Cuando el portero juega con el pie¡
Para el aficionado no compensa, para los ingenieros que estrujan el big data, parece que s¨ª, y en las escuelas de entrenadores empieza a ser ley
Cuando nuestro portero juega con el pie, todos tragamos saliva. ?Qu¨¦ miedo! ?Qui¨¦n le manda meterse en este l¨ªo? Pues se lo manda el entrenador. A partir de Italia 90 se prohibi¨® al portero recoger el bal¨®n con las manos cuando se lo entregaba un compa?ero con el pie. Se trataba de evitar el abuso de los centrales pas¨¢ndose entre s¨ª hasta que, presionados, se lo echaban a su portero y vuelta a empezar. En adelante el portero tendr¨ªa que manejarse mejor ante las entregas, dilatorias o comprometidas, de sus compa?eros. De ah¨ª se pas¨® a un salto m¨¢s: deb¨ªa ser la peana que iniciara el juego y se elabor¨® una panoplia de f¨®rmulas para salir de la presi¨®n de los atacantes rivales, a los que se pretende atraer como moscas a la miel.
El aficionado sufre cuando su portero hace eso, se excita cuando lo hace el portero contrario. En equipos como la Espa?a de Luis Enrique (o cualquiera de los de Guardiola) es ley: ni en la peor emergencia debe el portero lanzar un patad¨®n para quitarse el problema de encima. Robert Moreno, brazo derecho de Luis Enrique hasta que se pelearon durante su interinidad, es af¨ªn a esa escuela y explic¨® muy bien en una de las estupendas tertulias de Movistar por qu¨¦ la prohibici¨®n de saltarse la norma. Vino a decir que la idea es dif¨ªcil, que va un poco contra la naturaleza y que por eso hay que blindarla. Si le ofreces al portero escapatorias, si le permites excepciones, se ir¨¢ tomando cada vez m¨¢s y acabar¨¢ por no respetar un principio fundamental. Es una cuesti¨®n riesgo-provecho, dijo.
En el Espa?a-Croacia de la ¨²ltima Eurocopa se produjo un caso que dio para alimentar las dos posturas en este debate. Unai Sim¨®n se comi¨® una cesi¨®n lejana de Pedri que fue gol. Un accidente. Por jugar tanto con el portero, dijimos todos. Al rato, de nuevo se jug¨® con Unai, que envi¨® bien a Laporte, este adelant¨® a Azpilicueta y la jugada acab¨® en gol en la porter¨ªa croata. Cuando sales bien inicias una jugada de la que quedan descolgados varios rivales que han acudido a la presi¨®n y es m¨¢s f¨¢cil crear superioridad arriba. Esa es la ventaja, eso es lo que se busca.
Pero ?compensa el riesgo? Aunque ahora va emergiendo por selecci¨®n obligada una generaci¨®n de porteros que manejan el bal¨®n mucho mejor que los del pasado, a¨²n no tienen el instinto de los jugadores de campo para elegir la mejor opci¨®n ni la malicia para cubrirse del acoso de un rival. Algunos pretenden aparentar un exceso de seguridad, un algo as¨ª como ¡°mira qu¨¦ suelto voy con el bal¨®n en el pie aunque sea portero¡± (Valdano lo llam¨® muy afinadamente ¡°teatralizar la naturalidad¡±) que les hace correr riesgos. Benzema ha sabido explotar eso. En pocos a?os les ha robado la cartera a Ulreich (Bayern), Karius (Liverpool), Donnarumma (PSG) y Mendy (Chelsea) para conseguir goles decisivos en los m¨¢s altos tramos de la Champions. Goles en los que confluy¨® su astucia con el exceso de confianza, un punt¨ªn soberbio, de sus v¨ªctimas.
Riesgo-provecho. Para el aficionado no compensa, para los ingenieros que estrujan el big data, parece que s¨ª. En las escuelas de entrenadores empieza a ser ley. Se ha pasado de dictar los esquemas t¨¢cticos sin contar con el portero (4-3-3, 4-4-2, 5-3-2¡) a incluirle. Junto al lenguaje de bloque bajo, activaci¨®n tras p¨¦rdida y laterales que saltan, aparece el 1 del portero (1-4-3-3, 1-4-4-2, 1-5-3-2¡) para poner ¨¦nfasis en que es un jugador m¨¢s. Algunos lo llevan tan lejos como el canadiense Borjan el otro d¨ªa: sali¨® del ¨¢rea a cortar un contrataque de Marruecos, en lugar de despejar intent¨® jugarlo, su primer toque se le fue largo y se comi¨® un gol rid¨ªculo. O el australiano Ryan, este s¨¢bado, que perdi¨® el bal¨®n cuando dos jugadores argentinos le presionaron.
Antic dec¨ªa a sus jugadores: ¡°Hay que respetar zona de campo¡±. Significaba no correr riesgos en la zona de atr¨¢s. Hoy se pide lo contrario. Valdano (le cito de nuevo) comentaba ayer en estas p¨¢ginas que se arriesga m¨¢s atr¨¢s para sacar el bal¨®n que en el campo contrario, donde la obsesi¨®n es no perderlo.
Los porteros juegan con el pie, pero a cambio blocan menos, no todos mandan en los centros cruzados y algunos paran menos de lo debido. Cambian las prioridades. Es el f¨²tbol, siempre en evoluci¨®n.
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