Espa?a echa a volar y aplasta a Costa Rica en su estreno en el Mundial
La selecci¨®n de Vilda se apoya en las bandas para descifrar el entramado defensivo rival y somete con autoridad a la selecci¨®n centroamericana
Sobrevolaban las gaviotas alrededor del estadio Regional de Wellington al tiempo que la ciudad echaba el cierre a la jornada, acaso alg¨²n sonido de sirena y barullo desde el aserradero colindante con el puerto, ya a orillas del Pac¨ªfico. El estruendo, sin embargo, llegar¨ªa poco despu¨¦s, volcada la afici¨®n neozelandesa con el Mundial y, sobre todo, con el recital de Espa?a, un equipo que supo abrir las alas para echar a volar por m¨¢s que lloviera de forma pertinaz, demasiado colmillo para una Costa Rica que ni las vio venir.
Aunque en los dos primeros saques desde el fondo las ticas trataron de jugar el bal¨®n desde la ra¨ªz, pronto variaron el plan, incapaces de sacudirse de encima la atosigante pero equilibrada presi¨®n rival. As¨ª, Costa Rica renunci¨® desde el inicio a la pelota y al protagonismo, siempre con un bloque bajo y las l¨ªneas de la mano ¡ªcuatro medios y cinco zagueras¡ª, encorsetada a la transici¨®n defensa-ataque como ¨²nico recurso. Le vali¨® por ejemplo, un saque de la portera y una peinada de Salas para la carrera de Chinchilla, que no hizo honor a la acepci¨®n de roedor porque se enred¨® en el remate cuando solo le quedaba por descontar a Misa. Pero sin pie para lanzar al equipo, excelente en el repliegue La Roja, se extingui¨® el peligro costarricense, sanseacab¨® lo que se daba. Bola de Espa?a y espect¨¢culo del bueno.
Pronto entendi¨® Vilda que ante la abigarrada defensa rival, que se esmeraba en tapar los huecos de los pasillos interiores, ten¨ªa que abrir las alas, ensanchar el campo y sacar centros a destajo. Eso intent¨® de inicio Salma por la izquierda, la Usain Bolt de Espa?a con desparpajo y quiebro, centros envenenados que, por ejemplo, Aitana no supo embocar. Pero con el paso de los minutos el equipo se volc¨® hacia la derecha, donde Athenea y Ona, lateral de luces largas, hac¨ªan de aspersores en busca del remate definitivo. Como ese de Esther Gonz¨¢lez de tac¨®n que le hizo cosquillas al poste, pero por fuera. Hab¨ªa m¨¢s porque Jenni Hermoso y Aitana, como dice el manual guardiolista, no estaban en el ¨¢rea, sino que la pisaban por sorpresa, del mismo modo que hasta en las jugadas a bal¨®n parado se masticaba el tanto, pues en un centro de Teresa Abelleira al segundo palo ¡ªjugada marcada previamente al levantar los dos brazos¡ª, Salma devolvi¨® el esf¨¦rico al punto de penalti para que Ivana exigiera la mejor versi¨®n de Solera, estupenda al poner la manopla a tiempo. Era un ataque y gol, un f¨²tbol al abordaje que anticipaba la di¨¢fana sensaci¨®n de que el festejo era cuesti¨®n de tiempo. Y no tard¨®.
Futbolista diferente porque piensa m¨¢s r¨¢pido que las dem¨¢s y porque se le cae la clase de los bolsillos, Aitana se marc¨® una espuela tras un pase filtrado por el carril interior que sirvi¨® para que Esther Gonz¨¢lez ¡ªescandaloso desmarque en ruptura el suyo¡ª centrara raso y al ¨¢rea chica, donde Del Campo se enmara?¨® en el despeje para hacerse un autogol. Momento en el que la tensi¨®n dio paso al f¨²tbol, pues casi inmediatamente despu¨¦s, una jugada por la derecha de Athenea, que traz¨® un eslalon hasta el ¨¢rea, acab¨® con un centro de Ona para Aitana, que se invent¨® un regate de los que quitan el hipo, taconazo por detr¨¢s, para pegarle con la pierna mala, la zurda, a la red. El asedio no ten¨ªa fin, the show must go on, y un nuevo centro por la derecha, en este caso de Tere, lo atac¨® Jenni desde el segundo palo con la mala fortuna de que el larguero escupi¨® el remate. Aunque Esther, ariete de raza y olfato, absorbi¨® el rechazo y celebr¨® su tanto. Pudieron ser m¨¢s porque Solera hizo una parada para la videoteca tras un cabezazo suyo a centro de Ona.
Quiso Olga Carmona sumarse a la fiesta con una incursi¨®n por la izquierda que Villalobos solo pudo detener con un penalti, errado en esta ocasi¨®n por Jenni, chut demasiado tibio y centrado. Negaba con rabia la 10, pero ni para eso hab¨ªa tiempo, quiz¨¢ reconfortada por un ca?o a la media vuelta que descorch¨® el ?oh! generalizado. Tanto daba que el duelo estuviera visto para sentencia, pues Salma segu¨ªa con sus esl¨¢lones a la vez que Esther echaba el lazo a cuantos balones cayeran al ¨¢rea. El apetito de Espa?a no ten¨ªa fin y Vilda se encarg¨® de alimentarlo con la rueda de cambios.
Alba Redondo y Mariona Caldentey chocaron las manos con Esther y Athenea, m¨¢s madera para las ofensivas que, por mil¨ªmetros, no acababan en las redes. Como ese chut de Olga que solo se atrevi¨® a repeler el larguero o ese otro de Salma que sac¨® astillas al poste. Era un chollo de partido, escenario ideal para que saliera Alexia en el ¨²ltimo cuarto de hora, para que cogiera color y forma para lo que est¨¢ por llegar a la selecci¨®n. Y bien que tuvo su ocasi¨®n, desdibujada por Solera. Poco import¨® porque Espa?a, en su estreno mundialista, ech¨® a volar.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.