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Vini vuelve a bailar en la goleada del Real Madrid al Valencia
En su versi¨®n m¨¢s determinante, el brasile?o lidera la victoria con dos goles al atrevido equipo de Baraja, en un partido en el que se divierte con Rodrygo, que anota otro doblete
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Si el mundo se derrumbara, Vinicius a¨²n encontrar¨ªa un sitio para bailar. La ¨²ltima vez del brasile?o contra el Valencia hab¨ªa resultado un tormento muy doloroso. Los ecos de su plante ante los insultos racistas de aquella tarde de mayo en Mestalla a¨²n sobrevuelan a su alrededor: portadas, comunicados, cartas y los tr¨¢mites del proceso judicial abierto. Pero colocado de nuevo ante el mismo equipo, el brasile?o se sacudi¨® cualquier posible abatimiento con una peque?a colecci¨®n de fantas¨ªas y dos goles. Vini baila con una exuberancia que permite olvidar que falta Bellingham, en un palco con su madre. Incluso revive a Rodrygo, con el que se divierte como en el parque. Llegaba seco y anot¨® otro doblete. Vini baila y el Real Madrid sostiene el pulso con el Girona, que hab¨ªa ganado siete horas antes unos kil¨®metros al sur del Bernab¨¦u, en el regreso al barrio de su t¨¦cnico vallecano.
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El Madrid se hab¨ªa presentado con una lista de bajas de tal longitud que en el banquillo solo pudo sentar a cuatro futbolistas de la primera plantilla. Rellen¨® el resto con un portero del juvenil, Fran Gonz¨¢lez; otro del Castilla, Diego Pi?eiro; y dos jugadores m¨¢s de la plantilla de Ra¨²l, el central Edgar y Nico Paz. El cuadro de las siete ausencias, la ¨²ltima la de Bellingham por sus problemas en el hombro izquierdo, anunciada menos de seis horas antes, invitaba a pensar en una noche sufrida. Pero Toni Kroos despej¨® esa sombra con dos derechazos.
El primero fue una diagonal desde el centro a la banda derecha de Carvajal, que con el control super¨® a Gay¨¤ con un sombrero que pareci¨® involuntario. Esper¨® a que cayera la pelota y la empalm¨® de zurda a la red. Otro estupendo gol del lateral, a la altura del cabezazo que emboc¨® hace unas semanas en el S¨¢nchez Pizju¨¢n. Hac¨ªa diez a?os que no marcaba dos veces en una Liga. Apenas hab¨ªan transcurrido dos minutos. El Valencia hab¨ªa tenido tiempo de mostrar su descaro y el Madrid, su contundencia. Poco despu¨¦s Kroos volvi¨® a lucir la bota derecha: escuadrazo de tiro libre.
Nada de aquello alter¨® el vibrante intercambio de golpes en el que volvi¨® a brillar Lunin, como el mi¨¦rcoles contra el Braga. Respondi¨® con reflejos afilados a un tiro dentro del ¨¢rea de Hugo Duro y aguant¨® despu¨¦s de pie la siguiente aproximaci¨®n del delantero, que se present¨® solo ante ¨¦l y le tir¨® al cuerpo.
El Valencia ha armado un equipo disfrut¨®n y con personalidad a base de talento propio emergente, cuando lo que parec¨ªa era que el club se estaba desarmando. Pepelu y Javi Guerra sosten¨ªan el centro del campo, en una batalla cruda con Camavinga, a quien presionaban y esquivaban luego con el bal¨®n. Tocaban con Fran P¨¦rez, aparec¨ªa Diego L¨®pez. El equipo de Baraja juega ligero de cargas y miedos, con clase e intenci¨®n permanente de hacer sangre. Pero o se encontraban con un inspirado Lunin, hasta ahora suplente del recambio de Courtois, o no terminaban de acertar en el remate, como cuando el flequillo de Duro vio c¨®mo le rozaba un centro que pas¨® de lado a lado a cent¨ªmetros del gol.
Aunque sobre todo lo que sucedi¨® es que el centro del campo de Ancelotti comenz¨® a aplacar las ideas del juvenil Valencia. Con el mando de Kroos, la energ¨ªa de Valverde y la autoridad creciente de Camavinga. El franc¨¦s iba descifrando a Pepelu y Javi Guerra, y crec¨ªa y crec¨ªa, ampliando su zona de influencia, reba?ando balones por todos lados y saliendo a la carrera con ca?os y cierto aire brasileiro.
La noche estaba cogiendo ese tono. Vinicius vuelve a ser un agente del desconcierto, capaz de pisar el ¨¢rea despu¨¦s de irse de Correia por la izquierda, provocar un c¨®rner con el tiro y volver a provocar el caos por la derecha a partir de ese saque de esquina. Al festival se sum¨® Rodrygo, alica¨ªdo hasta sus goles al Braga. Juntos fabricaron el segundo, un pase de Rodrygo al segundo palo al que se lanz¨® su compatriota para marcar con el escudo. Desplegaron un recital de fantas¨ªas nada inocuas, siempre rondando el gol, como la doble ruleta con taconazo del 11.
Y juntos, o casi, marcaron m¨¢s tarde. Primero Vinicius con un tiro desde fuera del ¨¢rea y enseguida Rodrygo despu¨¦s de robar un mal pase de Mamardashvili. El Valencia estaba sonado y el Madrid encontraba con mucha sencillez el camino a su porter¨ªa. Rodrygo complet¨® su doblete despu¨¦s de otra maniobra muy l¨²cida dentro del ¨¢rea, y con los cinco el equipo pareci¨® saciado. Supera el primer tercio de la Liga en la pelea por el campeonato, y con la vista en lo que suceda en el par¨®n de selecciones con el hombro de Bellingham e Inglaterra.
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