El coche fant¨¢stico de Red Bull deja de serlo; Verstappen, no

La espl¨¦ndida racha inicial de Max Verstappen, con cuatro victorias en las cinco primeras carreras del Mundial de F¨®rmula 1, y siete de las primeras diez, motiv¨® que el paddock entero siguiera pensando en el Red Bull como el coche fant¨¢stico. En aquel momento era impensable imaginar que ese mismo monoplaza llegar¨ªa a sacar de quicio al holand¨¦s, en el tramo m¨¢s decisivo de la temporada, en pleno intercambio de golpes con Lando Norris, la gresca que debe dilucidar qui¨¦n ser¨¢ el pr¨®ximo campe¨®n del mundo. El prototipo de la marca energ¨¦tica comenz¨® el curso con el mismo br¨ªo que llev¨® a Verstappen a pasar el rodillo los dos ¨²ltimos ejercicios, en los que celebr¨® el t¨ªtulo mucho antes de tiempo al imponerse en 15 (2022) y 19 (2023) grandes premios, en los dos mejores a?os que ning¨²n corredor ha firmado en la historia del certamen. Sin embargo, esa inercia experiment¨® un repentino frenado a principios de verano, justo despu¨¦s de la carrera en Montmel¨® (23 de junio), la ¨²ltima que figuraba en la hoja de servicios de Mad Max, hasta la catarsis de Brasil de hace tres semanas. En Interlagos, el Ni?o Maravilla de la marca del b¨²falo rojo volvi¨® a demostrar que si hay alguien fant¨¢stico es ¨¦l, al remontar desde la 17? posici¨®n de la parrilla hasta la victoria, en medio de una tormenta casi apocal¨ªptica. Ese pu?etazo encima de la mesa le despej¨® un horizonte que se le hab¨ªa empezado a nublar, y le dej¨® la consecuci¨®n de su cuarto t¨ªtulo a punto de caramelo.

Verstappen puede encasquetarse su cuarta corona en Las Vegas, este mismo domingo por la ma?ana (07:00 horas, Dazn), si cuadra alguna de las m¨²ltiples casu¨ªsticas que le permitir¨ªan cantar el alir¨®n, dos pruebas antes de que el campeonato baje el tel¨®n, en Abu Dabi. La menos enrevesada pasa porque cruce la meta por delante de Norris, una eventualidad que se ha producido en m¨¢s de la mitad de las veces (12 de 21). Salir a hombros de la ciudad del pecado pasa por volver a poner lo que le falta al coche, algo que se ha convertido en la t¨®nica en los ¨²ltimos meses. En Brasil, el agua igual¨® las cosas y enmascar¨® los d¨¦ficits del RB20, pero Verstappen emergi¨® como un tit¨¢n para fabricarse su primera bola de partido. Sobre el asfalto helado ¡ª14 grados al inicio de la cronometrada¡ª del desierto de Nevada, el muchacho de Hasselt lo tiene todo de cara para cerrar la carpeta reservada a los pilotos. El buque insignia de Red Bull arrancar¨¢ el quinto, justo por delante de Norris (sexto), el ¨²nico que podr¨ªa discutirle el entorchado. La pole position se la llev¨® George Russell, la tercera para el de Mercedes en este 2024, que en la tercera criba de la cronometrada (Q3) aventaj¨® en menos de una d¨¦cima a Carlos Sainz. Fernando Alonso, por su parte, no pudo pasar de la primera eliminatoria y saldr¨¢ el 17?.

Norris es un sinvivir. El chico de Somerset (Gran Breta?a) es una fiera con un volante entre las manos, pero le pesa demasiado la responsabilidad; puede que por eso conecte tanto con la hinchada, mucho m¨¢s emp¨¢tica con su aparente fragilidad que con la seguridad y rudeza de Verstappen. ¡°No espero mucho de la carrera. No somos r¨¢pidos y ser¨¢ complicado adelantar. Adem¨¢s, tenemos el coche que m¨¢s exige a los neum¨¢ticos, y eso ser¨¢ un elemento trascendental. Siempre hemos tenido este tipo de problemas, desde el momento en que llegu¨¦ a McLaren¡±, declar¨® el brit¨¢nico, otra vez derrotado por las circunstancias, muy bajo de moral. El bofet¨®n que se llev¨® en Brasil le dej¨® de nuevo en la lona y nadando en un mar de dudas existenciales, de esas que su rival parece no haber tenido nunca ¡ª¡±puede que a¨²n no est¨¦ preparado para pelear con Max y Red Bull¡±, solt¨®¡ª. Escuch¨¢ndole, la sensaci¨®n general es que Norris tiene casi m¨¢s ganas que Verstappen de que el Mundial quede sentenciado, circunstancia que puede darse perfectamente este mismo fin de semana para suerte de la F¨®rmula 1, que recuper¨® el evento en el escenario m¨¢s opulento posible y que rubricar¨ªa su estrategia con la coronaci¨®n de su principal reclamo.