Espa?a, una familia al fin bien avenida
La mejora de los entrenamientos y la preparaci¨®n, la flexibilidad con los horarios y el respaldo econ¨®mico de la federaci¨®n han sido el mejor pegamento para la selecci¨®n
Acabado el encuentro de Jap¨®n, duelo que cerraba la fase de grupos y que clarificaba qu¨¦ selecci¨®n quedaba primera de grupo, se hizo el silencio en el vestuario. Espa?a hab¨ªa pasado a octavos, pero de un juego abrasador en los dos envites anteriores pas¨® a ser un juguete ante las niponas. Les negaron su f¨²tbol y, de paso, les endosaron cuatro goles. Caras largas, de fastidio y hasta de rabia, tambi¨¦n alg¨²n discurso azuzador de las capitanas. Y poco m¨¢s. Las palabras no ten¨ªan eco. Espa?a no estaba en un buen momento porque la pelota, por primera vez, no hab¨ªa entrado. Pero el equipo ya era un equipo. Aunque faltaba dar un paso m¨¢s, llegar a ser una familia bien avenida.
Entre afon¨ªas forzadas y cavilaciones perdidas, la vuelta en autocar al hotel se hizo m¨¢s larga de lo normal. Hab¨ªa ganas de ir a la cama antes que de cenar. ¡°El ambiente estaba trist¨®n porque dol¨ªa la derrota y m¨¢s por c¨®mo se hab¨ªa producido¡±, cuentan quienes estuvieron en el comedor del hotel. Pero, de repente, todo cambi¨®. ¡°?Os digo ahora que este equipo va a llegar a la final! No hay nadie que tenga nuestra calidad y que juegue tan bien. ?Vais a llegar a la final! No lo dud¨¦is¡¡±, exclam¨® el presidente dela Federaci¨®n, Luis Rubiales ¡ªpresente desde el primer d¨ªa con la expedici¨®n¡ª, tal y como se ver¨¢ en un documental de producci¨®n propia que est¨¢ haciendo la RFEF. Tras acabar el discurso, se llev¨® una ovaci¨®n de las jugadoras, enardecidas por lo que estaba por venir. D¨ªas despu¨¦s, est¨¢n en la final. Les espera Inglaterra.
¡°Ese discurso nos lleg¨®¡±, admiten desde el camerino; ¡°nos dio alas porque nos sentimos muy apoyadas y entendimos que juntas ¨¦ramos m¨¢s fuertes¡±. Y aunque el ambiente ya era mejor de lo esperado, el equipo pas¨® a ser algo m¨¢s. ¡°Somos una familia¡±, se?ala Athenea. Lo mismo opinan Tere Abelleira, Ivana, Olga y cuantas hablan del tema. Una uni¨®n hecha a la carrera.
Despu¨¦s de que 15 jugadoras se declararan no convocables con la selecci¨®n en el pasado septiembre, muchas de ellas del Barcelona, se dispararon las rencillas, sobre todo porque las del Madrid ¡ªexigidas por Florentino P¨¦rez¡ª no se adhirieron a los mails del resto, esos que dec¨ªan que no estaban bien de salud y enmascaraban su disconformidad con la falta de profesionalidad de la federaci¨®n y el entrenador. ¡°No ¨ªbamos a ceder a las presiones. ?ramos actores pasivos, pero no ¨ªbamos a echar al seleccionador porque cre¨ªamos en su trabajo¡±, defienden desde los pasillos de la RFEF. Llegado el Mundial y rebrotadas las ganas de las futbolistas de jugar en el torneo planetario, la mayor¨ªa se retract¨® y digiri¨® el orgullo, tambi¨¦n acept¨® los di¨¢logos individuales del entrenador y del presidente para mejorar y reconducir los fallos del pasado. ¡°No pod¨ªamos estar distanciadas de esta manera tanto tiempo. No aportaba nada bueno. Lo mejor era intercambiar opiniones y buscar el mismo camino¡±, conviene Aitana.
¡°Hab¨ªa dudas de c¨®mo encajar¨ªan las jugadoras que volv¨ªan al grupo [Aitana, Mariona Caldentey y Ona] despu¨¦s de que otras hubiesen llevado al equipo al Mundial¡±, a?aden desde la federaci¨®n. Los primeros d¨ªas fueron tensos. Pero todas supieron anteponer lo profesional a lo personal. Lo que era una relaci¨®n de trabajo pas¨® a ser una convivencia amable; luego llegaron las complicidades; se fragu¨® la amistad y hoy, espoleadas porque la pelota no ha dejado de entrar, son una familia. ¡°Ha sido precioso todo lo que hemos vivido en el vestuario, c¨®mo nos hemos unido¡±, indica Abelleira.
