Alemania sigue su fiesta y derrota a una Hungr¨ªa orgullosa
Los goles de Musiala y G¨¹ndogan clasifican a los anfitriones para los octavos de final
Una batucada recibi¨® la llegada del autob¨²s de la selecci¨®n alemana. En el interior del Neckartstadion, la hinchada germana acompasaba el estribillo de la festiva Sweet Caroline. Clasificada ya para octavos, Alemania es una fiesta animada por el solsticio de verano en la que en las calles se consume cerveza a espuertas y se festeja el atractivo juego de su selecci¨®n. El esp¨ªritu l¨²dico del f¨²tbol de la Alemania de Nagelsmann invade al pa¨ªs y entierra la sobriedad germana. La propuesta ya le dio para golear a Escocia en su estreno y anoche para sacudirse a la orgullosa Hungr¨ªa, que le dio alg¨²n susto que otro. Los goles de Musiala y G¨¹ndogan certificaron la superioridad alemana.
Los h¨²ngaros no han vuelto a juntar una selecci¨®n como aquella de los Puskas, Hidegkuti, Czibor o Kocsis que encumbraron a la llamada escuela del Danubio. Derrotada en la final como la Holanda del 74, Hungr¨ªa fue la ganadora moral del Mundial 54. Al menos, su actual seleccionador, el italiano Marco Rossi, los ha metido en dos Eurocopas de manera consecutiva con un f¨²tbol atrevido en la medida de sus posibilidades.
Esta no es una Alemania vertiginosa, condicionada por el reclutamiento de Kroos. Esta, lo mismo amasa un sinf¨ªn de pases que le toca ejecutar una docena de saques de esquina por el dominio al que Alemania somete a sus rivales. Sus problemas se intuyen en su querencia por querer jugar tanto por dentro con combinaciones cortas, a veces imposibles por las marabuntas de piernas que se apelmazan en la frontal del ar¨¦a. Son el liviano Wirtz y el Musiala los encargados de filtrarse entre las l¨ªneas rivales para desmontarlas con su imaginaci¨®n. Y cuando no pueden, ah¨ª esta siempre muy cerca de ellos su capit¨¢n, Ilkay G¨¹ndogan. El volante del Barcelona se ha erigido en esta Eurocopa como el gran referente de su selecci¨®n junto a Kroos. Fue ¨¦l el que desatasc¨® el duelo con una maniobra de veterano resabiado. Forceje¨® con un defensor h¨²ngaro para anticiparse y reba?ar un rechace de Gulacsi. De espaldas en el pico del ¨¢rea peque?a, pis¨® la pelota para liberarse del meta y su centro atr¨¢s lo remach¨® Musiala.
No le perdi¨® la cara al partido Hungr¨ªa pese al golpe. El elegante Szoboszlai hizo volar a Neuer a la escuadra en un libre directo en el que ense?¨® el ca?¨®n que tiene en su pierna derecha. Pocos despu¨¦s, el central Tah, el gran colaborador de Kroos en la construcci¨®n del juego desde atr¨¢s, ejecut¨® un cruce prodigioso ante otro remate de Szoboszlai que dibujaba una trayectoria cruzada inalcanzable para Neuer.
La actividad ofensiva h¨²ngara decreci¨® cuando Alemania ya se torn¨® abusona en el manejo de la pelota. Fueron minutos en los que Musiala se gust¨® en el regate y las gradas se asombraban y deleitaban con algunas filigranas en el balc¨®n del ¨¢rea que terminaban con Kroos jaleado mientras corr¨ªa de bander¨ªn a bander¨ªn para sacar de esquina. Si en el partido inaugural en M¨²nich fue venerado, en el Neckarstadion tuvo otro respaldo masivo. Cada partido se intuye un homenaje de la hinchada alemana que ejerza de anfitriona.
Kroos marca ese estilo pausado con el que Alemania trata de pelar los partidos ante defensas cerradas. Pero Nagelsmann tambi¨¦n tiene guardada otra Alemania m¨¢s a la carrera cuando detecta que el juego se le espesa. Con los dos primeros cambios que hizo, San¨¦ por Wirtz y el tanque Fullkrug por Havertz emergi¨® esa otra Alemania m¨¢s vertical y m¨¢s dispuesta al juego del centro y el remate.
Con la quinta marcha puesta, fabric¨® el segundo gol, remachado por Gundogan llegando desde la segunda l¨ªnea. El tanto ya fue definitivo. Los acercamientos de Hungr¨ªa fueron m¨¢s alborotados, lo que propici¨® que los alemanes pudieran galopar a campo abierto. Fue San¨¦ el que acapar¨® la mayor¨ªa de las conducciones y mostr¨® el porqu¨¦ de su suplencia. Cuando no pec¨® de individualista, eligi¨® o tarde o mal el destino de sus pases. En uno, incluso se adorn¨® con el exterior de su pie, cuando a la derecha ten¨ªa a Fullkrug libre de marca. El atacante del Dortmund se enfureci¨®, pero a¨²n m¨¢s Nagelsmann, que pretende una fiesta colectiva permanente.
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