Un error de c¨¢lculo estropea el estreno de Pogacar en la Volta
El UAE gobierna toda la etapa menos el ¡®sprint¡¯ final, donde el sorprendente Schultz se lleva el laurel por delante del esloveno
Dedo pulgar arriba, mand¨ªbula apretada y ojos al cielo, felicitaci¨®n sincera aunque escueta, reconocimiento en cualquier caso. Eso fue lo que hizo Tadej Pogacar al cruzar la meta en Sant Feliu de Gu¨ªxols, en esta ocasi¨®n segundo en el estreno de la Volta Catalunya, incapaz de atrapar al sprint al sorprendente Nicholas Schultz (Israel-Premier Tech), que a falta de un kil¨®metro puso el turbo para encarar el repecho final, ese en el que ...
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Dedo pulgar arriba, mand¨ªbula apretada y ojos al cielo, felicitaci¨®n sincera aunque escueta, reconocimiento en cualquier caso. Eso fue lo que hizo Tadej Pogacar al cruzar la meta en Sant Feliu de Gu¨ªxols, en esta ocasi¨®n segundo en el estreno de la Volta Catalunya, incapaz de atrapar al sprint al sorprendente Nicholas Schultz (Israel-Premier Tech), que a falta de un kil¨®metro puso el turbo para encarar el repecho final, ese en el que Roglic desmont¨® a Evenepoel en el curso anterior, el mismo en el que a Colbrelli se le par¨® el coraz¨®n hace dos a?os para susto de todos, ya recuperado pero que le hizo dejar la bicicleta. Fue una etapa controlada de pe a pa por UAE, el equipo de Pogacar, ejercicio de supremac¨ªa absoluto que, sin embargo, se le fue al traste porque calcul¨® mal en los ¨²ltimos kil¨®metros, una bajada sinuosa y de curvas reviradas, carretera constre?ida y apenas huecos para recuperar las posiciones. As¨ª, abandonado por sus compa?eros y perdido entre la mara?a de corredores rivales, Pogacar solo pudo arrancar a falta de 300 metros. Le faltaron 15 para colocarse el laurel, segundo a la postre. ?nico error del gran favorito para el cetro final, el animal sobre dos ruedas y manillar, que control¨® casi todo menos la llegada final, que tambi¨¦n decidi¨® no desgastarse antes de tiempo a la espera de lo que est¨¢ por llegar, tres etapas escarpadas ¡ªla primera este martes, de Matar¨® a Vallter-Setcases¡ª y otra de media monta?a.
Mar y monta?a con el ciclismo entre medias. Esa era la bella y buc¨®lica postal que ofrec¨ªa la salida de la primera etapa de la Volta Catalunya en Sant Feliu de Gu¨ªxols, pues los autocares se apelotonaban al pie del puerto mar¨ªtimo bajo un pe?¨®n, donde se arremolinaban las revoloteadoras gaviotas y donde los cientos de pizpiretos aficionados a la bici ¡ªvarias escuelas acudieron con los alumnos al espect¨¢culo¡ª disfrutaban de las presentaciones de los equipos. Mientras los barcos pesqueros, como Dorada Costa 2, Avi Toni, Mainada o Blue Moon, se mec¨ªan sobre el agua al comp¨¢s de la ligera brisa y con parsimonia, los corredores atend¨ªan a las charlas t¨¢cticas de ¨²ltima hora en los autocares y desfilaban entre el improvisado pasillo humano y los v¨ªtores. All¨ª saludaba con efusividad Sepp Kuss, el amigo del pueblo; all¨¢ levantaba los brazos Enric Mas; acull¨¢ se paraba Nairo Quintana con los medios y con aquellos que le solicitaban aut¨®grafos; y tambi¨¦n sobre el atril levantaba la mano Tadej Pogacar, como si pidiera turno, como si advirtiera que, una vez m¨¢s, iba a darle al pedal m¨¢s fuerte y r¨¢pido que cualquier otro. Le falto poco. ¡°Pero esto no es todos contra Pogacar, sino todos contra todos¡±, recordaba Mas. ¡°Pero se sabe que es el m¨¢s fuerte, el que tiene el poder de desestabilizar cualquier etapa o carrera¡±, rumiaban desde los boxes de los equipos.
