Dinamarca ataca mejor
El equipo dan¨¦s, m¨¢s presente en el ¨¢rea rival que en la propia, supera a la Rep¨²blica Checa y llega a la pen¨²ltima ronda del torneo, como en el exitoso 1992
A peor contratiempo, mejor Dinamarca. As¨ª ocurri¨® en 1992, cuando lleg¨® de rebote a la Eurocopa por culpa de la Guerra de los Balcanes y acab¨® por consagrarse, incluso sin su estrella Michael Laudrup, que renunci¨® al torneo por diferencias con el seleccionador Moller-Nielsen. Y as¨ª lo ha hecho ahora, capaz de reponerse a la ausencia de Eriksen, la palanca danesa, que se desplom¨® por un paro card¨ªaco en el primer duelo. Tan bien lo ha hecho la selecci¨®n de Hjulmand, una oda al ataque en los ¨²ltimos partidos, que ya est¨¢ en las semifinales del torneo. Para ello, tuvo que superar a la Rep¨²blica Checa, que palideci¨® de inicio pero que acab¨® por mostrarse como un contrincante tan deportivo ¡ªsolo vio Krmencik amarilla por protestar¡ª como brava y orgullosa.
Llegaba con carrerilla Dinamarca, pues en los dos ¨²ltimos choques sum¨® ocho goles (cuatro a Rusia; otros tantos a Gales), por lo que no se hizo esperar su aparici¨®n en escena. Apenas cinco minutos. Lleg¨® con un saque de esquina lanzado por Stryger que fue al punto de penalti, tambi¨¦n a Delaney, que remat¨® solo ¡ªKalas se equivoc¨® de marca incomprensiblemente¡ª y bati¨® al desconcertado Vaclik. Todo un hachazo para la selecci¨®n de Jaroslav Silhavy, que solo hab¨ªa encajado dos tantos en el torneo.
El grupo checo tiritaba ante las embestidas de Dinamarca, que se agrandaba y adornaba, como ese taconazo de Braithwaite, ese sombrero de Hojbjerg o su pase desde el ¨¢rea que plant¨® a Damsgaard ante Vaclik, al final pelota despejada por Celutska antes de que cruzara la l¨ªnea. F¨²tbol al abordaje al que casi pone el lazo Delaney, pero se comi¨® el esf¨¦rico y le peg¨® con la rodilla y a la remanguill¨¦, fuera cuando el portero estaba vencido.
No hab¨ªa pausa sino ganas de pisar el ¨¢rea rival, tantos pases largos como remates. Y ambos atacaron mejor que defendieron. Tambi¨¦n la Rep¨²blica Checa, que se refugiaba en Schick y sus desmarques de ruptura, excelente en lo t¨¦cnico aunque detenido su disparo antes de que embocara puerta. Y, a la vez que madur¨® el duelo, encontr¨® sus habituales rampas hacia el gol: las segundas jugadas, como esa que prolong¨® Holes para un Barak ninguneado por Schmeichel; y los centros de Coufal, como ese que Holes no envi¨® a la red por poco.
Nada que cambiara el guion del partido ni la propuesta danesa, que prefer¨ªa aguardar en su campo para salir a la contra sin remisi¨®n. Con todos los hombres que pudieran llegar en los menos pases posibles. El ejemplo lo dio Braithwaite, que gan¨® la carrera y la l¨ªnea de fondo, exigido a chutar torcido porque se qued¨® sin un posible rematador. Poca chispa pero mucho trabajo de Braithwaite, futbolista con galones, adem¨¢s de con el mono de trabajo. M¨¢s clara fue la ocasi¨®n de Damsgaard, que recort¨® en el balc¨®n del ¨¢rea aunque chut¨® demasiado centrado. Pero Dinamarca estaba en combusti¨®n y antes del entreacto Maehle se sac¨® de la chistera un centro con el exterior, templadito y a la llegada de Dolberg, que puso el pie como un putt para que sonriera hasta la sirenita del cuento de Christian Andersen.
R¨¦cord de Schick
No se rindi¨® Silhavy, dispuesto a cambiar la partitura a la carrera, con dos cambios y un dibujo distinto ¡ªdel 4-2-3-1 pas¨® al 4-4-2¡ª, todo un acierto. Advirti¨® Krmencik con un remate centrado; asust¨® Barak con una volea que exigi¨® la mejor versi¨®n de Schmeichel; y lo logr¨® Schick con un remate con la derecha [su pierna mala] a centro de Coufal. Quinto tanto del ariete, que atrapaba a Ronaldo como goleador de la Euro e igualaba el r¨¦cord checo de Milan Baros (2004).
Lo mismo quisieron hacer los recambios daneses, sobre todo Yussuf Poulsen, que trat¨® de abrir brecha con un remate y acab¨® por hac¨¦rsela a Soucek, que evit¨® el gol pero no los puntos de sutura. Tampoco tuvo ¨¦xito en otro remate desde fuera del ¨¢rea, ni en un tercero que Vaclik escupi¨® de forma magistral.
Y ya no hubo tiempo para m¨¢s, solo un remate desviado de Barak, adem¨¢s de la defunci¨®n checa y la algarab¨ªa danesa, ya en semifinales. Ronda que no pisaba desde 1992. Entonces, como ahora, pudo con lo improbable.
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