Frenazo al Real Madrid en Vallecas
Reactivado por el estreno de ??igo P¨¦rez en el banquillo, el Rayo se repone al gol inicial de Joselu y resiste el impulso del equipo de Ancelotti
Y pese a todo, el Rayo vive, tiene pulso. Mientras la conversaci¨®n gira alrededor del breve futuro del desvencijado campo de Vallecas, coraz¨®n del barrio del sur de Madrid, abandonado de manera estrat¨¦gica por la directiva, al equipo, que tambi¨¦n parec¨ªa deshacerse las ¨²ltimas semanas bajo el mando de Francisco, a¨²n le queda aliento. Todav¨ªa en su estadio, y muy cerca de la hora cl¨¢sica de los partidos del mediod¨ªa vallecano, el Rayo fren¨® al Real Madrid, que llegaba con el impulso de encarrilar los octavos de la Champions en Leipzig y de haber arrasado en el Bernab¨¦u al Girona, su competidor m¨¢s cercano por el t¨ªtulo. Pero el equipo de Ancelotti se encontr¨® con la resistencia de la franja, reavivada por ??igo P¨¦rez, debutante en el banquillo despu¨¦s de haber ejercido hasta el curso pasado como ayudante de Andoni Iraola. Juntos construyeron un equipo arrojado y disfrut¨®n del que a¨²n quedan rastros, como comprob¨® el Madrid en otra tarde compleja en el barrio, donde termin¨® con un punto de desquicie y Carvajal expulsado despu¨¦s de solo 20 minutos en el campo.
La cita en Vallecas nunca les resulta c¨®moda. Se trata de un lugar propicio para embocadas. Tambi¨¦n para vah¨ªdos y ca¨ªdas de tensi¨®n. Pero este Madrid de las emergencias y el compromiso no hab¨ªa ido a eso esta vez. De la primera vacilaci¨®n lo que naci¨® no fue un tropiezo, aunque falt¨® bien poco, sino el comienzo de la primera descarga de la intensidad con la que el Madrid se arroj¨® al duelo en Vallecas. Lunin dio un pase muy comprometido a Camavinga, que al girarse perdi¨® de vista la pelota. El Rayo, revolucionado tambi¨¦n en el arranque, la devolvi¨® enseguida al ¨¢rea, como en los viejos tiempos de rock and roll de Iraola. Pero all¨ª se enredaron Trejo y Ra¨²l de Tom¨¢s y el Madrid ya no volvi¨® a dudar. Liber¨® un fogonazo en cadena al primer toque. Brahim lanz¨® a Valverde por la banda, el uruguayo avist¨® la entrada de Joselu por el centro, adonde se la puso, y el delantero super¨® a Dimitrievski. Un parpadeo. No hab¨ªan transcurrido ni tres minutos y el equipo de Ancelotti ya hab¨ªa resuelto lo que no consigui¨® en la primera vuelta. El Rayo era hasta ese punto el ¨²nico al que no hab¨ªan podido marcar.
El gol, concedido por el aviso del VAR de que la juez de l¨ªnea se hab¨ªa equivocado al levantar la bandera, abri¨® las compuertas a la voracidad del Real. Lejos de salir a contemplar el paisaje, apretaron desde el comienzo, empujados por Valverde, que cubre una extensi¨®n formidable del campo y empuj¨® tambi¨¦n el ataque en el primer tiempo. Al lado le hab¨ªan tocado esta vez Camavinga, que tuvo su momento m¨¢s tarde, y Modric, que regres¨® al once y dej¨® un par de gotas de esencia poco trascendentes. La energ¨ªa del uruguayo s¨ª la compart¨ªan Brahim, Joselu y Vinicius. El bal¨®n volaba con precisi¨®n y sin ret¨®rica. Lo perd¨ªan poco de vista, pero lo recuperaban all¨ª donde hab¨ªan adelantado las l¨ªneas, tan arriba, para volver a empujar.
El Rayo no encontraba el hilo. Persegu¨ªa contrarios inalcanzables como espectros. El gol los hab¨ªa dejado sonados, pero no recibieron m¨¢s rasgu?os. Sin embargo, tardaron en tocar tierra. Hasta que encontraron un par de veces a ?lvaro Garc¨ªa, primero desde la banda derecha con un centro de Balliu, y despu¨¦s desde la izquierda, donde empezaba a juntarse con ¨¦l Pacha Espino. De ah¨ª sali¨® el chispazo que los despert¨®. Lograron rondar la l¨ªnea de fondo y dejar atr¨¢s el bal¨®n para Trejo. El argentino tir¨® alto, pero el bal¨®n dio en la mano derecha de Camavinga y el VAR lo caz¨®. Ra¨²l de Tom¨¢s consigui¨® que Isi le dejara ejecutar el penalti y sum¨® su primer gol en esta Liga, el segundo del curso despu¨¦s de uno que le marc¨® al Yeclano en la Copa.
El gol los reanim¨® y les abri¨® los ojos a la exploraci¨®n de esa banda que defend¨ªa Lucas V¨¢zquez, que dio descanso a Carvajal, y pas¨® 75 minutos ajetreados en Vallecas. Lo que mostraba el Rayo en el estreno de ??igo P¨¦rez en el banquillo no se correspond¨ªa con su trayectoria temblorosa de los ¨²ltimos meses. Todav¨ªa queda algo de aquel equipo propositivo que abandon¨® en junio.
Al Madrid le cost¨® recuperar la pelota. Y ya fue a otro ritmo, lejos de la electricidad que sucedi¨® al gol de Joselu. Trat¨® de aplacar la crecida del Rayo qued¨¢ndose con el bal¨®n, pero tambi¨¦n se alej¨® algo m¨¢s de la porter¨ªa de Dimitrievski. Vinicius se enfrentaba siempre a distancias interminables cuando empezaba a correr, sin demasiada compa?¨ªa cuando lograba escapar de la vigilancia de Balliu e Isi. El brasile?o segu¨ªa siendo una m¨¢quina desconcertante para el rival, pero el Rayo consigui¨® desconectarla del resto del circuito del Madrid.
Lo m¨¢s peligroso que consigui¨® encontrar fue una falta lejana que lanz¨® Kroos y que consigui¨® alcanzar Dimitrievski con una estirada.
Ni siquiera con m¨¢s pelota vivi¨® tranquilo. Tchouameni, otra vez central, ensay¨® uno de sus regates para girarse en el centro del campo y se trastabill¨® ante ?lvaro Garc¨ªa, que le birl¨® la pelota y tir¨®, pero el franc¨¦s se reh¨ªzo a tiempo y bloque¨® el tiro. El Rayo no solo aguantaba, sino que, como el Rayo de antes, introdujo en el campo a Falcao y Camello, dos delanteros. El Madrid no pod¨ªa buscar el segundo sin mirar hacia atr¨¢s por encima del hombro, en lo que se convirti¨® en la vieja batalla barrial que se espera de Vallecas en los buenos tiempos. El Real acab¨® frustrado, con cierta desesperaci¨®n, por un equipo que, con P¨¦rez, sigue vivo.
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