Un Bar?a en la irrealidad
El club azulgrana debe una enormidad de dinero, sobrevive a base de palancas en las que compromete sus ingresos a largo futuro, pero Laporta no parece agobiado
Estuve en San Mam¨¦s, donde el f¨²tbol descarg¨® un monumental partido copero, de esos que le curan a uno todas las desconfianzas contra los males del f¨²tbol de hoy. Aparte de otros provechos, la jornada me permiti¨® ver el contraste entre el Athletic, tan serio, s¨®lido y seguro de s¨ª mismo, con el Bar?a de estos d¨ªas, diferente al de cualquier otra ¨¦poca.
Sin estadio, sin dinero, sin credibilidad, todo parece irreal en ¨¦l, como si flotara en un mundo que no existe. Laporta compareci¨® en el palco con el aire honorable de quien acude a cualquier lugar libre de culpa, pero del fondo de animaci¨®n de San Mam¨¦s surg¨ªa cada poco un canturreo muy repetido: ¡°?Y Negreira, qu¨¦¡?¡±. Se me hizo curioso c¨®mo el Bar?a ha conseguido fingir que eso no existe. Pero pas¨® y no lo tiene presente s¨®lo el madridismo, por lo que vi. Me comentaron que el Bar?a visit¨® San Mam¨¦s muy poco despu¨¦s de que se conociera aquello y el p¨²blico lanz¨® al campo billetes con la cara de Negreira. Pero Laporta va por ah¨ª como si no fuera con ¨¦l. Incluso denuncia que ¡°esta Liga est¨¢ adulterada¡± a ra¨ªz del VAR del Madrid-Almer¨ªa.
Vi¨¦ndole all¨ª, en primera fila del palco, casi admir¨¦ su impostura. El Bar?a debe una enormidad de dinero, sobrevive a base de palancas en las que compromete sus ingresos a largo futuro, y no parece agobiado. Una de las palancas, por cierto, ya ha resultado ser humo. Gracias a ella pudo inscribir el curso pasado a algunos de los jugadores que le sirvieron para ganar LaLiga. La vista gorda de Tebas en este caso, ?autorizar¨ªa a afirmar que ese campeonato estuvo adulterado? Me qued¨¦ pens¨¢ndolo.
Pensaba tambi¨¦n en lo que ve¨ªa sobre el campo, un agregado de jugadores que no mezcla. Se nota el agujero descomunal que dej¨® Busquets. Un equipo sin medio centro carece de referente, se mueve sin orden gravitatorio. De Jong pretende fungir de tal, para eso vino, pero no le da. Ven¨ªa atr¨¢s, a recibir de los centrales y mover el bal¨®n con parsimonia como el que pasea un perrito por el parque. Xavi pidi¨® a Zubimendi o Kimmich, pero le han tra¨ªdo a Vitor Roque, un prometedor nueve que, por lo que veo, no le interesa. No le utiliza. Ah¨ª sigue Lewandowski, arrastrando una digna decadencia cada vez m¨¢s visible. Cuando le retir¨® fue para meter a Joao F¨¦lix, mitad genio del f¨²tbol mitad figurita de mazap¨¢n. Y ya en la pr¨®rroga sali¨® el ardoroso Guiu, que ha venido d¨¢ndole buenas respuestas a Xavi cuando tir¨® de ¨¦l. De Vitor Roque, ni noticia.
Sin portero, lesionado, sin medio centro, sin delantero centro. Sin estadio, sin dinero, sin fe en Xavi, al que le buscan las zapatillas cada d¨ªa. Se ve que ya le han cansado, sus conferencias de prensa tienen aire de despedida prematura. ?l mismo inici¨® el camino tras una pista falsa, la reconstrucci¨®n m¨¢gica de aquel gran equipo del que form¨® parte esencial. El entusiasmo del novato le llev¨® a hacer proclamas (¡°esto es el Bar?a, perder tendr¨¢ consecuencias, no nos basta con ganar hay que jugar bien¡±) imprudentes. No tiene a Messi, no tiene a Iniesta, no tiene a Puyol, no se tiene a s¨ª mismo. Tiene un agregado de jugadores llegados de cualquier parte y con cualquier idea.
Pero hay una esperanza: la fuerza tel¨²rica del club, que fabrica jugadores magn¨ªficos a edades r¨¦cord. Me admiraron Cubars¨ª y Fort por su entereza cuando de se vieron, como arrojados en paraca¨ªdas, en un partido tan bravo. Y lo mismo Guiu en el poco rato que jug¨®. Araujo, el malogrado Ansu, Pedri, Gavi, Balde, Lamine¡ Los precedentes son numerosos. Por debajo de todo ese constructo gaseoso de que se rodea Laporta hay una verdad nada lejana a la que cada d¨ªa es m¨¢s urgente abrazarse.
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