Hace dos meses, al concluir la concentraci¨®n en Benidorm, el cuerpo t¨¦cnico decidi¨® montar una fiesta. ¡°Se trataba de hacer pi?a¡±, aseguran desde el staff. As¨ª, nada m¨¢s llegar a Madrid e incluso antes de que se diera la lista definitiva, se mont¨® una buena jarana con las futbolistas y las familias, punto de uni¨®n, el inicio del buen ambiente que despu¨¦s se ratific¨® en Avil¨¦s, en Las Rozas y en Dinamarca, escala previa antes de aterrizar en Palmerston (Nueva Zelanda). Ah¨ª tambi¨¦n entr¨® la mano del cuerpo t¨¦cnico, tan discutido anta?o por las jugadoras, ahora aceptado.
¡°Se han hecho entrenamientos mucho m¨¢s cortos e intensos, mejor preparados y, sobre todo, con cantidad de ejercicios enfocados a situaciones reales a las que se encontrar¨ªan en los partidos¡±, explican desde la expedici¨®n espa?ola. Las jugadoras lo agradecen. Solo se vieron sorprendidas por Jap¨®n, de quien se supon¨ªa que les discutir¨ªa el bal¨®n y plante¨®, en cambio, un duelo con bloque bajo y a la contra. Espa?a no supo darle r¨¦plica.
Aquella fue la ¨²nica vez en que la planificaci¨®n, reforzada con v¨ªdeos desde este a?o, no sali¨® como esperaban. ¡°Los v¨ªdeos nos ayudan much¨ªsimo para analizar al rival, tambi¨¦n para vernos. La sensaci¨®n en el campo en ocasiones no se corresponde con la realidad¡±, indica Paredes. ¡°Nos van muy bien, se nota que trabajan mucho para darnos la mejor informaci¨®n posible¡±, apostilla Mariona.
Del mismo modo, tambi¨¦n se intensificaron los ejercicios por grupos: intensifican la competitividad y fortalecen la confianza; adem¨¢s, con apuestas: las perdedoras ten¨ªan que cantar o bailar delante del resto al acabar la sesi¨®n. ¡°Lo paso bastante mal¡±, explica Enith Sal¨®n, t¨ªmida por naturaleza. ¡°?Bah!, a m¨ª me da igual, yo me pongo y lo que salga¡±, se suma Cata Coll. ¡°Yo lo hago fatal, pero bailo, canto y lo que haga falta para que este equipo se una m¨¢s¡±, explica Athenea. Y parece haber funcionado.
Ya sin las botas puestas, las futbolistas juegan a las cartas ¡ªal Virus y al Brandy¡ª, al ping-pong, al billar o a los dardos; se montan reuniones en alguna habitaci¨®n y sesiones de dj ¡ªcon Jenni e Irene Guerrero al control¡ª en el vestuario y el gimnasio. De paso, se sumaron terapias individuales y grupales con el psic¨®logo de la selecci¨®n, Javier L¨®pez Vallejo, figura de nueva incorporaci¨®n que se ha ganado el respeto de todos. ¡°Demostr¨® que si trabaj¨¢bamos lo f¨ªsico, lo t¨¢ctico y lo t¨¦cnico, ?c¨®mo no ¨ªbamos a trabajar lo mental, que est¨¢ por encima de todo?¡±, revela Vilda.
Asumir la importancia de sumar un psic¨®logo al equipo no ha sido en lo ¨²nico en que se ha corregido el m¨ªster. A las futbolistas les molestaba que fuera tan estricto con los horarios y que les ocupara todas las horas del d¨ªa en las concentraciones. Ahora tienen m¨¢s flexibilidad. Y la conciliaci¨®n familiar es un hecho. No hay m¨¢s que ver la sonrisa de Irene Paredes al ver a su hijo peque?o en la grada durante los entrenos o correteando por el verde. Adem¨¢s, cada jugadora dispuso de 15.000 euros, a cuenta de la RFEF, para que pudieran llevar a Nueva Zelanda y Australia a sus seres queridos. Y compartir momentos con ellos, por ejemplo los d¨ªas despu¨¦s de los partidos, que son de asueto.
Hasta se permiti¨®, por primera vez, hacer una peque?a fiesta en el hotel tras vencer en la semifinal a Suecia. ¡°Se han portado s¨²per bien. No podemos tener ninguna queja¡±, dice la madre de Enith. Y corrobora el padre de Athenea. Sobre todo, porque las familias tuvieron tambi¨¦n ayuda para cambiar de Palmerston a Wellington cuando las jugadoras se aburrieron de un pueblo en el que no se pod¨ªa hacer nada; adem¨¢s, se ha reservado y pagado un ch¨¢rter para que los familiares puedan estar en la final; lo mismo con las jugadoras que estuvieron enla prelista y que acabaron qued¨¢ndose fuera.
Ahora, en las tres mesas que hay para comer en el hotel Intercontinental Double Bay, donde se concentra la selecci¨®n, las jugadoras se sientan en orden de llegada y no por camarillas. Ya no hay grupos, son un equipo. ¡°Los juegos, el trabajo, las risas, los momentos con las familias¡ Todo ha hecho que seamos una familia, que queramos morir la una por la otra en el campo¡±, desliza Salma. Loctite del bueno que, sumado a los buenos resultados, ha hecho que lo que apuntaba a divorcio se haya quedado en una familia bien avenida. Esa que ahora juega la final de un Mundial.
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