Cuando Argentina quiso rescatar a la princesa
El ¨²nico partido inaugural de la Copa que recuerdo fue aquel en el que Bilardo se carg¨® a Caniggia y Troglio del once titular del Camer¨²n-Argentina por estar enganchados al Mario Bros
Escribo estas l¨ªneas un poco est¨²pidas con el Qatar-Ecuador de fondo; ya ha hablado Infantino, que en los d¨ªas previos no s¨®lo quiso convencer al mundo de que ten¨ªa pelo, sino de que ese pelo era rojo. Y que eso le caus¨® serias discriminaciones, por tanto nadie le puede dar lecciones sobre lo que est¨¢n pasando las mujeres y los gays en Qatar: ?si lo sabr¨¢ ¨¦l! Seguro que hasta le llamaban Elefantino, como a m¨ª Jamones o Jabones o, cuando pasaba distra¨ªdo por las pachangas de basket, Arvydas Jabonis. En fin, que a Infantino le llamaban ¡°zanahorio¡± en el recreo y a otras les pegan 100 latigazos antes de matarlas si se l¨ªan fuera del matrimonio con un no musulm¨¢n; la vida es un infierno para todos.
La d¨¦cada de los noventa, adem¨¢s de rica en motes, fue la ¨¦poca en la que m¨¢s me gust¨® el f¨²tbol. C¨®mo ser¨ªa la pasi¨®n que incluso vi el partido inaugural de la Copa del Mundo de Italia, Camer¨²n-Argentina. Lo recuerdo perfectamente porque era el mes de junio y al bar de mi abuelo llegaron los helados Frigo (los 90 fueron la belle ¨¦poque de Frigo). Los cameruneses salieron desatados contra Maradona: lo cosieron a patadas, hubo una que lleg¨® a la altura del pecho. Gol de Omam Biyik de cabeza mientras la defensa argentina le aplaud¨ªa, cantada de Pumpido.
El prepartido de Argentina fue maravilloso: Bilardo dijo que si no pasaban la primera fase, en mitad del vuelo le daba un paraca¨ªdas al piloto y ¨¦l se encargaba de estrellar el avi¨®n. El propio Bilardo se encarg¨® de dinamitar el partido inaugural al sacar a Caniggia y a Troglio del once porque, haciendo su particular revisi¨®n militar de las habitaciones de madrugada, una noche se encontr¨®, a las tres, a los dos viciad¨ªsimos jugando en la Nintendo al Mario Bros. Bilardo debi¨® de pensar que una cosa es ser adicto a la coca¨ªna y otra, lo que nos faltaba, a la consola.
Troglio y Caniggia jugaban cinco horas al d¨ªa al Mario Bros. Bilardo abri¨® de golpe la puerta y a Troglio, veloz, a¨²n le dio tiempo a tirar el mando y hacerse el dormido; Caniggia tambi¨¦n cerr¨® los ojos, pero sentado en la cama y con el mando en la mano. ?Lo mejor? Las explicaciones de Troglio 30 a?os despu¨¦s en la emisora L¨ªbero: ¡°Lo m¨¢s triste de ese juego es que ahora si llegas a la fase cuatro puedes volver a empezar desde ah¨ª si mueres, es una locura, porque tardamos a?os y a?os en poder llegar. En ese Mundial llegamos a la fase 15 para rescatar a la princesa, fue espectacular¡±. Igual cre¨ªan que si rescataban a la princesa les daban la Copa. Troglio, por cierto, es el autor de una de las an¨¦cdotas que mejor define a Bilardo. Antes del Mundial, el seleccionador fue a visitar a los jugadores a sus casas. A Troglio le hizo sacar un cactus de su edificio porque, seg¨²n Bilardo, daba mala suerte. Volver¨ªa dentro de un mes y no lo quer¨ªa ver all¨ª, le dijo. El cactus era del portero. Troglio lo cort¨® y lo tir¨® a la basura. Bilardo no apareci¨® en la vida.
Despu¨¦s de un vago recuerdo del Francia-Senegal de 2002 que no vi pero s¨ª recuerdo, no tengo ni idea de qui¨¦nes jugaron cualquier partido inaugural de algo, que es el partido m¨¢s prescindible de un torneo (aunque se ve que necesario). De tal forma que acabo de recordar que estuve en uno, en el debut de Brasil en S?o Paulo en su Mundial, y a¨²n no seguro del todo me acabo de meter en Google para confirmar que s¨ª estuve all¨ª con El Mundo y que escrib¨ª una pieza. Quiero decir: los partidos inaugurales son partidos invisibles, tienen la misteriosa capacidad de levantar mucha expectaci¨®n y ser enterrados r¨¢pidamente por el resto de la Copa; partidos condenados a existir antes del pitido inicial: luego todo es polvo y olvido.
Mientras acabo de escribir estas dignas l¨ªneas, Enner Valencia ha metido su tercer gol (el primero fue anulado por el emir de Qatar) y gracias a Twitter me encuentro su historia alucinante: buscado por la Polic¨ªa para ser detenido por no pagar la pensi¨®n de su hija, los agentes se presentaron antes de un partido de la selecci¨®n y le permitieron jugar para luego arrestarlo; Valencia fingi¨® una lesi¨®n, lo sacaron en camilla perseguido por la Polic¨ªa y pidi¨® salir del estadio¡ en ambulancia para que no se lo llevasen en el furg¨®n. El primer h¨¦roe goleador del Mundial est¨¢ a la altura de las circunstancias de esta Copa.
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