Los Juegos de Par¨ªs y el surf at¨®mico
Francia exhibe con las pruebas en Tahit¨ª un escenario paradisiaco donde perdura el impacto de d¨¦cadas de ensayos nucleares
Es hipn¨®tico sentarse cerca de la medianoche ante el televisor y seguir las pruebas de surf en las ant¨ªpodas de la ciudad anfitriona. La subsede ol¨ªmpica de Teahupo¡¯o se encuentra a m¨¢s de 15.000 kil¨®metros de Par¨ªs. Hipn¨®tico y fascinante.
Todo es lento. El balanceo de las olas, el tiempo en suspenso, el mon¨®tono sol sobre la isla perezosa, como dir¨ªa Baudelaire. Entonces, llega la ola. Y todo va r¨¢pido.
Esto es Tahit¨ª, en la Polinesia francesa. Y aunque hemos visto esgrima en el Grand Palais, voley playa ante la Torre Eiffel y las acrobacias en la Concorde, es dudoso que haya otra prueba est¨¦ticamente comparable. Est¨¦ticamente y geopol¨ªticamente. Porque detr¨¢s de este escenario id¨ªlico est¨¢ la historia colonial, y los ag¨®nicos esfuerzos de Francia por seguir siendo una potencia mundial.
¡°Me cre¨ªa transportado a los jardines del Ed¨¦n¡±, escribi¨® el navegante franc¨¦s Bouganville cuando en 1768 desembarc¨® en Tahit¨ª. ¡°Por doquier reinaba la hospitalidad, el reposo, una alegr¨ªa dulce y todas las apariencias de la felicidad¡±.
M¨¢s de un siglo y medio despu¨¦s, en plena Guerra Civil el poeta catal¨¢n Josep Mar¨ªa de Sagarra viaj¨® a la misma isla, y entendi¨® que lo bello pod¨ªa esconder lo terrible: ¡°En el mar de Tahit¨ª¡±, escribi¨® en La ruta azul, ¡°adem¨¢s de las incomodidades y los peligros del coral, se corre el riesgo de las anguilas, que muerden caninamente y se enroscan en las piernas, y se corre el riesgo, muy eventual si ustedes quieren, pero evidente, de la visita del tibur¨®n voraz¡±.
Con el surf ol¨ªmpico ocurre algo similar. El peat¨®n contempla el para¨ªso desde el sof¨¢. Pero el peat¨®n tiene en la mesa informes, art¨ªculos, libros sobre los 193 ensayos nucleares que Francia realiz¨® en la Polinesia francesa entre 1966 y 1996.
¡ªEn estos momentos estoy en la costa atl¨¢ntica y practico el surf.
Al tel¨¦fono, el periodista Tomas Statius, coautor junto al cient¨ªfico S¨¦bastien Philippe de Toxique, una investigaci¨®n period¨ªstica y cient¨ªfica sobre los ensayos. ?l ve los Juegos con una doble mirada: la de surfista y la de investigador.
Con Philippe, analiz¨® 2.000 p¨¢ginas de archivos desclasificados y concluyeron que las secuelas sanitarias hab¨ªan sido mayores de lo reconocido por las autoridades. Unas 110.000 personas posiblemente recibieron dosis de radiaci¨®n superiores al umbral que permite acceder a una indemnizaci¨®n. Seg¨²n las estimaciones de Philippe, los casos de c¨¢ncer en este periodo ser¨ªan unos 10.000.
Preguntamos a Statius por el impacto en Teahupo¡¯o, la sede del surf, y responde: ¡°La pen¨ªnsula donde se encuentra Teahupo¡¯o fue uno de los lugares m¨¢s afectados en julio de 1974 por un ensayo llamado Centauro. De la atm¨®sfera cay¨® o bien polvo, que viajaba con la nube a medida que esta se desplaza con el viento, o lluvias que lavaron la nube de su radioactividad y cayeron en el suelo contaminando el agua y los alimentos¡±.
Que todo para¨ªso tiene aristas, lo entendi¨® Sagarra, y tambi¨¦n el cineasta Albert Serra, que rod¨® en Tahit¨ª, en plena pandemia, Pacifiction, otro cuadro hipn¨®tico e inquietante de una Polinesia en la que corren los rumores de que Francia retomar¨¢ los ensayos nucleares.
¡°Me imagino que hay intereses superiores¡±, le diceen la pel¨ªcula el alto comisario franc¨¦s a una activista local que se opone a los ensayos. ¡°Pienso en Rusia, en China, en tu amigo americano.¡±
Los JJ OO han sido siempre una manera para el anfitri¨®n de mostrar m¨²sculo. Con el surf, en medio de un oc¨¦ano Pac¨ªfico que es el teatro de las disputas entre potencias del siglo XXI, Francia explica algo de s¨ª misma. Este es un pa¨ªs, todav¨ªa, en el que nunca se pone el sol.
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