La buena imagen de la selecci¨®n
Para un emigrante como yo conviene que el pa¨ªs de uno genere noticias positivas en todos los ¨¢mbitos de la actividad humana: en el econ¨®mico, el pol¨ªtico, el cultural y tambi¨¦n el deportivo
En 2010, un d¨ªa despu¨¦s de que la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol ganara la Copa del Mundo en Sud¨¢frica, acud¨ª a una sucursal de Correos de mi ciudad de residencia, Hannover. El funcionario, viendo que le entregaba un paquete con destino a Espa?a, me identific¨® como ciudadano de dicho pa¨ªs y no dud¨® en darme la enhorabuena por el triunfo deportivo de la v¨ªspera. Nos guste o no, quienes residimos en el extranjero somos vistos y juzgados a partir de la mayor o menor reputaci¨®n que irradie nuestro pa¨ªs de origen. No es lo mismo personarse en una oficina, hacer gestiones para alquilar una vivienda o solicitar un cr¨¦dito en una entidad bancaria mostrando este o el otro pasaporte.
Por eso, m¨¢s all¨¢ de los sentimientos patrios, conviene que el pa¨ªs de uno genere noticias positivas en todos los ¨¢mbitos de la actividad humana: en el econ¨®mico, el pol¨ªtico, el cultural, el deportivo¡ Noticias a poder ser asociadas a un prestigio de naci¨®n habitada por gente con dotes organizativas, talento, buena educaci¨®n y capacidad de ¨¦xito.
Yo, que a fin de cuentas soy un emigrante, celebro la imagen que ha dejado la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol en esta Eurocopa de 2024. Lo afirmo desde la perspectiva que me da residir en el pa¨ªs donde se ha celebrado el torneo. Bien es verdad que entre espa?oles y alemanes no existen los agravios hist¨®ricos que enfrentan a estos ¨²ltimos con algunos de sus vecinos, por m¨¢s que el tiempo, el olvido y los efectos de la Uni¨®n Europea hayan ido cerrando heridas.
Leo en el peri¨®dico local al que estoy suscrito una semblanza del entrenador Luis de la Fuente, ilustrada con una fotograf¨ªa que muestra al aludido con gesto concentrado, traje y corbata. El periodista destaca de ¨¦l su laboriosidad, el ejercicio sosegado del mando, el trato que dispensa a sus jugadores, su profesionalidad y sus maneras ponderadas. De paso le agradece que haya librado a los espectadores del tedioso y tantas veces improductivo tiqui taca.
El juego desplegado por la selecci¨®n espa?ola, su rapidez y temible verticalidad, despiertan un¨¢nime admiraci¨®n. Espa?a ofrece espect¨¢culo, entretiene, sabe sufrir y gana. Una voz autorizada, la de Philipp Lahm, sit¨²a a Dani Olmo como el mejor jugador del torneo. Olmo, bien es verdad, juega en casa y sus elegantes cualidades y su magn¨ªfica distribuci¨®n de balones no son desconocidas en Alemania. De ¨¦l dijo su entrenador del RB Leipzig que parece tener ojos en todas partes. Otro viejo conocido del lugar, Carvajal, es un nombre fijo en el mejor once de esta Eurocopa. Se resalta asimismo el potent¨ªsimo juego espa?ol en el centro del campo y se dispensan elogios sin cuento al veloz y h¨¢bil Nico Williams y a ese joven prodigio, Lamine Yamal, de quien cuesta creer, a la vista de su poder¨ªo deportivo, la edad que tiene.
Espa?a va con los tiempos y presenta una selecci¨®n multicolor, reflejo de la sociedad actual. La integran jugadores activos en diferentes pa¨ªses. La selecci¨®n ha sabido, adem¨¢s, ganar con prestancia, un arte que no todo el mundo domina. La imagen de sus jugadores en el terreno de juego, en las ruedas de prensa y en las entrevistas ha estado gratamente alejada de la soberbia. Algo debe de contribuir a ello tener que enfrentarse a compa?eros de equipo repartidos por las diversas selecciones. El f¨²tbol de hoy d¨ªa es todo lo contrario de local. De broma se?alaba el comentarista de la televisi¨®n alemana que cuando Francia y Espa?a se enfrentaron en semifinales hab¨ªa m¨¢s jugadores del Real Madrid en la primera selecci¨®n que en la segunda.
Y est¨¢ Cucurella, un extraordinario futbolista que lo tiene todo para no pasar inadvertido. Han intentado odiarlo por el bal¨®n que le fue a la mano. Recuerdo al entrenador alem¨¢n, Nagelsmann, comentando la jugada con ojos empa?ados. A Cucurella le silbaron a rabiar. ?l supo guardar las formas y hay quien le ha pedido perd¨®n. Por razones del oficio, escribo estas l¨ªneas horas antes de que se dispute la final. En caso de que gane Espa?a, ir¨¦ a Correos a mandar un paquete no importa a qui¨¦n.
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