Simeone vuelve a ser Simeone en la esforzada victoria del Atl¨¦tico ante el Sevilla
Los rojiblancos sostienen con un jugador menos durante 20 minutos el solitario gol de Llorente por la expulsi¨®n de S?y¨¹nc¨¹, pero su entrenador ya hab¨ªa realizado antes cambios defensivos para guardar la renta
Obligado como contra el Getafe a otra sesi¨®n de ¨¦pica por la expulsi¨®n de S?y¨¹nc¨¹ en el ¨²ltimo tercio del duelo, el Atl¨¦tico se llev¨® este partido aplazado correspondiente a la cuarta jornada. Necesitaba ganar o ganar. El gol de Llorente mantiene la llama de la pelea por el t¨ªtulo. Un traspi¨¦ hubiera significado descolgarse demasiado de la cabeza de la tabla que comandan Girona y Real Madrid.
No jug¨® bien el Atl¨¦tico, pero conquist¨® una de esas victorias que llenan el ojo y ensanchan el pecho de Simeone. Sus carreras por el campo, haciendo la avioneta y dando saltos, delatan la dimensi¨®n de lo que supon¨ªa esta victoria. Simeone era tan consciente de ello, que antes de la expulsi¨®n del central turco ya hab¨ªa operado con cambios que buscaban m¨¢s defender que sentenciar al Sevilla. En un momento de apuro, Simeone volvi¨® a ser Simeone.
Suelen estar sus duelos con Quique marcados por una sobrecarga t¨¢ctica y competitiva. Se conocen y tambi¨¦n comparten muchos conceptos. Los dos tambi¨¦n adoptaron hace tiempo la defensa de tres centrales cuando antes fueron devotos incorruptibles del 4-4-2. Y con la defensa de cinco se plantaron ambos. Si acaso, llam¨® la atenci¨®n la decisi¨®n de Quique de presentar un once sin delanteros puros. Form¨® su pareja de ataque con Suso, un mediapunta, y Ocampos, un jugador de banda.
Si esa fue la triqui?uela de Quique para sorprender, la de Simeone fue orillar a Griezmann en la banda derecha para que desde all¨ª tirara diagonales o formara sociedades con Molina y De Paul. Ni a uno ni a otro entrenador les funcion¨® su intentona de robarse la cartera. Puestas sobre el tapete las cartas, fue el Atl¨¦tico el que se impuso de arranque. Morata se midi¨® con Dmitrovic en un mano a mano que perdi¨® tras una pared con De Paul.
El duelo arranc¨® con ritmo y las mechas cortas. En el Sevilla, eran Oliver Torres y Rakitic los que trataban de que la pelota le corriera a su equipo y Ocampos el que agitaba con conducciones y desmarques. Acostumbra el argentino a guerrearle al Atl¨¦tico y parec¨ªa decidido a ello hasta que su equipo termin¨® por entregarle el gobierno del partido. Cedi¨® el Sevilla, pero no baj¨® su intensidad. Tampoco redujo revoluciones el Atl¨¦tico y de ah¨ª sali¨® un duelo espeso y trabado. Todos asumieron que tocaba rascar en cada disputa. Un borbot¨®n de faltas tobilleras se apoder¨® del duelo. Ni Dmitrovic ni Oblak tuvieron que intervenir despu¨¦s del primer cuarto de hora. Hab¨ªa m¨¢s empe?o que f¨²tbol en el Atl¨¦tico y el Sevilla fiaba a Ramos que guardara la cueva. Ten¨ªa morbo el regreso del camero al Metropolitano.
Ni el empuje de De Paul, ni la labor de zapa de Morata, ni las intentonas de Riquelme le dieron para generar verdadero peligro. El ensayo de Lino como interior volvi¨® a fracasar. Simeone dice que es m¨¢s asociativo que Riquelme, pero el hispanobrasile?o liga poco juego. Quiz¨¢ se esconda tras esa decisi¨®n que los riesgos defensivos sean menos con el canterano por la banda que en una posici¨®n m¨¢s centrada. La cuesti¨®n es que en dos partidos esa disposici¨®n ha generado m¨¢s atascos que fluidez. El primer acto fue un ejercicio de competitividad de dos equipos que ense?aron m¨¢s oficio que seda.
La necesidad de aclarar su ofensiva llev¨® a Simeone a dejar a Riquelme y a Nahuel Molina en la caseta. Entraron Llorente y Correa y Lino se fue al carril. Como ya le sucedi¨® contra el Getafe, cuando devolvi¨® al brasile?o a esa posici¨®n, el Atl¨¦tico se naturaliz¨®. Una salida de bal¨®n din¨¢mica y a un toque la afil¨® Koke con un pase de 40 metros a Llorente, que acun¨® la pelota en el lateral del ¨¢rea. El centro que buscaba a Morata se lo devolvi¨® Ramos en su intento de despeje. Ya estaba Dmitrovic medio ca¨ªdo y no le dio tiempo a rectificar y llegar para detener el remate de Llorente.
No hab¨ªa pasado ni un minuto desde la reanudaci¨®n y el Atl¨¦tico se puso en ventaja. No pareci¨® fiarse en exceso Simeone de poder administrarla. Que el Getafe le igualara una renta de dos goles en los ¨²ltimos minutos a¨²n deb¨ªa rondar en su cabeza. As¨ª que Simeone volvi¨® a ser Simeone. Se limpi¨® primero a Morata para meter cemento con Sa¨²l. Despu¨¦s fue Koke para que entrara S?y¨¹nc¨¹, un central, y terminar de desempolvar su libreto m¨¢s sider¨²rgico. Todav¨ªa hubo m¨¢s, esta vez por obligaci¨®n, cuando el turco vio la roja directa por pisarle el tal¨®n a Ocampos. Griezmann dio paso a Reinildo, que reaparec¨ªa tras casi un a?o lesionado. Otra vez con diez a defender un resultado favorable. Y lo pudo mantener. Fueron 20 minutos de faena y sudor. Quique ya hab¨ªa metido toda la carga con En-Nesyri y Rafa Mir. Apenas apur¨® a Oblak Se ceb¨® el Sevilla en centros laterales y ah¨ª se qued¨® mientras Simeone simulaba volar de felicidad.
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