?Con qui¨¦n vamos ahora y por qu¨¦?
No hay peor cosa que ver un partido de f¨²tbol sin saber qui¨¦n quieres que gane. Es no tener una raz¨®n para vivir durante 90 minutos

Que no sabemos nada de nosotros lo demuestra, como tantas otras cosas, el f¨²tbol. Cuando tu selecci¨®n, si la tienes, se va de la Copa del Mundo, ?con qui¨¦n vas? Un aficionado encuentra siempre razones, aunque sean las m¨¢s est¨²pidas, para ver con emoci¨®n un encuentro de f¨²tbol: la emoci¨®n de quien toma partido, de quien desea algo, no de que gane el mejor. Esas razones, de ni?o, son fant¨¢sticas. Jos¨¦ Luis Garci, uno de los hinchas atl¨¦ticos m¨¢s reconocidos, cont¨® que ¨¦l cre¨ªa que se hab¨ªa hecho de su equipo por el color de la camiseta: ¡°En aquella ¨¦poca de blanco y negro, el Atleti era azul, era rojo. Los blancos ¡ªel Valencia, el Sevilla, el Madrid¡ª estaban empastados en su tiempo¡±. Luego hay razones ineludibles. Entre los hijos de David Gistau, madridistas como su padre, se col¨® un atl¨¦tico; el propio Garci, su padrino, lo hizo socio nada m¨¢s nacer. Lo que quiero decir es que de ni?o te puedes hacer aficionado de cualquier cosa por cualquier motivo, aunque te vaya a condicionar toda la vida, e incluso -lo digo por experiencia- ganarte el odio de gente mayor, respetable, con opiniones ponderadas sobre todo, que, al saber que cuando ten¨ªas tres a?os te hiciste del Madrid, te odian visceralmente: esas pocas personas no s¨®lo existen, sino que, en el minuto antes de morir, descubrir¨¢n que ellos tambi¨¦n son madridistas, ?y lo que se perdieron! La vida es implacable cobrando deudas.
Pero de adulto, ?de qu¨¦ equipo te vas a hacer con 44 a?os? Ese grito le pegu¨¦ en un bar a Nacho Carretero, con el que qued¨¦ el viernes para ver el Pa¨ªses Bajos - Argentina. ?l, de Argentina. Yo, ni idea. No soy anti-Messi; siempre he dicho que, de haber jugado en el Madrid en vez del Barcelona, yo hubiera sido mejor escritor (no s¨¦ por qu¨¦ la familia no valor¨® eso cuando lo mandaron a Espa?a). Y tengo m¨¢s afinidad cultural con Argentina; tengo familia lejana, tengo un idioma, tengo escritores, tengo amigos. Me ir¨ªa a vivir dos millones de veces antes a Argentina que a Holanda. Sin embargo, no era capaz de saber con qui¨¦n iba: esa cosas no se controlan, tambi¨¦n he querido que perdiese Espa?a alguna vez, por ejemplo contra Zidane en 2006. As¨ª que empec¨¦ a ver el partido desquiciado, porque no hay peor cosa que ver un partido de f¨²tbol sin saber con qui¨¦n vas. Es no tener una raz¨®n para vivir durante 90 minutos. Pero pronto hice gestos y comentarios t¨¦cnicos con los vecinos de mesa, todos ellos argentinos o hinchas argentinos. Me hicieron uno de ellos. Celebr¨¦ los goles argentinos (con el primero incluso me levant¨¦ y le palme¨¦ la mano a un chaval de Buenos Aires). Era ya el Manolo del Bombo criollo, canturreaba bajito ¡°en Argentina nac¨ª, tierra de Diego y Lionel¡±. Pregunt¨¦ en la barra si hab¨ªa choripanes.
As¨ª est¨¢bamos cuando marc¨® Pa¨ªses Bajos en el ¨²ltimo segundo del partido y me vi a m¨ª mismo saltando y gritando gol de tal manera que casi tiro la silla a la cristalera. La pe?a flipando, claro. Sensaci¨®n de traici¨®n. Mi amigo de Buenos Aires, en la otra mesa, hundido por el doble golpe, qui¨¦n sabe si ten¨ªa pensado seguir viendo el Mundial conmigo, los dos bufandeando. En cuanto a m¨ª, ?qu¨¦ me pas¨®? No tengo ni idea. Yo no sab¨ªa que iba con Holanda, de hecho a¨²n no lo tengo claro ahora. S¨ª s¨¦ con qui¨¦n voy en semis, con Modric. Pero a m¨ª me daba igual Holanda, aunque tampoco sab¨ªa que me daba tanto igual Argentina. Quiz¨¢ fue la ambici¨®n de no querer perderme un gol: el hincha ventajista que, al no jugar su equipo, celebra los de todos, esa especie detestable. Pero, muy por dentro, muy por dentro, me jodi¨® el de Lautaro. S¨ª, noy soy anti-Messi. Pero hubo algo de madridismo ah¨ª.
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