El Chelsea frena al City y agita la Premier m¨¢s disputada
Una versi¨®n ins¨®lita del doliente equipo de Londres sorprende a los jugadores de Guardiola, que reaccionan tras el 0-1 y no pasan del 1-1
La Premier m¨¢s disputada desde su creaci¨®n, en 1992, abri¨® otro abanico de posibilidades. El Manchester City, el equipo m¨¢s din¨¢mico, corrosivo y entusiasmado de Europa, primer candidato al t¨ªtulo, no fue capaz de sobreponerse al impacto contra el bloque gran¨ªtico del Chelsea. De visita en el Etihad, el d¨¦cimo clasificado ven¨ªa de encadenar dos victorias seguidas. Sus jugadores se tomaron el duelo con el equipo de moda como una puerta de liberaci¨®n frente a la crisis institucional y deportiva que los oprime desde hace un a?o. Fue la hora de Enzo Fern¨¢ndez, colosal en todos los departamentos, del polifuncional Sterling, del incre¨ªble Jackson, del inalterable Palmer. Entre todos deformaron al equipo de Guardiola, que ahora marcha tercero por detr¨¢s del Arsenal y el Liverpool a falta de 13 jornadas que prometen el mayor espect¨¢culo que puede ofrecer un campeonato hoy en d¨ªa.
Irregular, desordenado y vulnerable en tantas jornadas de liga, el Chelsea que se present¨® en Manchester revelaba una mutaci¨®n desconocida. Era un equipo distinto. Espoleados por la urgencia de un club que vive en la zozobra desde que la invasi¨®n de Ucrania forz¨® la remoci¨®n de su propietario, el ruso Roman Abramovich, sus espl¨¦ndidos futbolistas se deshicieron de la ansiedad y saltaron al campo transformados por la adrenalina, exaltados al verse a las puertas de salvar la temporada, conscientes de que un golpe al equipo de referencia en Inglaterra justificar¨ªa sus contratos en peligro. Empujados hacia una meta trascendental redoblaron su atenci¨®n, ampliaron su visi¨®n, afinaron su instinto, y se prepararon para levantar una muralla infranqueable. Al City se le redujeron de entrada el cupo de errores humanos admisibles. Obligado a caminar por el alambre, forzado a no errar un pase, a encenderse en cadenas de movilidad y circulaci¨®n r¨¢pida, los futbolistas locales se encontraron pronto dislocados. Algo no funcionaba en la sala de m¨¢quinas.
El Chelsea adelant¨® el bloque de presi¨®n y el bal¨®n rod¨® entrecortado de pie a pie. La ausencia por problemas f¨ªsicos de Bernardo Silva, gran maestro del juego asociativo, y la subida de Akanji de la zaga al mediocampo en la gestaci¨®n de las jugadas, sumaron dos problemas dif¨ªciles de resolver en la conciencia de sus compa?eros. Ah¨ª donde Stones se desplaza con ligereza, impulsado por un cuerpo nervioso y ¨¢gil, Akanji se mueve con pesadez. Su carrocer¨ªa le impide girarse sin que le chirr¨ªen los goznes en una zona en la que cambiar de orientaci¨®n resulta imprescindible para salir de los atolladeros. El gigante suizo asumi¨® el rol con responsabilidad y valent¨ªa pero su confianza se degrad¨® en la medida en que Gallagher y Jackson lo fueron apretando por turnos con una determinaci¨®n asombrosa.
El circuito de pelota, arteria principal del City, se entrecort¨® de ra¨ªz. No ayudaron los dos interiores designados por Guardiola para oficiar de postas en el camino hacia el ¨¢rea rival: De Bruyne exhibi¨® su versi¨®n m¨¢s est¨¢tica y Juli¨¢n ?lvarez, sobrecargado de tareas en un sistema que exige la contribuci¨®n arm¨®nica de todos, no consigui¨® readaptar su naturaleza de delantero de desmarque a las extenuantes labores de mantenimiento en los carriles centrales, convertidos en un campo de minas por el batall¨®n que bascul¨® con Enzo y Caicedo.
Desconcertado, el City acab¨® conduciendo sus ataques con lentitud y por afuera, para sosiego del n¨²cleo de presi¨®n del Chelsea, que no pareci¨® cansado y encontr¨® en Palmer, Jackson y Sterling tres razones para la esperanza. Los defensores visitantes supieron desde un principio que sus atacantes gestionar¨ªan con una eficacia demoledora cada pelotazo que les enviaran, cada rechazo que se produjera en la frontal del ¨¢rea, cada p¨¦rdida del City en su fatigosa evoluci¨®n.
Antes del cuarto de hora, Palmer aprovech¨® una presi¨®n indecisa y lanz¨® a Jackson hacia el primer mano a mano que salv¨® Ederson. Le sigui¨® un pase de Enzo a Sterling, que el extremo jamaicano no concret¨® en otro mano a mano con el brasile?o. A la tercera, Jackson y Palmer volvieron a unirse en otra contra brillante que Sterling remat¨® a gol tras recortar a Walker. El 0-1 pudo transformarse en 0-2 por otro mano a mano que Ederson salv¨® en un tiro a bocajarro de Sterling. El City sufri¨® el mayor acoso de la temporada antes de que Guardiola, cerca de la hora de partido, metiera a Bernardo Silva en sustituci¨®n de Juli¨¢n ?lvarez.
Guardiola: ¡°Comenzamos a jugar despu¨¦s del 0-1¡å
De la mano del maestro de Lisboa, el City recuper¨® la senda de la sorpresa. Fabuloso para imaginar l¨ªneas de pase, Bernardo Silva ayud¨® a sus compa?eros a internarse en el meollo de la defensa del Chelsea. La v¨ªa m¨¢s arriesgada fue la ¨²nica que permiti¨® al equipo de Guardiola encontrar brechas en la zaga de Pochettino. El t¨¦cnico argentino reaccion¨® con alarma: quit¨® a Palmer y meti¨® otro central, Chalobah. El paso atr¨¢s expuso al Chelsea. Se sucedieron las ocasiones visitantes: Foden, Rodri, y Haaland se quedaron a un cent¨ªmetro del gol. Petrovic, portero suplente, parec¨ªa Courtois.
Al cabo de una maniobra que Silva ilumin¨® meti¨¦ndose en el ¨¢rea por el carril del diez y Walker remat¨® desde el otro costado, Rodri pill¨® el rechace que asegur¨® el empate. El 1-1 ayud¨® al City a prolongar a 34 la racha de partidos imbatido en su estadio. El VAR descart¨® en el descuento un penalti de Colwill por mano en el ¨²ltimo instante del descuento. El empate reafirma al Liverpool en el liderato de la Premier con 57 puntos en 25 partidos, seguido por el Arsenal que suma 55 puntos tras imponerse al Burnley (0-5), y por el City, que cuenta 53 con un partido menos.
¡°No estuvimos a nuestro nivel en la primera parte¡±, reconoci¨® Guardiola; ¡°y cuando juegas contra un equipo como el Chelsea tienes que rendir a tu mejor nivel 95 minutos. Nosotros comenzamos a jugar despu¨¦s de encajar el 0-1. Cuando no est¨¢s bien colectivamente, como grupo, concedes transiciones. Tenemos que mejorar y hacer lo que hicimos en la segunda parte despu¨¦s de encajar el gol¡±.
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