Las ganas de ganar de Espa?a, el miedo a perder de Inglaterra
La selecci¨®n, nunca conformista, no par¨® de dar vueltas al partido hasta ganarlo?dos?veces
Ha sido la Eurocopa de Espa?a, desde su debut contra Croacia hasta la final ante Inglaterra, con salida y llegada en Berl¨ªn. No ha habido un solo partido en que la selecci¨®n no haya sido la referencia del torneo por su f¨²tbol y tambi¨¦n por sus jugadores, ganadora de partidos de entretiempo y de desaf¨ªos trascendentes, elogiada por su juego asociativo y por la brillantez individual de juveniles como Lamine Yamal y Nico Williams. El optimismo de los j¨®venes ha sido contagioso para un equipo solidario y expansivo que siempre jug¨® liberado, sin m¨¢s presi¨®n que la suya propia, movido por el deseo de ganar, como si actuara de espaldas al marcador y fuera inmune a la derrota, nada que ver con Inglaterra. La final de la Eurocopa supon¨ªa a fin de cuentas la cumbre de una trayectoria iniciada con el europeo sub-19 de 2015, el europeo sub-21 de 2019, la plata ol¨ªmpica de Tokio 2020 y la Liga de Naciones de 2023.
El motor de la Espa?a de De la Fuente ha sido el juego en equipo, o en familia ¡ªcomo cuentan los futbolistas¡ª, para explicar que se trata de disimular entre todos los defectos y poner en evidencia a los cr¨ªticos que sostienen que sin un delantero centro goleador y dos centrales de categor¨ªa no se puede avanzar en un torneo como la Eurocopa. Todo tiene sentido desde la gremialidad para un equipo que se despliega con la racionalidad de Rodri o Zubimendi, la omnipresencia de Fabi¨¢n, el saber estar de Olmo y el sufrimiento de Morata. Nombres comunes y tambi¨¦n gente de una gran calidad humana y futbol¨ªstica, excelentes en lo obvio del juego m¨¢s que en lo comercial ¡ªpor no hablar de lo superfluo¡ª, y por tanto convencidos de que para ganar se trata de hacer bien las cosas e ir a por el partido sin temor, convencidos del ¨¦xito como ha sido norma en la Eurocopa.
Inglaterra, en cambio, ha sido presa del miedo a perder hasta llegar a Berl¨ªn. Los goles han dado fe de su capacidad de supervivencia desde su llegada a Alemania. Nadie se acuerda de sus partidos, y menos de su juego, sino de sus goles: aquella chilena de Bellingham en el tiempo a?adido contra Eslovaquia, el tiro de media distancia de Bukayo Saka para alcanzar la tanda de penaltis ante Suiza, el remate cruzado de Watkins que dobleg¨® a Pa¨ªses Bajos o el disparo de Palmer con Espa?a. Viaj¨® por el torneo de gol en gol, motivada desde la inferioridad, cuando se sab¨ªa eliminada, y por el contrario paralizada por su condici¨®n de favorita, incapaz de imponer colectivamente la suma de sus individualidades, la mayor¨ªa figuras de clubes como el Manchester City, el Arsenal, el Liverpool o el Madrid. El Madrid ha sido precisamente su referencia para justificar su manera de jugar y tambi¨¦n de ganar hasta enfrentar a Espa?a.
A los ingleses ya no les est¨¢ permitido perder, demasiados a?os espectadores del f¨²tbol que inventaron desde que por una vez salieron campeones del mundo en 1966, esclavos tambi¨¦n de un gol de Hurst, que m¨¢s que la jugada del torneo pareci¨® una concesi¨®n al anfitri¨®n del Mundial. Han sido los rivales perfectos de victorias hist¨®ricas como la de Argentina de Maradona en la Copa del Mundo de M¨¦xico 1986 o la de Alemania en 1990 cuando Gascoigne rompi¨® a llorar en Tur¨ªn o la de Espa?a en Alemania. La historia de Inglaterra est¨¢ tan llena de villanos que sus aficionados al f¨²tbol han dado muchas vueltas sobre c¨®mo debe ser su h¨¦roe despu¨¦s de sospechar tambi¨¦n de Kane, el goleador infinito, ganador de la Bota de Oro y sin embargo incapaz de ganar la Bundesliga con el Bayern M¨²nich. As¨ª se explica la confianza de la federaci¨®n en Southgate, dos veces finalista de la Eurocopa, y en ambas derrotada, en Inglaterra y en Alemania.
El seleccionador siempre se ofreci¨® desde la discreci¨®n como el malo de la pel¨ªcula para poner a salvo a futbolistas afamados como Foden, Bellingham o Kane. Ninguno sobresali¨® en Berl¨ªn. Kane fue sustituido mientras que Bellingham corri¨® la misma suerte como madridista que Modric, Kroos, Mbapp¨¦ o Lunin. La fuerza del Madrid est¨¢ precisamente en su camiseta, en su escudo y en la leyenda de Alfredo Di St¨¦fano. Inglaterra se qued¨® encantada en el castillo de Blankenhain y aplaudi¨® el triunfo de Espa?a en un partido dificil¨ªsimo, al que no pararon de dar vueltas hasta ganarlo por dos veces, la ¨²ltima al final y definitiva, despu¨¦s de que los ingleses se felicitaran por el 1-1. El acecho al marco de Pickford fue tan contundente como la defensa de la porter¨ªa de Unai Sim¨®n en una ¨²ltima jugada defendida por Dani Olmo.
Los internacionales espa?oles nunca han dejado un partido a medias o por imposible, sino que tienen una fe ciega en el colectivo y en su cat¨¢logo de recursos, personificados muy a menudo en Lamine Yamal y Nico Williams. Ambos fueron decisivos, para cantar un triunfo que Espa?a mereci¨® m¨¢s que nadie en Alemania. La presencia de Inglaterra sirvi¨® m¨¢s que nada para avalar el triunfo del plantel de De la Fuente. Al igual que ocurri¨® con los futbolistas, la figura del seleccionador se agrand¨® en el campo de entrenamiento, en las alineaciones y con los cambios, algunos cuestionados antes de que finalizaran los partidos, antes de que acabaran bien, como pas¨® anoche con el tanto decisivo de Oyarzabal cuando el encuentro caminaba hacia la pr¨®rroga en el estadio de Berl¨ªn.
Los espa?oles, sin embargo, nunca fueron conformistas ni especuladores sino que buscaron la victoria con grandeza ante la ¨¢spera y finalmente derrotada Inglaterra. Un triunfo hist¨®rico despu¨¦s de ganar los siete partidos en disputa, doblegar a rivales campeones del mundo como Italia, Alemania, Francia y finalmente Inglaterra y ser la primera en lograr cuatro Eurocopas. La importancia no solamente est¨¢ en el t¨ªtulo sino en el modelo de juego encontrado despu¨¦s del extrav¨ªo vivido desde la Eurocopa de 2012. Vuelve el equipo a la senda triunfadora iniciada en 2008 con una autoridad incuestionable a nivel global e individual, admirada por sus ganas de ganar, nada que ver con el miedo a perder de Inglaterra.
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