Laurel Hubbard: los Juegos ya son transg¨¦nero
La halter¨®fila neozelandesa, de 43 a?os, queda apeada tras fallar en sus tres intentos mientras sigue el debate sobre su ventaja al competir entre las mujeres. ¡°El deporte es algo para todo el mundo¡±, expone
En los controles de acceso al sofisticado International Forum de Tokio, lujo arquitect¨®nico a base de acero, vidrio y hormig¨®n, los voluntarios revisan con especial celo las acreditaciones y se aseguran de que el asistente ha hecho la reserva correspondiente porque el evento, subrayan en cada puerta y cada recoveco, es de ¡°alta demanda¡± y el auditorio va a estar ¡°lleno¡±. No hay concesiones, el cupo est¨¢ completo: fot¨®grafos, prensa, televisi¨®n. Son casi las ocho de la tarde y cuando ella, Laurel Hubbard, asciende a la plataforma y se dispone a ejecutar la primera alzada, los Juegos Ol¨ªmpicos entran en otra dimensi¨®n: por primera vez en la historia, una mujer transexual compite en la gran fiesta mundial del deporte. Es decir, se abre una nueva puerta.
Las halter¨®filas acceden en fila india al escenario y ella, indumentaria negra de arriba abajo, la m¨¢s alta de todas (1,85), mira al frente, se ajusta la coleta y aplaude mientras suena la banda sonora de la pel¨ªcula Kill Bill por los altavoces y se hacen las presentaciones. La suya es la octava, y viene acompa?ada del carraspeo desenfrenado de los disparos de las c¨¢maras, todos los teleobjetivos apunt¨¢ndola. Tambi¨¦n de pol¨¦mica. No son pocas las compa?eras que consideran que parte con cierta ventaja en una disciplina donde la fuerza tiene una intervenci¨®n tan decisiva, y que no terminan de entender por qu¨¦ el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI), apoyado en la modificaci¨®n del reglamento que llev¨® a cabo en 2015, le permite competir en la prueba femenina.
¡°No soy del todo ajena a la pol¨¦mica que rodea a mi participaci¨®n en estos Juegos¡±, indica la atleta de Nueva Zelanda, de 43 a?os ¨Ctr¨¦bol de cuatro hojas tatuado en el brazo izquierdo¨C en una zona acotada que previamente era un solar, pero en la que ahora se arremolinan los medios y no cabe un alfiler. Pese a ello, advierte de que no va a responder preguntas. Acaba de competir (categor¨ªa de +87 kilos) y, parad¨®jicamente, presa de los nervios, ha sido descalificada por errar en todas sus maniobras: no puede con los 120 kilos del inicio, firma un nulo al rectificar con los pies en el segundo intento, con 125, y tampoco consigue completar la arrancada al tercero. Se lleva los aplausos de la sala.
¡°Simplemente me gustar¨ªa dar las gracias al COI, porque creo que reafirma su compromiso con los principios del olimpismo y con la idea de establecer que el deporte es algo para todo el mundo, inclusivo y accesible¡±, abrevia.
Antes, a mediod¨ªa, se ha pronunciado Anna van Bellinghen, la misma que antes de los Juegos dec¨ªa que la inclusi¨®n de Hubbard en la competici¨®n de las mujeres supon¨ªa una ¡°broma de mal gusto¡±. La belga, que ha formado parte de la prueba disputada por la ma?ana, -87 kilos, matiza. ¡°Le deseo todo lo mejor, por supuesto, pero es necesario que investiguen m¨¢s y que hagan m¨¢s pruebas cient¨ªficas. Deben hablar con nosotras, las deportistas¡±, reclama ante la pregunta de una reportera norteamericana, insinuando que la competici¨®n no es del todo justa puesto que hay estudios que revelan que incluso despu¨¦s de tomar medicamentos para suprimir sus niveles de testosterona, las mujeres transexuales conservan ventaja en t¨¦rminos de fuerza.
Estudios frente a criterios
Un art¨ªculo publicado el a?o pasado en la revista Sports Medicine y firmado por los cient¨ªficos Emma Hilton y Tommy Lundberg sostiene que ¡°la ventaja de rendimiento masculino en el levantamiento de pesas es del 30% en comparaci¨®n con el de las mujeres¡±, y que ¡°incluso cuando las mujeres transg¨¦nero suprimieron la testosterona durante 12 meses, la p¨¦rdida de masa corporal magra, ¨¢rea muscular y fuerza fue solo de un 5%¡±.
¡°Yo creo que est¨¢ bien, es justo. Si cumple las normas, adelante¡±, opina la cubana Eyurkenia Duverger, ateni¨¦ndose a la luz verde del COI y a que Hubbard cumple todos los criterios de elegibilidad; es decir, se declara mujer ¨Cel marco legal establece que no hay necesidad de que haya intervenci¨®n quir¨²rgica¨C y fija en un tope de 10 nanogramos de testosterona por mililitro de sangre el m¨¢ximo que puede tener una mujer para participar en pruebas femeninas. ¡°Respecto a eso, yo no tengo criterio¡±, responde as¨¦ptica la espa?ola Lydia Valent¨ªn; ¡°lo que plantea su caso tambi¨¦n ser¨¢ tambi¨¦n algo nuevo para ellos [los dirigentes del COI y la Federaci¨®n Internacional de Halterofilia (IWF)]. ?Justo? No lo s¨¦¡ No creo que sea una puerta que se abra; creo que es algo excepcional, y que nadie se va a cambiar de sexo por ganar una medalla ol¨ªmpica¡±.
Hasta hace no mucho, 2012, en lugar de ser ella Hubbard era ¨¦l, prisionera en el cuerpo masculino de Gavin. Entonces ten¨ªa 34 a?os, luc¨ªa varios r¨¦cords juveniles (categor¨ªa de +105 kilos) y compet¨ªa entre los hombres, hasta que decidi¨® comenzar con el proceso de reasignaci¨®n de sexo y su carrera dio un giro significativo. A partir de ah¨ª, sus resultados se dispararon. Se proclam¨® campeona de Ocean¨ªa en 2017 (+90 kilos) y 2019 (+87), y logr¨® la medalla de plata en el Mundial celebrado en Anaheim hace cuatro a?os (Estados Unidos); hace dos, gan¨® el oro en los Juegos del Pac¨ªfico y registr¨® la sexta mejor marca en Pattaya (Tailandia). Su nombre empez¨® a sonar. Y ahora, en Tokio, su presencia ha reabierto el debate.
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