Enzo Fern¨¢ndez, el ni?o que pidi¨® compasi¨®n para Messi
El medio del Benfica, autor con 15 a?os de un escrito en el que denunciaba la injusticia del pa¨ªs con el 10, es la gran irrupci¨®n en una medular argentina seca
Mientras Argentina busca la gloria eterna, la suya y la de Messi, la noticia m¨¢s alentadora que parece haber encontrado en su angustioso arranque en Qatar ¨Dadem¨¢s del alivio de La Pulga ante M¨¦xico¨D es la irrupci¨®n de un chico precoz que, cuando todav¨ªa no era nadie, con solo 15 a?os, denunciaba la injusticia del pa¨ªs con el 10, ped¨ªa compasi¨®n para la estrella, y hablaba con gran intensidad de la soledad del aspirante a estrella del f¨²tbol.
Se llama Enzo Fern¨¢ndez, ahora tiene 21, juega en el medio y en su carrera casi todo ha ido muy r¨¢pido. A los cinco ya lo quisieron para la cantera de River Plate; le bast¨® una temporada en el primer equipo de Millonarios para saltar a Europa (Benfica) y que le pusieran una cl¨¢usula de 120 millones; y ahora le han sobrado tres trozos de tres amistosos recientes contra rivales de medio pelo (Honduras, Jamaica y Emiratos) para disputar un Mundial.
Ni siquiera ha sido titular en los dos primeros duelos, pero su despliegue figura entre lo m¨¢s esperanzador de una selecci¨®n hasta ahora entumecida. En su pa¨ªs, siempre a la que salta, muy pocos dudan del protagonismo que le espera en el torneo, empezando quiz¨¢s por este mi¨¦rcoles contra Polonia (20.00, Gol Mundial), en el que la Albiceleste se juega el pase a octavos (una victoria se lo garantiza sin mirar al Arabia Saud¨ª-M¨¦xico).
Por su personalidad avasalladora, no se conforma, no se permite errores¡±Pablo Esquivel, su descubridor
¡°P¨¦gale de fuera, que vas a hacer un gol¡±, le escribi¨® el viernes Pablo Esquivel, el entrenador que lo descubri¨® cuando era ¡°un chiquito de cinco a?os¡± en San Mart¨ªn, una poblaci¨®n de la periferia de Buenos Aires. Le hizo caso y se convirti¨® en el jugador de menos edad (21 a?os y 313 d¨ªas) en anotar con la Albiceleste en un Mundial desde Messi ante Serbia en 2006 (18 a?os y 257 d¨ªas). Un gran disparo cruzado, afilado al palo largo que fue el remate a una actuaci¨®n revitalizadora en un equipo muy pobre. En la ¨²ltima semana, adem¨¢s de ¨¦l, por la medular han desfilado otros siete jugadores: De Paul (el ¨²nico que ha repetido titularidad), Paredes, Papu G¨®mez, Guido Rodr¨ªguez, Mac Allister, Juli¨¢n ?lvarez y Exequiel Palacios. El resultado de todos ellos ha sido un erial salvo por las se?ales de este joven al que le pusieron Enzo por Enzo Francescoli, el mito de River. En su casa, River no se discute.
¡°Por su personalidad avasalladora, no tiene techo, no se conforma, no se permite errores. Cuando se march¨® a vivir solo, de las primeras cosas que le pidi¨® a su representante fue un gimnasio dentro¡±, cuenta al otro lado del tel¨¦fono Esquivel, que se lo encontr¨® en La Recova (su club de infancia) y no par¨® hasta llev¨¢rselo a River. ¡°Me sorprendi¨® su inteligencia y su liderazgo pese a lo peque?o que era. Encontr¨¦ a sus padres, habl¨¦ con ellos y a los meses me lo trajeron¡±, recuerda.
¡°Gracias y perd¨®n¡± a La Pulga
No tardaron en apodarlo el ¡°m¨²sico¡±, por su direcci¨®n del equipo. Y tampoco ¡°gordo¡±. De hecho, los compa?eros de toda la vida a¨²n se lo llaman. ¡°Nunca quiso mostrar fotos de los 10 a?os porque estaba todo inflado. A trav¨¦s de un amigo, lo met¨ª en un centro de alto rendimiento, baj¨® cinco kilos en un mes y ya no par¨® m¨¢s¡±, apuntaba estos d¨ªas su padre, Ra¨²l, en medios argentinos. ¡°Mi se?ora (Marta) lo llevaba a entrenar en colectivo [autob¨²s urbano] porque no ten¨ªamos veh¨ªculo. Se iban al mediod¨ªa y volv¨ªan a las seis o siete de la tarde, seg¨²n lo que tardara el 28¡å, relataba ahora desde La Perla, una de las zonas m¨¢s lujosas de Doha.
En los ¨²ltimos d¨ªas, de Enzo Fern¨¢ndez no solo ha sorprendido su capacidad para aportar profundidad a una Argentina plana. De ¨¦l tambi¨¦n ha hablado la hemeroteca. En 2016, con apenas 15 a?os, se solt¨® en dos publicaciones en Facebook que estos d¨ªas se han desempolvado con ganas al otro lado del oc¨¦ano. Primero habl¨® de ¨¦l y de las dificultades del camino, con esa vehemencia de la adolescencia y hasta con aires literarios. ¡°Nadie sabe el sacrificio que hago, el barro que piso, las lluvias que sufro, el fr¨ªo que paso, el calor que me sofoca, la tierra que me raspa. Nadie ve a ese que cuando tiene un error se pasa todo el d¨ªa pensando en eso. Me podr¨¢s criticar, pero no te escucho porque estoy entrenando¡±.
Y un mes y medio despu¨¦s, en la segunda, sinti¨® la necesidad de rogarle a Messi que no se fuera de la selecci¨®n (hab¨ªa anunciado su marcha tras perder la final de la Copa Am¨¦rica), que ¨¦l s¨ª lo entend¨ªa. ¡°C¨®mo te vamos a convencer nosotros, que somos unos muertos, que en nuestra vida tuvimos el 1% de tu presi¨®n. 40 millones de habitantes rid¨ªculamente te exigen que hagas las cosas perfectas aunque ni te conocemos. Hac¨¦ lo que vos quieras, Lionel, pero, por favor, pens¨¢ en quedarte. Pero qu¨¦date para divertirte, que es lo que esta gente te ha quitado. Gracias y perd¨®n¡±, le escribi¨®. Han pasado seis a?os de esta reivindicaci¨®n y s¨²plica, y ahora los dos son casi lo ¨²nico bueno de Argentina en este Mundial.
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