De los 175 corredores que comenzaron la etapa, solo unos pocos se atrevieron a lanzar una fuga tempranera. Una intentona fallida y otra exitosa, apenas 10 kil¨®metros recorridos, con Petilli (Intermarch¨¦), Elissonde (Cofidis), Baudin (AG2R), Holter (Uno-X) y Bizkarra (Euskaltel) como exponentes, gallardos ciclistas que afrontaban el Alto de la Ganga ¡ªpuerto de tercera categor¨ªa¡ª y el Alto de los ?ngeles ¡ªde segunda¡ª con la ilusi¨®n de vestirse el maillot rojo de la monta?a, premio para Elissonde. Pero en la carretera, rodeada de pinares, de pueblos veraniegos que hacen de segunda residencia para la gente adinerada de Barcelona, Costa Brava mediterr¨¢nea, el mando lo ten¨ªa UAE, que por algo ha tra¨ªdo a un equipo de corredores excelsos, caso de Almeida, Jay Vine, Soler y, claro, Pogacar. Hac¨ªa y deshac¨ªa el grupillo a su antojo, el juego de la goma: ahora apretamos y recortamos; ahora damos un poco de tregua y hasta pronto, por m¨¢s que la diferencia apenas super¨® los dos minutos y medio como m¨¢ximo. La ley de UAE, cabeza de la serpiente y se?al de que se corre para ganar, de que Pogacar no entiende de jornadas de asueto. Tambi¨¦n penalidad para los equipos con sprinters ¡ªCoquard (Cofidis), Van den Berg (DSM), Marit (Intermarch¨¦), Aular (Caja Rural) y Hayter (Ineos) como favoritos en la Volta¡ª, que en los tiempos que corren, con equipos abrasadores como Visma o ciclistas con capa como Vingegaard o Pogacar, ya ni intentan controlar las etapas que no sean en llano.
Pasado Tossa de Mar, en una etapa que parec¨ªa m¨¢s una cl¨¢sica que otra cosa porque transcurr¨ªa por carreteras secundarias, bien estrechas y repletas de curvas, el UAE puso el turbo. Y aunque hubo una ca¨ªda en el pelot¨®n ¡ªrasgu?os de la batalla para Van Gils (Lotto), Zambanini (Bahrain) y Sosa Cuervo (Movistar)¡ª, a falta de 33 kil¨®metros se acab¨® lo que se daba. Por lo que a las faldas del Alto de Sant Grau ¡ªpuerto de segunda categor¨ªa¡ª los fugados fueron absorbidos, carrera nueva. Ocurri¨® que ah¨ª se enred¨® un poco el UAE, pues tras el sprint intermedio sus corredores perdieron la posici¨®n y les cost¨® horrores recuperarla. Solo Marc Soler, siempre batallador, coraz¨®n enorme y sherpa experimentado porque la tarde anterior se entren¨® sobre el trazado, y Almeida, gregario de s¨²per lujo, fueron capaces de poner ritmo, de deshojar la margarita del pelot¨®n. Tras el puerto, sin embargo, lleg¨® la bajada, tan t¨¦cnica como peligrosa, tan fina como enredada, y ya nadie aspir¨® a otra cosa que no fuera a estar bien colocado. ¡°Nos hemos quedado sin toda la gente que quer¨ªamos, nos hemos descolocado antes de tiempo y nos ha pasado factura en el sprint¡±, acept¨® Soler.
Ocurri¨® que la arrancada de Schultz no tuvo eco, que nadie le cogi¨® la rueda. Y cuando Pogacar le dio al bot¨®n del hiperespacio fue tarde. Al menos para llevarse la etapa, que no para ganarse unos segundos de bonificaci¨®n, a dos segundos del l¨ªder y a ocho de los dem¨¢s aspirantes. Fue, tan solo, un fallo de c¨¢lculo.
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