Juegos de Par¨ªs: entre la inclusi¨®n y la laicidad
La dificultad est¨¢ en compatibilizar un derecho individual con la autonom¨ªa de las federaciones, lo cual exige, seg¨²n su interpretaci¨®n, que se renuncie a exteriorizar ideolog¨ªas para abrazar ¨²nicamente la del olimpismo
Uno de los temas m¨¢s discutidos en el panorama deportivo internacional es hasta d¨®nde debe extenderse la libertad de los deportistas para expresarse libremente. Las recientes declaraciones de Mbapp¨¦ en las que ped¨ªa un voto responsable en las pr¨®ximas elecciones legislativas francesas es uno de los diversos ejemplos que se podr¨ªan ofrecer al respecto. En general, la dificultad estriba en compatibilizar un derecho individual, el de los deportistas, con la autonom¨ªa de las federaciones para regular las competiciones y hacer que estas sean lo m¨¢s inclusivas posible, lo cual exige, seg¨²n su interpretaci¨®n, que se renuncie a exteriorizar las diversas ideolog¨ªas para abrazar ¨²nicamente la del olimpismo, que es mucho m¨¢s ecum¨¦nica e inclusiva, ya que se basa en los valores deportivos. Seg¨²n la justificaci¨®n cl¨¢sica, esta ser¨ªa la ¨²nica manera de salvar los agravios y ofensas que podr¨ªan surgir si cada deportista o federaci¨®n expresara sus distintos valores o creencia. La universalidad del deporte podr¨ªa entonces estar en peligro. Sin embargo, esta pol¨ªtica de neutralidad ha ido evolucionando y en la actualidad, el COI ya no se opone de manera tan rotunda a las formas de expresi¨®n de las libertades de los deportistas, entre las que se incluye la utilizaci¨®n de los s¨ªmbolos religiosos. No en vano, ha llegado a incluir la regla 40 en la que podr¨ªa considerarse como carta constitucional del Movimiento Ol¨ªmpico que se?ala ahora que ¡°todos los competidores, dirigentes y otro personal de equipo en los Juegos disfrutar¨¢n de libertad de expresi¨®n, respetando los valores ol¨ªmpicos y los principios fundamentales del olimpismo¡±.
Cuando ya parec¨ªa que el problema del reconocimiento de los derechos individuales de los deportistas en las competiciones ol¨ªmpicas estaba resuelto a pocos d¨ªas de comenzar los JJOO de Par¨ªs, un tercer actor ha entrado en escena cuestionando de nuevo el derecho fundamental de los deportistas a la libertad religiosa. En efecto, ¡°para aplicar el principio constitucional de laicidad, los miembros de los equipos deportivos franceses no pueden expresar sus opiniones y creencias religiosas. Por lo tanto, no se puede usar el velo (o cualquier otro accesorio o vestimenta que demuestre afiliaci¨®n religiosa) cuando se representa a Francia en un evento deportivo nacional o internacional¡±. Con estas palabras en el canal de televisi¨®n p¨²blica France 3, anticipaba Amelie Oud¨¦a-Cast¨¦ra, la ministra de Deportes de Francia, la imposici¨®n de la m¨¢s absoluta neutralidad en la delegaci¨®n ol¨ªmpica francesa, aclarando adem¨¢s que, en la misma, no habr¨ªa espacio para ning¨²n tipo de proselitismo religioso.
Con respecto a los miembros de otras representaciones nacionales, por razones obvias, ni Francia tiene legitimaci¨®n para imponerles este tipo de limitaciones, ni mucho menos, se encuentran vinculados por un r¨¦gimen de laicidad estricta como el que pretende instaurarse. Nos encontrar¨ªamos as¨ª con unos Juegos en los que podr¨ªamos llegar a apreciar un derecho de libertad religiosa de dos velocidades, de mayor amplitud para los deportistas no franceses, propiciando un agravio comparativo de inauditos antecedentes en una competici¨®n de estas caracter¨ªsticas.
?Ser¨¢ capaz la France de mantener el pulso a los derechos de los deportistas a expresar su conciencia religiosa? Tal vez las luces que perseguimos puedan encontrarse en la normativa del COI. A la luz de la misma, la firme intenci¨®n de las voces (pol¨ªticas) autorizadas del deporte franc¨¦s sobre la simbolog¨ªa religiosa pone en entredicho los fundamentos del olimpismo moderno. Si recordamos que entre ellos figuran valores como el respeto, la dignidad de la persona y el compromiso para con los derechos humanos, podremos convenir que las directrices deportivas francesas est¨¢n tomando el sendero m¨¢s que dudoso. El deporte tal y como ha avanzado en estas ¨²ltimas d¨¦cadas aboga por encontrar un equilibrio entre la diversidad y la inclusi¨®n y, en este sentido, no ha de servir para excluir, sino para integrar, m¨¢s a¨²n si el foro en el que se suscitan las controversias son los Juegos Ol¨ªmpicos. El mejor de los argumentos que podemos esgrimir como prueba es el nuevo lema ol¨ªmpico. Al cl¨¢sico Altius, Citius, Fortius, en los ¨²ltimos a?os se ha a?adido, Communiter. Una ampliaci¨®n conceptual que no persigue, sino dotar al mundo ol¨ªmpico de un car¨¢cter m¨¢s solidario, m¨¢s equitativo y m¨¢s diverso, en el que la supresi¨®n de los s¨ªmbolos religiosos, entendemos, no ha de tener lugar.
Rafael Valencia Candalija es profesor de Derecho Eclesi¨¢stico de la Universidad de Sevilla.
Jos¨¦ Luis P¨¦rez Trivi?o es profesor de Filosof¨ªa del Derecho de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona).
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