Rev¨¢lida en agosto para el Simeone m¨¢s impaciente

A veces, la expectaci¨®n levantada es directamente proporcional a la decepci¨®n generada. Con solo tres jornadas disputadas y cinco puntos de nueve lo sabe bien Diego Pablo Simeone, que despu¨¦s del tropiezo en casa con el Espanyol (0-0) ha comprobado que se le cuestionan las decisiones m¨¢s relevantes que ha tomado en los tres primeros partidos de Liga. Provoc¨® un general fruncir de ce?os cuando en Vila-real (2-2) sent¨® en el descanso a Alexander Sorloth, que marc¨® el empate a dos en el ¨²nico bal¨®n que le lleg¨® en condiciones de ser rematado. Contra el Girona (3-0) y contra el Espanyol ya le asom¨® el debate de si tienen cabida regular en su once de cabecera ¡ªpuntual se dar¨¢ tarde o temprano¡ª, el atacante noruego, Griezmann y Juli¨¢n Alvarez. Las deliberaciones al respecto se reavivaron con el cambio de Sorloth por Reinildo a falta de m¨¢s de veinte minutos, muy protestado por la grada. Jugar o no con ese tr¨ªo de atacantes es el punto hasta ahora m¨¢s controvertido porque liga con las expectativas levantadas entre la hinchada, disparadas con el fichaje de Alvarez. Hasta ahora Simeone no los ha juntado un minuto.

¡°Si fuera aficionado yo tambi¨¦n pensar¨ªa lo mismo¡±, respondi¨® el domingo el preparador argentino cuando le preguntaron si entend¨ªa que un sector numeroso de la afici¨®n rojiblanca abucheara el que en su libreto de cabecera es un cambio tan habitual y natural como filosofal. ¡°Meter a Reinildo por Sorloth fue porque el equipo se estaba partiendo y cuando un equipo se parte, puede ganar o perder, y a m¨ª eso no me gusta, prefiero controlarlo¡±, razon¨® el Cholo.

Es en los movimientos de banquillo, en los que muchas veces Simeone acierta, donde se ha apreciado a un entrenador impaciente y ansioso por alcanzar la victoria lo antes posible, quiz¨¢ llevado por la exigencia, que ¨¦l mismo reconoce que se ha elevado interna y externamente, generada por los casi 200 millones de euros que el club se ha gastado entre Alvarez, Le Normand, Gallagher y Sorloth.

El triple cambio contra el Espayol en el intermedio hizo saltar el chivato de la impaciencia de Simeone por cerrar un partido. De una tacada sent¨® a Alvarez, Molina y Lino para dar entrada a Griezmann, Llorente y Barrios, tres piezas clave a las que hab¨ªa rotado con vistas al partido de esta tarde en San Mam¨¦s (19.30, Movistar LaLiga). El equipo hab¨ªa jugado una muy buena primera media hora en la que gener¨® media docena de ocasiones, tres de ellas muy claras. ¡°El equipo despu¨¦s baj¨® la intensidad, con los cambios quer¨ªamos mejorar eso¡±, justific¨® el t¨¦cnico rojiblanco. Como en Vila-real con la entrada de Correa por Sorloth, el movimiento no tuvo el impacto esperado. El Atl¨¦tico gener¨® menos ocasiones en todo el segundo tiempo que en la citada convincente primera media hora, lo que cuestiona si ese primer once no merec¨ªa al menos un cuarto de hora m¨¢s de confianza colectiva. Y tambi¨¦n, individual en los casos de Molina y Juli¨¢n Alvarez. El triple cambio m¨¢s el de Correa por De Paul un cuarto de hora m¨¢s tarde ya le condicion¨® el quinto. No pudo entrar Gallagher, que hab¨ªa sido titular en las pruebas previas. Tampoco su hijo Giuliano, que tiene muy buena pinta para partidos atascados como el del Espanyol.

Bajo ese escenario de cuestionamientos se presenta Simeone esta tarde en uno de los estadios que m¨¢s le motivan por pedigr¨ª y por la irascibilidad que genera su figura. Toda una rev¨¢lida con agosto sin caducar en la que est¨¢ por ver qu¨¦ pelaje adoptar¨¢ el Atl¨¦tico. Una derrota puede suponer irse al par¨®n de selecciones a siete puntos del liderato si el Barcelona se impone al Valladolid. Justo lo que Simeone, el club y tambi¨¦n la hinchada no deseaban: alejarse demasiado de la cabeza de la tabla con tanta antelaci¨®n.

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