, como Pogacar, se niega a llegar acompa?ado a una meta despu¨¦s de una etapa que tenga un m¨ªnimo puerto de monta?a ¡ªtres victorias de etapa en Galicia, dos en Italia, en el San Giacomo, el viernes, en el Monte Petrano, el s¨¢bado, en las monta?as de los Abruzos y en Las Marcas pontificias¡ª, ¨¦l se r¨ªe y dice que le importa un comino lo que digan, que a ¨¦l solo le interesan Frida, su hija, Trine su mujer, y la alianza que besa en cada victoria, y en julio el Tour, y el espa?ol que llega, Juan Ayuso, 21 a?os, segundo en las dos etapas, segundo en la general despu¨¦s de haber ganado la contrarreloj del primer d¨ªa, intenta seguir su rueda en cada ataque, aguanta unos metros y asfixia, y sonr¨ªe y dice: ¡°Me qued¨¦ sin aire, me explotaron las piernas, pero estoy contento, soy el primero de los humanos¡±.
Es tambi¨¦n Ayuso el relevo generacional. Como lo son Matteo Jorgenson, o Matty J., su sobrenombre, de 24 a?os, o Brandon McNulty, de 25, estrellas en la Par¨ªs-Niza, gregarios de Vingegaard y Pogacar, respectivamente. Dos norteamericanos que hicieron recordar a los nost¨¢lgicos que hace casi dos d¨¦cadas el ciclismo mundial era yanqui, Armstrong, Landis, Julich. Despu¨¦s, el vac¨ªo. Hasta ahora.
El duelo que en la Carrera del sol deber¨ªa ser entre Remco Evenepoel y Primo? Rogli?, dos presuntos tenores del pr¨®ximo Tour, se transform¨® en una pelea entre dos secundarios, dos chavalillos grandotes que son amigos y se alegran por perder uno ante otro. Gan¨® Jorgenson, larguirucho californiano y pelirrojo de 1,90 metros, que creci¨® de los 20 a 23 en el Movistar, al que, llegado su momento, le pudo dar m¨¢s cari?o el Visma todopoderoso que Eusebio Unzu¨¦. ¡°Nunca pens¨¦ que podr¨ªa ganar una carrera del WorldTour como esta¡±, dijo Jorgenson, ¡°pero ha cambiado todo tanto aqu¨ª en el Visma¡ En cada detalle, en cada aspecto, todo es diferente¡±. Ante sus ataques, y los de su compatriota y amigo McNulty, de Phoenix, Arizona, tan cerca del Bates Motel de Psicosis, Evenepoel, en su debut en Francia, no pudo imitar a Pogacar y Vingegaard, sus modelos, y se tuvo que conformar con la victoria de prestigio en la ¨²ltima etapa, la del col d¡¯?ze. Roglic, quien seg¨²n el entrenador que se llev¨® al Bora desde el Jumbo, Marc Lamberts est¨¢ tan fuerte como en 2023, cuando gan¨® la Tirreno gracias a las bonificaciones, se vuelve a su casa con material para meditar sobre la inteligencia de su marcha del Jumbo, tan fuerte, al Bora, donde a Vlasov le rechinan los dientes cuando le dicen que tiene que ayudarle, donde, en la contrarreloj por equipos, se quedaron solo dos con el esloveno a mitad de recorrido, y cuando este daba relevos fuertes ten¨ªa que levantar el pie, pues se quedaba solo.
Desgraciadamente, para los aficionados, los extraterrestres Pogacar y Vingegaard no se ver¨¢n cara a cara hasta el verano, hasta el Tour del desempate (2-2 hasta hora). Ambos seguir¨¢n sobrevolando territorios sin oposici¨®n, quiz¨¢s. Pogacar se encontrar¨¢ con Mathieu van der Poel el s¨¢bado 16 en la Mil¨¢n-San Remo y con nadie despu¨¦s en la Volta. Al dan¨¦s le esperan en abril, otro ba?o de realidad, Evenepoel y Roglic en la Vuelta al Pa¨ªs Vasco.
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