Mbapp¨¦ se descorcha en el Bernab¨¦u
El franc¨¦s marca por fin sus dos primeros goles en Liga y da la victoria a un Madrid m¨¢s s¨®lido ante el Betis
El Real Madrid se present¨® en su casa bajo un nubarr¨®n de cierta angustia, a siete puntos del Barcelona, despu¨¦s de dos pinchazos inesperados mal jugados, con un inquietante par¨®n de casi dos semanas a la vista y con su futbolista m¨¢s lustroso sumergido en un bloqueo formidable. Kylian Mbapp¨¦ hab¨ªa tirado 17 veces en la Liga y no hab¨ªa encontrado la red. Y as¨ª sigui¨® contra el Betis. Prob¨® y prob¨®: otras siete veces, cinco de ellas bloqueadas. Era desesperante. Hasta que dej¨® de serlo. Fede Valverde le envolvi¨® un regalo en una genialidad, un taconazo en el ¨¢rea, y Mbapp¨¦ marc¨® con su tiro n¨²mero 25, y despu¨¦s con el 26, un penalti que sufri¨® Vinicius y transform¨® el franc¨¦s. As¨ª son los descorches: de repente se derrama el licor. Se alivi¨® ¨¦l y alivi¨® al Madrid, que se interna en la ventana de selecciones algo m¨¢s cerca del Bar?a, pero sobre todo despu¨¦s de haber ganado solidez y continuidad. Y de haber rescatado a Mbapp¨¦ de su frustraci¨®n melanc¨®lica.
Para desatascar, Ancelotti escogi¨® a Dani Ceballos, que hasta unas horas antes hab¨ªa intentado presentarse en el Bernab¨¦u en la expedici¨®n contraria. El italiano le prefiri¨® a G¨¹ler, Brahim y Modric, y le coloc¨® al lado de Valverde y Tchouameni, algo m¨¢s ca¨ªdo a la izquierda, la banda por donde se intuye que puede suceder lo mollar, el territorio de Vinicius y Mbapp¨¦. El utrerano se expres¨® con intensidad. Sali¨® a buscar la pelota para tratar de dirigir las operaciones. La persegu¨ªa cuando la ten¨ªa el Betis y cuando la ten¨ªa el Madrid: se?alaba el camino que deb¨ªa seguir la jugada mientras buscaba d¨®nde situarse para recibir y empezar a coser el juego. Entonces se mostr¨® r¨¢pido, sin los arabescos en los que a veces se enreda. El equipo deb¨ªa ir hacia delante y su misi¨®n era empujarlo. Se aplic¨® sin pausa.
En el Madrid hab¨ªa subido la tensi¨®n general. Estaban m¨¢s juntos, como quer¨ªa Ancelotti, y recuperaban m¨¢s arriba. Valverde y Tchouameni barr¨ªan la zona central con autoridad, con el habitual despliegue expansivo del uruguayo y una faena muy despierta del franc¨¦s. Era un Tchouameni menos contemplativo, menos parsimonioso en el manejo de la pelota.
Todos parec¨ªan dispuestos a enmendar las lagunas que se les hab¨ªan se?alado, la ra¨ªz de las decepciones. Tambi¨¦n los de arriba. Vinicius y Mbapp¨¦ se buscaban como en los primeros minutos del primer d¨ªa, con esa ilusi¨®n de los comienzos. La subida de revoluciones ayudaba a que encontraran m¨¢s espacios cuando les llegaba el bal¨®n. Tambi¨¦n ellos lo despachaban con m¨¢s alegr¨ªa. El brasile?o conduc¨ªa, y cuando avanzaba ya se adivinaba que al final de aquello iba a aparecer el franc¨¦s. Y s¨ª. All¨ª asomaba. Pero se mueve todav¨ªa un punto de espesura. Tiraba y tiraba. Y nada. Siempre hab¨ªa all¨ª un defensa. No acertaba con el gol y sus elecciones revelaban cierta ansiedad.
El Betis encontraba sus caminos a trav¨¦s de William Carvalho y Marc Roca, que administraban el centro. Y sobre todo con la amenaza de Abde por la izquierda, que mantuvo un fogoso duelo con Carvajal, que mantiene el extraordinario nivel del curso pasado. Desactiv¨® la electricidad de Abde con sabidur¨ªa y autoridad.
El Madrid luc¨ªa m¨¢s s¨®lido, m¨¢s continuo, pero no daba con el camino al gol. Mbapp¨¦ se encontraba una y otra vez con rutas taponadas. M¨¢s cerca estuvo Milit?o al cabecear un c¨®rner que detuvo Rui Silva. O Valverde con sus tiros de larga distancia. O Vinicius, que dio en el palo despu¨¦s de un ligero rechace. El final de ese intento pareci¨® revelar una maldici¨®n sobre Mbapp¨¦. Le cay¨® el rechace y lo envi¨® por encima del larguero a puerta vac¨ªa. Es cierto que se encontraba en fuera de juego, pero daba la impresi¨®n de que estaba destinado a una b¨²squeda infinita del gol. Sin premio.
Pellegrini se anim¨® a explorar algo m¨¢s y meti¨® a Vitor Roque por Ruibal, ese lateral, a veces extremo, que ten¨ªa jugando de delantero por la escasez. El futbolista del Bar?a cabece¨® a las manos de Courtois nada m¨¢s salir. El bal¨®n era del Madrid, pero el Betis no se hab¨ªa entregado. Probaba a correr en cuanto recuperaba, pero Milit?o y R¨¹diger aplacaban las aventuras con una jerarqu¨ªa imponente. El alem¨¢n sigue en el punto donde lo dej¨® la temporada pasada. El brasile?o se conduce con m¨¢s soltura a campo abierto que cara a cara contra los regateadores. Se encontraba en el escenario adecuado.
Para impulsar la b¨²squeda, Ancelotti meti¨® a Fran Garc¨ªa y Brahim por Mendy y Ceballos. Y siguieron cargando sobre el ¨¢rea de Rui Silva. Hasta que Valverde, que sigue creciendo, regal¨® una iluminaci¨®n deslumbrante. Tacone¨® con la izquierda dentro del ¨¢rea, Mbapp¨¦ se vio a solas frente al portero y entonces s¨ª, por fin, hizo saltar el corcho de la botella. El alivio fue formidable.
Ya con esa ligereza, Brahim encontr¨® a la carrera a Vinicius, que cay¨® al cruzarse con Rui Silva. El ¨¢rbitro, en disputa con el brasile?o, mand¨® seguir, pero el VAR hab¨ªa visto otra cosa. Cedi¨® el penalti a Mbapp¨¦, que volvi¨® a acertar, que dio m¨¢s aire despu¨¦s de la angustia de comienzo de curso.
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