El despertar de Harry Kane
Seco en la primera fase, el capit¨¢n ingl¨¦s marca un doblete a una d¨¦bil Ucrania e Inglaterra, que tambi¨¦n recupera los goles a bal¨®n parado, jugar¨¢ la semifinal contra Dinamarca en Wembley
Inglaterra, temerosa de los efectos de una posible resaca, no acus¨® ni la borrachera emocional de ganar a Alemania, ni salir por primera vez de Wembley en toda la Eurocopa. Al contrario: sigui¨® sumando armas ofensivas a su imponente cat¨¢logo, con dos goles m¨¢s de Kane y otros dos nacidos de la pelota parada, una suerte con la que no hab¨ªa acertado a¨²n y que les dio tanto durante el Mundial de Rusia. To...
Inglaterra, temerosa de los efectos de una posible resaca, no acus¨® ni la borrachera emocional de ganar a Alemania, ni salir por primera vez de Wembley en toda la Eurocopa. Al contrario: sigui¨® sumando armas ofensivas a su imponente cat¨¢logo, con dos goles m¨¢s de Kane y otros dos nacidos de la pelota parada, una suerte con la que no hab¨ªa acertado a¨²n y que les dio tanto durante el Mundial de Rusia. Todo parece salirle bien a la selecci¨®n de Southgate, que se enfrentar¨¢ el mi¨¦rcoles por la noche en la semifinal a Dinamarca, de vuelta en Wembley, ya con 60.000 espectadores, casi todos ingleses por las restricciones a los viajes impuestas en el Reino Unido a causa de la pandemia. Regresan a casa, cuando es m¨¢s casa que nunca, despu¨¦s de un partido de cuartos de final contra Ucrania que empez¨® atascado y termin¨® en desparrame, y la quinta porter¨ªa a cero seguida.
La relaci¨®n del primer gol ingl¨¦s con el resto del partido fue como la de la jugada con el curso del juego en ese momento. Una rareza solitaria. Un fogonazo. Sterling recort¨®, aceler¨® y encontr¨® una v¨ªa entre cinco contrarios para hacerle llegar la pelota a Harry Kane. Una entrega de contrabandista. El capit¨¢n, lejos de acertar con la red en el tramo inicial del campeonato, se estir¨® y marc¨® al primer toque. La relaci¨®n de los delanteros con el gol, siempre tan misteriosa, tan dada a las lecturas esot¨¦ricas. Entre este y el que le hizo a Alemania en Wembley transcurrieron menos de 10 minutos de juego. Del 86 del partido anterior al cuatro de este. Antes, casi seis horas de torneo sin ver puerta, seiscientas de tertulias, y la fe de su entrenador. Southgate asegur¨® que en cuanto se estrenara los siguientes llegar¨ªan engarzados, como le hab¨ªa sucedido dos d¨¦cadas antes a su compa?ero Alan Shearer. Solo resultaba necesario esperar. Como si esperar, en un torneo tan corto, fuera poco.
Aunque mientras, Inglaterra ha tenido a Sterling, que convirti¨® tres veces para atravesar la fase de grupos, y que tambi¨¦n encontr¨® el modo de franquear la muralla ucrania para hacerle llegar el paquete del gol a Kane. Hasta entonces, y tambi¨¦n despu¨¦s, el entramado dispuesto por Shevchenko parec¨ªa inabordable: una l¨ªnea de cinco defensas sobre la que se amontonaba otra de cuatro. Los ingleses no encontraban rutas ni para emprender carreras. Y si descubr¨ªan espacio a la espalda, all¨ª no estaba nunca el bal¨®n.
En previsi¨®n de semejante atasco, Southgate hab¨ªa alistado por primera vez de inicio a Jadon Sancho. Confiaba en su inspiraci¨®n en el uno contra uno, ganz¨²a para un rival acorazado. Y lo intent¨®, pero fue acumulando una peque?a colecci¨®n de frustraciones. Por la otra banda, Sterling encontraba algo m¨¢s de claridad, pero poca cosa.
Descanso a piezas clave
Del otro lado, Ucrania no se aceler¨® pese al gol, aunque tampoco pareci¨® tener suficientes armas como para hacerlo. Sus amenazas eran aventuras solitarias de Yaremchuk, como un robo en una salida despistada de Stones que muri¨® en los guantes de Pickford. O empe?os sin fruto del delantero en coproducci¨®n con Zinchenko.
Pero Inglaterra estaba dispuesta a pocas concesiones, como mucho alg¨²n descanso del ritmo, bajo estricta supervisi¨®n. Control total con el que sigui¨® recuperando registros. Nada m¨¢s reincorporarse al campo del descanso, rescataron una de las suertes que les hizo c¨¦lebres en el Mundial de Rusia hace tres a?os: el bal¨®n parado. Con tanto atacante nuevo y m¨¢s registros en el cat¨¢logo, Inglaterra ha tardado en lucir sus cl¨¢sicos, los goles del capit¨¢n y las jugadas ensayadas. Luke Shaw puso una falta en el ¨¢rea y cabece¨® Maguire en el segundo.
El tercero fue una variante del interior, que parti¨® de un taconazo de Sterling a Shaw, que volvi¨® a ponerla al ¨¢rea, donde volvi¨® a acertar Kane con la cabeza.
Siguiendo las interpretaciones de Southgate, como las del ar¨²spice que le¨ªa las v¨ªsceras, si el gol llama al gol, el bal¨®n parado llama al bal¨®n parado. Una vez abierta la caja, hay que sacar lo que tiene dentro, y dentro estaba el cuarto de Inglaterra, que naci¨® en un c¨®rner cabeceado por Henderson, con ecos de aquel llamativo tren del amor que formaban en el ¨¢rea; esta vez se parece m¨¢s a una acumulaci¨®n de cuatro que estalla en distintas direcciones como despliegue pirot¨¦cnico. En el Mundial de Rusia, los ingleses marcaron 12 goles, de los cuales nueve salieron de la pelota parada (cuatro saques de esquina, tres penaltis y dos faltas).
Incluso sin sus fuentes goleadoras del Mundial, Inglaterra ya luc¨ªa amenazadora. Con Kane y la pizarra de vuelta, completa una figura imponente antes de la semifinal contra Dinamarca, la segunda que alcanza en el torneo despu¨¦s de la de 1996. La holgura del marcador les permiti¨® adem¨¢s reservar piezas despu¨¦s de una hora: Rice, Phillips, Sterling y Kane. Inglaterra vuelve lanzada a Wembley.
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