Finalista por la moneda m¨¢s misteriosa del f¨²tbol
Italia gan¨® su ¨²nica Eurocopa en 1968. En las semifinales ¡®derrot¨®¡¯ a la URSS en un sorteo plagado de secretos y suspicacias
Lo que sucedi¨® en el estadio San Paolo de N¨¢poles, m¨¢s concretamente en el vestuario del ¨¢rbitro alem¨¢n, Kurt Tschenscher, aquel 5 de junio de 1968, por m¨¢s versiones que circulen al respecto, ser¨¢ siempre secreto de sumario. No hay unanimidad siquiera ni en el hecho de si sali¨® cara o cruz en el lanzamiento de la moneda. Pasan los a?os y las contradicciones se multiplican.
Se jugaba en Italia la tercera edici¨®n de la Eurocopa. El pa¨ªs anfitri¨®n y la URSS disputaban una de las semifinales. La pasi¨®n de la afici¨®n m¨¢s caliente de Italia, 74.000 tifosi, intentaba contrarrestar el favoritismo de los sovi¨¦ticos, que hab¨ªan ganado la primera edici¨®n (1960), hab¨ªan sido finalistas en la segunda (1964) donde perdieron contra Espa?a y ven¨ªan de jugar las semifinales del Mundial 66.
El partido acab¨® con empate sin goles, al igual que la pr¨®rroga. Descartado que se jugara un partido de desempate -no se contemplaban todav¨ªa los lanzamientos de penalti- porque la final estaba programada para el d¨ªa 8, se decidi¨® que el finalista se eligiera por sorteo. Moneda al aire. Los dos capitanes, Facchetti (Italia) y Shesternev (URSS), acompa?aron al vestuario al ¨¢rbitro y sus dos jueces de l¨ªnea, el suizo Diensz y el h¨²ngaro Szolt. Tambi¨¦n estaban presentes el delegado del partido, el espa?ol Luis Pujol, y Bertoldi, secretario de la Federaci¨®n italiana.
Sobre la moneda, la gran protagonista del sorteo, se han escrito mil historias. Desde que era una pieza de juguete turca con una porter¨ªa en una cara y un bal¨®n en la otra, a que se trataba de una moneda francesa de 1906 ya en desuso o, incluso, una italiana de 100 liras. La versi¨®n m¨¢s fiable, seg¨²n ha contado recientemente en un libro Francesco, hijo del entonces presidente de la Federaci¨®n italiana y posterior presidente de la UEFA, Artemio Franchi, y que asegura guardarla en su domicilio, es que se trataba de una moneda de cinco francos suizos, todav¨ªa vigente, que tiene la cruz de la bandera de suiza por una cara y una figura de Helvetia (una mujer con un escudo) por la otra.
En declaraciones, a?os despu¨¦s, a un canal de televisi¨®n, un jugador sovi¨¦tico apuntaba que su capit¨¢n les hab¨ªa reconocido que no entendi¨® nada de lo que se habl¨® durante el sorteo en esa peque?a sala y que cuando se quiso dar cuenta, Facchetti estaba gritando euf¨®rico: ¡°Testa, testa, abbiamo vinto¡± (cara, cara, hemos ganado), y abandon¨® corriendo el vestuario para volver al campo y celebrar el pase a la final con el resto del equipo y los aficionados. Lo curioso es que en declaraciones recogidas incluso por UEFA.com, el capit¨¢n italiano cuenta que ¨¦l hab¨ªa pedido croce (cruz). A saber.
Tampoco hay acuerdo si la moneda se lanz¨® al aire una o dos veces. Lo que s¨ª parece cierto es que el ¨¢rbitro no la caz¨® al vuelo y cay¨® al suelo, desde donde fue recogida y mostrada a los capitanes. Otra versi¨®n indica que la primera pieza se perdi¨® en las rendijas del suelo y acab¨® en las duchas y que se tuvo que utilizar una segunda pieza.
La realidad es que Italia se clasific¨® para la final y que para ser campe¨®n tuvo que jugar dos partidos. En el primero empat¨® a 10 minutos del final y forz¨® un encuentro desempate, primera y ¨²nica vez en la historia de la competici¨®n, en el que se impuso finalmente a Yugoslavia (2-0). Original manera, la de Italia, de ser campeona de Europa.
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