Dressel abre las aguas del relevo m¨¢s r¨¢pido de la historia con ba?ador textil
Estados Unidos conquista el 4x100 en 3m 10,11s, a 73 cent¨¦simas del r¨¦cord que estableci¨® el cuarteto liderado por Phelps en Pek¨ªn, e Italia hace historia subi¨¦ndose al podio
A Zachary Apple lo rechazaron por mal nadador cuando iba al colegio, con 17 a?os¡±, dice Sergio L¨®pez. ¡°Se inscribi¨® en el equipo de la Universidad de Western Kentucky, pero all¨ª cerraron el programa de nat¨¢ci¨®n y se qued¨® sin piscina. Entonces se fue a Auburn y ah¨ª comenz¨® a mejorar¡±.
Sergio L¨®pez, primer medallista espa?ol de la historia en nataci¨®n, entren¨® a Apple durante dos a?os en Auburn. Descubri¨® un atleta tozudo. Trabajador. Tan empe?ado en tallar su troncosa disposici¨®n acu¨¢tica que a la edad de 24 a?os, este lunes se tir¨® a la piscina de Tokio y nad¨® su posta en 46,69 segundos, m¨¢s rapido que ninguno de sus compa?eros en el relevo de 400 metros libres m¨¢s r¨¢pido de todos los tiempos con ba?ador textil.
Dirigido por Caeleb Dressel, que conquist¨® la primera de las siete medallas de oro que persigue en los Juegos, el equipo americano salv¨® la encrucijada en 3m 8,97s. Ni los franceses, ni los rusos ni los australianos, tres potencias tradicionales que acumulan velocistas en los r¨¢nkings, consiguieron soportar el ritmo. La plata fue de Italia. El formidable cuarteto de Miressi, Cecconi, Zazzeri y Frigo complet¨® la f¨®rmula m¨¢s exacta posible de administraci¨®n de talentos, esfuerzos y oportunidades, para conseguir una marca de 3m 10,11s que se inscribe como la segunda de la historia con ba?ador textil, o la sexta si se comprende el periodo que va de 2008 a 2009, cuando los monos de goma impermeables favorecieron registros sobrenaturales. Un dedo por detr¨¢s de los italianos, el equipo de Australia toc¨® la pared del bronce en 3m 10,22s, tercera marca de siempre con ba?ador textil.
¡°Nunca dudamos de nosotros mismos, no es as¨ª como trabajamos en el equipo de EE UU¡±, dijo Caeleb Dressel, con su habitual ingenuidad sure?a, resoplando al salir de la piscina. ¡°Dominamos bastante bien¡±.
El fen¨®meno de Florida, de 24 a?os, desempe?¨® un papel crucial. Nada menos que conseguir agua limpia. Por su naturaleza tumultuaria, con la implicaci¨®n de 32 moles humanas arroj¨¢ndose y desplaz¨¢ndose por la piscina a toda velocidad de forma casi simult¨¢nea en tres minutos, el relevo de 400 genera una tormenta de remolinos, corrientes, y olas en todas direcciones. El equipo que consigue salir primero se hace con el remanso y carga sobre los dem¨¢s toda la turbulencia. Y la turbulencia, en un deporte lineal y fluido, es sin¨®nimo de mayor resistencia, especialmente en el momento en el que se tira la segunda ronda de relevistas provocando una ola que choca contra los que llegan por detr¨¢s. Dressel les ahorr¨® a sus compa?eros unas cuantas olas de cara. Comenzando por su salida. M¨¢s que majestuosa, abusiva.
Solo con el salto, con el empuje de piernas desde el poyete, Dressel se puso medio cuerpo por delante de la primera l¨ªnea de velocistas. Un metro, cuando el cuerpo emerge a falta de 35 para el primer viraje equivale a un baluarte casi inexpugnable. Dressel hizo su 100 en 24,26 segundos y coloc¨® a Estados Unidos al frente. En la calle seis, Maxime Grousset recuper¨® terreno en el segundo largo para marcar 47,52s y en la calle cuatro, Alessandro Miressi lanz¨® un mensaje de optimismo a sus paisanos. La r¨¦plica del l¨ªder italiano fue de 47,72s.
Kyle Chalmers al rescate
Francia derroch¨® su gran trabajo en las dos ¨²ltimas postas, Rusia se vio lastrada por el desgaste de Kolesnikov en la clasificaci¨®n de 100 espalda, media hora antes, y Australia no encontr¨® una soluci¨®n consistente en Matthew Temple, que no baj¨® de 48 segundos en el primer 100 y aboc¨® a su escuadrilla a nadar contracorriente. Solo el 46,44s de Kyle Chalmers en el ¨²ltimo 100 de su equipo logr¨® sacar a Australia de la quinta posici¨®n en la que naufragaba para devolverla al podio. De la tormenta salieron victoriosos los Estados Unidos y, sobre todo, Italia, que logr¨® subirse al podio del m¨¢s prestigioso de los relevos por primera vez en su historia. El cuarteto funcion¨® como un reloj. Ning¨²n italiano nad¨® por encima de 47 segundos. Los tres hombres que siguieron a Miressi bajaron de marca. Eslab¨®n a eslab¨®n, armaron una cadena cuya eficacia ya se inscribe en el libro de las mayores gestas de la nataci¨®n italiana.
Estados Unidos complet¨® la final con el anclaje de Zach Apple, autor de una ¨²ltima posta fabulosa en 46,69s. Fue el cierre a una carrera perfectamente coordinada por Blake Pieroni y Bowen Becker, los otros miembros del equipo. La marca global de los estadounidenses, 3m 8,97s, se qued¨® a solo 73 cent¨¦simas del r¨¦cord mundial establecido en los Juegos de 2008 por Phelps, Weber-Gale, Jones y Lezak, todos embutidos en monos de poliuretano. De los monos no queda nada, pero aquello origin¨® una dinast¨ªa de la que Dressel form¨® parte en 2016 y que se prolonga inquebrantable hasta Tokio. El segundo oro ol¨ªmpico consecutivo en el relevo de 4x100 reafirma la condici¨®n de Estados Unidos como epicentro de la nataci¨®n masculina de alta velocidad.
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