Espa?a 82: Cuando el mundo descubri¨® a Camer¨²n
El relato 40 a?os despu¨¦s del impactante estreno de la selecci¨®n africana en los Mundiales remite a una singular estancia en Galicia reflejada por Vargas Llosa
¡°Su entrenador es franc¨¦s y el f¨²tbol que practican brasile?o. Pero ellos son africanos del Camer¨²n¡±. El cronista de la agencia alemana DPA para el diario peruano El Comercio destacado en Riazor se impact¨® ante aquella selecci¨®n de indumentaria colorista y de referencias vagas. Mario Vargas Llosa se llamaba y compart¨ªa alojamiento con los 67 expedicionarios del combinado m¨¢s ignoto del Mundial espa?ol, un ¡°simp¨¢tico hotelito¡± en la playa de Santa Cristina, vecina a A Coru?a. All¨ª lleg¨® el escritor peruano, que con 46 a?os ya ten¨ªa una estimable huella literaria, para matrimoniar letras y bal¨®n con el relato del devenir de la selecci¨®n de su pa¨ªs. Encontr¨® una historia mejor cuando crey¨® estar en Galicia, pero el olfato le transport¨® a otros lugares. Camer¨²n viajaba con una buena cocinera. ¡°Sus guisos traspasan las paredes de este hotelito con unos aromas densos y efervescentes que a m¨ª me recuerdan los chupes y picantes de Arequipa, mi tierra¡±, describ¨ªa Vargas Llosa, entregado testigo de la eclosi¨®n de un equipo al que nadie esperaba y que se present¨® al mundo en tres partidos inolvidables, tras los que se fue eliminado, pero no derrotado. Camer¨²n empat¨® el duelo inaugural contra Per¨² y tambi¨¦n sus partidos contra Polonia, a la postre semifinalista, e Italia, la campeona.
¡°Nos fuimos con la frente en alto, pero nos falt¨® algo de experiencia y superar alg¨²n complejo para poder ganar alg¨²n partido¡±, valora desde el recuerdo Michel Kaham, uno de los seis futbolistas profesionales de aquel equipo, lateral derecho que jugaba en el Stade Quimperois, que acababa de bajar a la tercera categor¨ªa en Francia. ¡°M¨¢s que a jugar un Mundial parec¨ªamos escolares euf¨®ricos por un viaje a la playa. Ten¨ªamos buenos futbolistas, pero solo pens¨¢bamos en divertirnos¡±, complet¨® Gr¨¦goire Mbida, el autor del ¨²nico gol en aquellas tres experiencias. Se lo marc¨® a Dino Zoff en Bala¨ªdos.
Camer¨²n sorprendi¨® al mundo por su manera destensada de sentir el f¨²tbol. Dos meses antes hab¨ªa destituido a Branko Zutic, el entrenador balc¨¢nico que les hab¨ªa clasificado tras un doble duelo final en el que superaron a Marruecos, y reclut¨® a Jean Vincent, gloria del f¨²tbol galo, de la selecci¨®n del 58 y el gran Stade de Reims, que se top¨® con una experiencia que jam¨¢s hab¨ªa imaginado. ¡°Somos un equipo serio¡±, se afan¨® en explicar a su llegada a A Coru?a mientras llegaban noticias de taumaturgos que hab¨ªan sumergido en sangre de gallina fotograf¨ªas de las principales estrellas de la selecci¨®n peruana. Pero aquellos d¨ªas la prensa gallega advirti¨® que varios chamanes incas se personar¨ªan en Riazor con ¡°una calavera reci¨¦n desenterrada¡± para contrarrestar el conjuro. ¡°Si recurren a esas tretas psicol¨®gicas trataremos de replicar con las medidas oportunas¡±, convino Vincent.
El duelo esot¨¦rico qued¨® en tablas, en un empate a cero sobre el c¨¦sped mientras que en los corrillos coru?eses ya se apuntaba que los hechiceros cameruneses, y en realidad toda la prole desplazada, estaban m¨¢s aplicados en la b¨²squeda de meigas aut¨®ctonas que en otras menudencias. Vargas Llosa algo desliz¨® en sus cr¨®nicas desde su retiro: ¡°Parte el alma escuchar los melanc¨®licos gru?idos con que, a la vista de las lindas galleguitas que vienen a asolearse en bikini en la playa de Santa Cristina, los leones indomables recuerdan a sus revolt¨ªsimas leonas¡¡±.
