El gur¨² al que consult¨® Ancelotti para mejorar sus charlas en los descansos
Eamon Devlin, que asesora a cuatro equipos de Champions para pulir el uso de los intermedios en el vestuario, trabaj¨® en octubre en Valdebebas con el cuerpo t¨¦cnico del Real Madrid
Carlo Ancelotti se fotografi¨® a finales de octubre en Valdebebas con un antiguo abogado norirland¨¦s de 46 a?os y con el b¨²ho de peluche que le acababa de regalar. No se trataba de un aficionado a la caza de un fondo de pantalla. A este tipo con una modesta trayectoria como entrenador de f¨²tbol ga¨¦lico le hab¨ªan llamado a la ciudad deportiva del Real Madrid. Eamon Devlin ofrece consultor¨ªa sobre un tramo muy espec¨ªfico del f¨²tbol, el descanso, los ¨²nicos 15 minutos en los que el bal¨®n no est¨¢ en juego entre que el ¨¢rbitro pita el principio y se?ala el final. Ha entrevistado a decenas de entrenadores y jugadores y ha concluido que en ese rato se hace casi todo mal: tensi¨®n, caos y demasiadas palabras.
Quite the week for Minute9. Two in-person client visits: Real Madrid and UAE football teams. pic.twitter.com/UGmN8YCyZ5
— Minute9 (@Min9HalfTime) October 23, 2024
¡°La charla del descanso dura una media de cinco minutos y 30 segundos, unas 770 palabras¡±, explica a trav¨¦s de una videollamada. ¡°Le preguntamos a los entrenadores: ¡®?Recuerdas lo que dijiste? Si t¨² no lo recuerdas, ?c¨®mo van a recordarlo los jugadores?¡±. Cuando trabaja con sus clientes en Inglaterra, Alemania, Italia y Espa?a, entre los que hay cuatro equipos de Champions, se esfuerza en convencerles de que hablen solo 60 segundos. ¡°Intentamos que usen m¨¢s elementos visuales. Cuando est¨¢s cansado, no es buena idea usar solo palabras¡±.
Esta rara especialidad empez¨® con su hija Zoe, que ten¨ªa 10 a?os en 2021 cuando ¨¦l ejerc¨ªa en Z¨²rich como abogado en MJ Hudson, un despacho cotizado en la Bolsa de Londres del que fue uno de los fundadores. ¡°A su equipo de f¨²tbol no le iba muy bien: perd¨ªan 6-0, 10-0, 19-0¡ Y cuanto m¨¢s perd¨ªan, m¨¢s tiempo les hablaban los entrenadores, cada vez m¨¢s enfadados. Despu¨¦s de un partido que acab¨® 24-0, lo cronometr¨¦: nueve minutos. Por eso mi empresa se llama Minute9. Camino a casa, me dijo: ¡®Lo dejo. Puedo aguantar perder, que nos goleen, pero no soporto que los entrenadores me hagan sentir triste¡±. Y lo dej¨®. ¡°Pens¨¦: esto es absurdo, debe haber otra manera de comunicarse con los jugadores¡±.
Tambi¨¦n ve contraproducente la tensi¨®n extrema bajo la que sucede todo en el vestuario. ¡°Es un momento de much¨ªsima presi¨®n a contrarreloj. Hay situaciones similares, como las urgencias de un hospital, adonde llegan pacientes constantemente. O los controladores a¨¦reos. Estas situaciones requieren protocolos, y en todas se usa un lenguaje calmado; nunca alterado. Nunca. La comunicaci¨®n efectiva no incluye el enfado¡±.
Los t¨¦cnicos que acuden a Devlin ¡ª¡±los buenos entrenadores piden ayuda¡±, dice¡ª lo hacen porque han detectado alguno de estos tres problemas: ¡°Mis descansos son un caos, no hay estructura; los jugadores no me escuchan, no me hacen caso; y el tercero, el m¨¢s habitual ¨²ltimamente, mis jugadores se quedan en silencio, no dicen nada¡±. Cuando el consultor llega a un lugar como Valdebebas, dedica las primeras horas a hablar con el entrenador, a ver algunas de sus charlas, a observar las din¨¢micas y a entrevistar a varios futbolistas. ¡°Si preguntas a los entrenadores qu¨¦ es lo m¨¢s importante en el descanso, la mayor¨ªa dir¨¢ que los cambios t¨¢cticos, es decir, la charla. Si preguntas a los jugadores, dir¨¢n: comida, agua, descanso, recuperaci¨®n, sentirse a salvo, estar con mis compa?eros, y luego los cambios t¨¢cticos. En el descanso, los futbolistas se sienten cansados, solos y con mucha ansiedad¡±.
Devlin, que estudi¨® psicolog¨ªa cuando dej¨® su bufete tras una profunda crisis personal, ha visto que la tensi¨®n empieza a crecer antes del descanso. Por eso cree que los entrenadores deber¨ªan ver el primer tiempo desde la grada, como en el rugby. ¡°Mu¨¦streme un jugador al que le guste que le griten desde la banda. Un lateral ingl¨¦s me cont¨® que juega mejor la mitad en la que el entrenador est¨¢ en la otra banda¡±.
Cuando el ¨¢rbitro los env¨ªa al vestuario, Devlin dice que lo primero que debe hacer el t¨¦cnico es comer. ¡°Intentamos que los entrenadores se sientan menos estresados d¨¢ndoles comida. Los niveles de glucosa de su cerebro caen durante el partido. Cuando comen algo, se tranquilizan. La respiraci¨®n se ralentiza, porque para comer tiene que ser regular¡±.
Adem¨¢s, as¨ª los mantienen fuera del vestuario, donde los jugadores deber¨ªan dedicar unos minutos a hacer algo sin relaci¨®n con el f¨²tbol, incluso mirar el m¨®vil. ¡°Para conseguir que los jugadores hablen m¨¢s. En cuanto entra el entrenador, generalmente dejan de hablar¡±. Es ¨²til que lo hagan. ¡°Y que discutan tambi¨¦n. El feedback m¨¢s valioso es el de un compa?ero; no el del entrenador. Si el entrenador es duro, el jugador tendr¨¢ una de estas tres reacciones: no le escucha, le dir¨¢ est¨¢s equivocado y te lo voy a demostrar, o pueden aceptarlo, aunque pocos lo hacen. Pero si es un compa?ero, es m¨¢s probable que le crea¡±.
Adem¨¢s recomienda que en la sala haya muy poca gente. ¡°El due?o est¨¢ ah¨ª, el presidente est¨¢ ah¨ª, un patrocinador¡ Dicen, no importa, no est¨¢n hablando. Pero solo porque alguien no hable no significa que no est¨¦ comunicando¡±.
En los dos d¨ªas de trabajo que suelen durar sus sesiones en los clubes, Devlin deja incluso recomendaciones sobre la ropa de los t¨¦cnicos o c¨®mo resetear a los futbolistas cuando no les sale nada, por ejemplo, oblig¨¢ndoles a cambiarse las medias al llegar al vestuario. En resumen: menos ch¨¢chara y m¨¢s orden. Y un b¨²ho de peluche como el de Ancelotti para los entrenadores, cuyo significado, como otros detalles protegidos por acuerdos de confidencialidad, se resiste a revelar.
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