Golpe de mano del Atl¨¦tico ante el Feyenoord
El equipo de Simeone logra la clasificaci¨®n para octavos tras derrotar al conjunto neerland¨¦s con uno de sus mejores partidos en Europa fuera de casa en los ¨²ltimos a?os
Pleno de personalidad, el Atl¨¦tico dio un golpe de mano en Rotterdam. Ventil¨® al Feyenoord con un partido excelso por coral y bien jugado con la pelota que le dio la clasificaci¨®n para los octavos de final y le deja el primer puesto del grupo a tiro de empate en la ¨²ltima jornada ante el Lazio y en casa. Fue una victoria de equipo grande, que jug¨® sin complejo alguno ante la amenaza de un rival y de un ambiente que se promet¨ªan crudos.
El Feyenoord, como el Celtic de Glasgow, cuenta con el fervor orgulloso de su hinchada, nost¨¢lgica de la conquista de la Copa de Europa de 1970 con aquel equipo que bajo la direcci¨®n de Ernst Happel y el liderazgo de Van Hanegem, Israel y Jansen le discut¨ªa al Ajax de Cruyff la autor¨ªa del f¨²tbol total. La sentencia Bosman y el enriquecimiento de los clubes m¨¢s poderosos que ha propiciado la Champions League han rebajado a muchos hist¨®ricos como el Feyenoord al segundo escal¨®n del f¨²tbol europeo. Eso s¨ª, en cuanto pueden asomar la cabeza por Europa con posibilidades de competir con dignidad el entusiasmo de sus hinchadas se encarga de recordar la her¨¢ldica.
De Kuip pretendi¨® ser un infierno para el Atl¨¦tico y el Feyenoord, un equipo de f¨²tbol salvaje, entendido como un estilo de juego huracanado, a altas revoluciones y acompa?ado por la flama de una atm¨®sfera ambiental con 50.000 almas que incluye pirotecnia a¨¦rea lanzada al cielo desde los aleda?os del estadio. De ese magma brot¨® el Feyenoord en el arranque con dos presiones feroces que hicieron rugir las tribunas. Un cruce oportuno de Hermoso impidi¨® a Minteh ejecutar a Oblak desde el punto de penalti. Fue el ¨²ltimo susto real que padeci¨® el Atl¨¦tico en el primer tiempo. Emergi¨® un equipo s¨®lido y fiable con la pelota para mostrar que cuatro toques agudos y afilados pueden silenciar una jaur¨ªa emocional como la que reproduce De Kuip. Hermoso, De Paul, Griezmann, sibilino, tac, tac, tac y Morata a la carrera para citarse en la frontal del ¨¢rea con Bilow. Demasiado tiempo para pensar para el atacante del Atl¨¦tico, perdedor del mano a mano por elegir un disparo centrado y poco da?ino. Se hizo el silencio y se prolong¨® cuando Marcos Llorente convirti¨® un rechace de un saque de esquina en un globo que cay¨® a plomo sobre las piernas de Geertruida y se introdujo en la porter¨ªa.
Ten¨ªan los futbolistas de Simeone la intenci¨®n de pellizcarle al Feyenoord lo antes posible y lo consiguieron. Con la ventaja del gol, iniciaron un ejercicio de oficio. Hac¨ªa tiempo que el Atl¨¦tico de Simeone no daba esa sensaci¨®n de autoridad en un partido de Copa de Europa fuera de casa. Con Griezmann como maestro de ceremonias en el toque y hasta en el quite. Minimizaron los futbolistas de Simeone al campe¨®n holand¨¦s con la pelota, sin importarles arriesgar en la construcci¨®n desde atr¨¢s. Les falt¨® sacarle m¨¢s r¨¦dito en el ¨²ltimo tercio de campo a su buen pie, pero desinflaron el ¨ªmpetu del Feyenoord. No hubo noticias de su afamado goleador, el mexicano Santi Gim¨¦nez. Entre otras cosas porque el Atl¨¦tico impidi¨® que le abastecieran con centros laterales. Se vici¨® en exceso el conjunto neerland¨¦s en busca del uno contra uno de Minteh contra Riquelme. El canterano logr¨® dejar en fuegos de artificio los juegos de cintura del extremo gambiano. Y cuando sobrevol¨® alguna rosca el ¨¢rea de Oblak, Gim¨¦nez, Hermoso y Witsel estuvieron imperiales.
Autoritario en el primer acto, tambi¨¦n se empe?¨® el Atl¨¦tico en serlo en el segundo. Un disparo de Griezmann al palo fue la muestra de ese equipo dispuesto a dar un pu?etazo en la mesa. Daba la impresi¨®n de que solo un error o un regalo defensivo pod¨ªan meter al Feyenoord en el partido. Y lo concedi¨® Witsel por conducir la pelota en zona prohibida ante Hartman. Su centro raso pill¨® despistado a Santi Gim¨¦nez, que calcul¨® mal el desmarque y se pas¨® de largo para poder empujar la pelota a puerta vac¨ªa.
El sobresalto fue pasajero. El Atl¨¦tico persisti¨® en su f¨²tbol tocado y elabor¨® un segundo gol de orfebre. Koke templ¨® el juego en la banda hasta que vio llegar a Barrios, que hab¨ªa entrado por Llorente. En su primera pelota el chico puso un globo por encima de la defensa que Hermoso convirti¨® sin dejarlo caer en una cuchara preciosa que describi¨® una parabola inalcanzable para Biljow. La superioridad manifiesta del Atl¨¦tico se quebr¨® con el gol de Wieffer, que cabece¨® ajustado un saque de esquina. Faltaba un cuarto de hora y De Kuip volvi¨® a inflamarse.
Lo apag¨® Riquelme, inmenso y puntiagudo toda la noche, provocando una falta lateral. La bot¨® cerrada Nahuel Molina y Santi Gim¨¦nez emboc¨® en su porter¨ªa lo que no pudo hacer en la de Oblak, el gran favorecido del esplendoroso partido de su equipo. No pas¨® excesivos apuros y contempl¨® una exhibici¨®n.
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