Camer¨²n eran entonces los leones indomables como ocho a?os antes los futbolistas de Zaire fueron los leopardos en el Mundial de Alemania. Pero aquella primera experiencia del ?frica subsahariana en el gran escaparate futbol¨ªstico fue un fiasco, ning¨²n gol a favor, 14 en contra y una recordada y desternillante acci¨®n en la que el defensa Mwepu Ilunga, ubicado en una barrera en la que aguardaba que se sacase una falta, sali¨® disparado a rematar la pelota en cuanto escuch¨® el silbato del ¨¢rbitro. Michel Kaham describi¨® que ese precedente estaba presente entre el grupo de futbolistas: ¡°?bamos con la misi¨®n de no hacer ese tipo de rid¨ªculo¡±.
Camer¨²n hab¨ªa cumplimentado un dur¨ªsimo campo de entrenamiento durante un mes en Alemania. All¨ª descubrieron otro f¨²tbol, instalaciones modernas y terrenos impecables. Llegaron a Galicia con sordina. El comit¨¦ organizador reclut¨® a una veintena de africanos (entonces no viv¨ªan muchos m¨¢s en la comunidad) y los desplaz¨® hasta el aeropuerto de Santiago, donde les dieron un par de pancartas escritas en gallego. ¡°En Galicia ningu¨¦n e forasteiro¡±, dec¨ªa la que m¨¢s se ve¨ªa. Desde Santa Cristina el equipo se desplazaba al campo de entrenamiento a los pies de la Torre de H¨¦rcules en el modelo de autocar que Pegaso ced¨ªa a los equipos, decorado con los colores de la bandera de su pa¨ªs. Aquel lienzo rodante verde, rojo y amarillo resultaba imposible que pasase inadvertido en sus idas y venidas por la ciudad.
A Coru?a adopt¨® a Camer¨²n como suya, pero cinco d¨ªas antes del inicio del Mundial el fantasma de Mwepu Ilunga apareci¨® por el campo de Elvi?a, donde se organiz¨® un partido de entrenamiento contra una selecci¨®n de los equipos modestos de los barrios de la ciudad. ¡°No pod¨ªan jugar contra el Deportivo porque estaba de vacaciones, as¨ª que se hizo un combinado de futbolistas aficionados. Nos pidieron que llev¨¢semos muchos zurdos. Y fuimos seis¡±, recuerda ?lvaro Rodr¨ªguez, uno de los integrantes de aquel equipo, que a los pocos minutos de empezar se adelant¨® en el marcador ante un grader¨ªo atestado de p¨²blico. Mal asunto que un grupo de futbolistas aficionados le ganase a una selecci¨®n mundialista. ¡°Yo creo que en el descanso cambiaron a todos¡±, bromea Rodr¨ªguez, que concluye: ¡°Eran muy fuertes y manejaban muy bien el bal¨®n. Se debieron de enfadar con el gol¡±. El partido acab¨® 1-6 y s¨®lo se contabilizaron tres sustituciones en el once camerun¨¦s.
En aquel equipo ya se mostr¨® con un gol un delantero vivales, Roger Milla, al que le anularon un gol a Per¨² en posici¨®n legal, y un portero sobre el que hab¨ªa llamado la atenci¨®n nada menos que Helenio Herrera, que hab¨ªa visto jugar al Canon Yaound¨¦. A Vargas Llosa tambi¨¦n le impact¨® su estilo, que en Galicia se defini¨® como ¡°pachorra¡± y el Nobel peruano describi¨® como ¡°el perezoso del larguero¡±. Y matiz¨®: ¡°N¡¯Kono, el guardameta. Es un se?or arquero, el hombre ara?a de los tres palos. Lo m¨¢s notable que se puede decir de ¨¦l es que tiene un estilo personal, algo bastante frecuente en los buenos jugadores que juegan al f¨²tbol con los pies, pero rar¨ªsimo en quienes lo juegan con las manos¡±. Tras el Mundial se gan¨® un contrato en el Espanyol, que en un contexto en el que solo se permit¨ªan dos extranjeros por equipo apost¨® por ¨¦l para ocupar la porter¨ªa.
No fue el ¨²nico futbolista que hizo las maletas. Mbida, a rebufo del gol de Zoff, acept¨® una oferta desde el f¨²tbol franc¨¦s, donde hizo carrera. Hab¨ªa llegado al Mundial a ¨²ltima hora despu¨¦s de que en la concentraci¨®n se lesionase Martin Maya, al que se ten¨ªa como estrella del equipo, un veterano de largu¨ªsima experiencia en el f¨²tbol franc¨¦s. Mbida anot¨® un gol hist¨®rico, pero todav¨ªa guarda una pena de aquella experiencia: su incorporaci¨®n al equipo fue tan tard¨ªa que a Panini no le dio tiempo de editar su postalilla en el ¨¢lbum oficial de cromos del Mundial.
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