Kerr y McEwen, a diferencia de sus compa?eros en Tokio, no quisieron compartir el oro

A falta de estratosf¨¦ricos r¨¦cords, los Juegos de Par¨ªs ser¨¢n recordados por Par¨ªs y por la devoluci¨®n del olimpismo a la gente tras ser enjaulados por la pandemia en Tokio. A unos Juegos de gradas casi vac¨ªas le han sucedido unos Juegos de estadios llenos, de escenarios legendarios: la absorci¨®n perfecta de una ciudad por el deporte. Eso y, como siempre, un pu?ado de felices y dolorosas im¨¢genes, de estupendos debates morales, de glorias y miserias. Deteng¨¢monos en una.

Los atletas Mutaz Essa Barshim, de Qatar, y Gianmarco Tamberi, de Italia, saltaron los dos 2,37 metros en los Juegos de Tokio 2021, y fueron incapaces, despu¨¦s de tres intentos cada uno, de saltar 2,39. Un oficial ol¨ªmpico les propuso una soluci¨®n: dos oros, dos ganadores, dos campeones. Barshim no dio cr¨¦dito: ¡°?Podemos tener dos oros?¡±. Tras confirmarlo, los dos (especialmente el italiano) se volvieron locos de alegr¨ªa. ¡°Lo miro, ¨¦l me mira y lo sabemos. Simplemente nos miramos y sabemos, eso es todo. Es uno de mis mejores amigos, no solo en la pista, sino fuera de la pista. Trabajamos juntos. Este es un sue?o hecho realidad. Es el verdadero esp¨ªritu, el esp¨ªritu deportista, y estamos aqu¨ª transmitiendo este mensaje¡±, dijo Barshim. Es dif¨ªcil (es de tontos, vamos) no alegrarse por los dos viendo el v¨ªdeo, no mostrar simpat¨ªa por el gesto, no valorarlo y felicitarse por ¨¦l. Promovieron, record¨® el diario argentino La Naci¨®n estos d¨ªas, ¡°la empat¨ªa, el entendimiento y el acuerdo mutuo¡±.

Par¨ªs 2024, se repite la historia. Ya no son ellos dos. Son Hamish Kerr, atleta neozeland¨¦s, y Shelby McEwen. Han saltado 2,36 metros. Intentan los 2,38 y ninguno es capaz en tres intentos. Se les ofrece ganar a los dos: dos oros, dos campeones. Aqu¨ª las versiones difieren. Un relato redondo que se impuso en varios medios y en redes sociales fue que McEwen rechaz¨® compartir el oro con su adversario, y perdi¨®. Es un relato falso, seg¨²n aclar¨® el propio McEwen y corrigieron otros medios. Hamish Kerr fue el primero que rechaz¨® el oro compartido y McEwen, dijo, estuvo completamente de acuerdo: los dos quisieron el desempate. Y saltaron y saltaron con las piernas ya cansadas hasta que uno de ellos, Kerr, ya en el desempate y despu¨¦s de que el list¨®n bajara dos veces, logr¨® saltar 2,34 y desempatar. Los dos tambi¨¦n coincidieron en algo m¨¢s prosaico: adem¨¢s de lo que pagase su pa¨ªs, en Par¨ªs es la primera vez que World Athletics paga 50.000 euros a los medallistas de oro. Y hay familias que alimentar, dijo McEwen. Por cierto, el italiano Gianmarco Tamberi, ¨²ltimo campe¨®n ol¨ªmpico junto a su amigo el catar¨ª Barshim, era favorito pero en los d¨ªas previos un c¨®lico arras¨® su cuerpo.

?Qu¨¦ habr¨ªan hecho Tamberi y y Barshim de tener que dividir 50.000 euros? ?Fomenta m¨¢s el esp¨ªritu ol¨ªmpico compartir la victoria o pelear por ella hasta el final? Kerr lleg¨® a decir que en la decisi¨®n de desempatar tambi¨¦n tuvo que ver no hurtar al p¨²blico y la audiencia la competici¨®n hasta el final. Las im¨¢genes de Kerr y McEwen saltando casi sin fuerzas, con la espalda y las piernas cada vez m¨¢s averiadas, peleando porque solo se quede uno con la victoria, son menos emp¨¢ticas, menos c¨¢lidas, menos entra?ables que las de Tamberi y Barshim dando saltos de alegr¨ªa por tener ambos dos oros. Tienen la admiraci¨®n de la excepci¨®n, porque si en cada competici¨®n ocurriera lo mismo (dos adversarios, dos equipos incluso, peleando hasta el final sin poder desempatar, y siendo premiados los dos) se corromper¨ªa absolutamente todo. Es bello que todo el mundo gane, ?pero es competici¨®n?

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