Ben Shelton, el ¡®quarterback¡¯ que sirve a 240 km/h

Tiene el tenis de Estados Unidos motivos para sonre¨ªr. Ah¨ª est¨¢ Coco Gauff, cerr¨¢ndole el paso a la danesa Caroline Wozniacki ¨Cde regreso tras haber anunciado su retirada hace tres a?os¨C y situ¨¢ndose a solo tres pasos de ese trofeo que definitivamente le catapulte, teniendo en cuenta que es la gran esperanza de su pa¨ªs en medio de la sequ¨ªa masculina y el vac¨ªo de la era postSerena. Ya pisa los cuartos de este US Open y a rebufo, en busca del billete, le siguen otras tres compatriotas: la inesperada Payton Stearns y las consagradas Madison Keys y Jessica Pegula; una de estas dos ¨²ltimas tiene el pase garantizado. Pero la historia no queda ah¨ª. Desfilan tambi¨¦n triunfadores Frances Tiafoe, Taylor Fritz ¨Crival de Novak Djokovic, firme ante Borna Gojo (6-2, 7-5 y 6-4)¨C y el joven Ben Shelton, que a las buenas maneras que insinuaba les a?ade hechos. Atenci¨®n a este ¨²ltimo.

El triunfo de este domingo frente a su compatriota Tommy Paul (6-4, 6-34-6 y 6-4) le convierte autom¨¢ticamente en el estadounidense m¨¢s joven (20 a?os) que aterriza en los cuartos de final del grande neoyorquino desde que lo hiciera Andy Roddick en 2002, con la misma edad. A la vez, Shelton es el norteamericano m¨¢s precoz que logra acceder dos veces a dicha ronda en una misma temporada desde que tambi¨¦n lo consiguiera Roddick en 2003, fecha para la nostalgia. Desde entonces, veinte a?os ya, ning¨²n representante masculino ha podido levantar un major, as¨ª que las miradas (y los ruegos) se dirigen ahora al en¨¦simo producto de la factor¨ªa universitaria. Adem¨¢s del paralelismo cronol¨®gico, uno y otro comparten otro aspecto no menos importante: los dos revientan la bola.

¡°Nunca hab¨ªa jugado contra nadie que le pegara a la bola tan fuerte como ¨¦l¡±. Quien describe sabe de lo que habla. Carlos Alcaraz es, probablemente, el jugador que posee el golpeo m¨¢s poderoso del circuito. Sin embargo, Shelton no est¨¢ lejos. De hecho, los datos registrados en esta edici¨®n demuestran que nadie sirve tan fuerte como ¨¦l. Durante el duelo contra Paul firm¨® un servicio que acarici¨® los 240 kil¨®metros por hora (239,7). A¨²n le queda un trecho para alcanzar el r¨¦cord hist¨®rico establecido por John Isner (253), pero su rifle y su efervescencia ilusionan a un pa¨ªs que desde que se cerrase la ¨¦poca gloriosa de Andre Agassi y Pete Sampras, y luego se despidiera Roddick, ha sufrido un desenga?o tras otro. Demasiadas promesas y algunos amagos, pero poco fuego real.

¡°Estoy feliz de estar entre los ocho mejores del torneo¡±, afirma. Sin embargo, no es la primera vez que se hace notar en un grande. A principios de a?o, en Australia, ya logr¨® desembarcar en los cuartos y fue precisamente Paul el que le cort¨® el paso. Fue su primer viaje como profesional. ¡°So?aba con esto desde que era un ni?o. En realidad, so?aba simplemente con poder jugar aqu¨ª, en el US Open, pero haber llegado hasta aqu¨ª es genial¡±, prosigue el estadounidense, con una planta considerable (1,93 y 88 kilos), zurdo y fornido. Al igual que Alcaraz, estos d¨ªas compite con una camiseta sin mangas y, en sinton¨ªa con el murciano, ataca a la pelota sin complejos.

De momento, Shelton (47? del mundo) ha despachado a Pedro Cach¨ªn, Dominic Thiem, Aslan Karatsev y en ¨²ltima instancia a Paul. Le toca ahora medirse con Tiafoe, instalado en el d¨¦cimo pelda?o del ranking. Se prev¨¦ una lluvia de pedradas. En el caso del primero, la potencia procede de la infancia y la mec¨¢nica. Cuando era peque?o, su verdadera obsesi¨®n no era el tenis, sino el f¨²tbol americano, as¨ª que se pasaba las horas ensayando los lanzamientos en largo. ¡°Es la mejor arma que tiene¡±, conced¨ªa su padre ¨Cprofesor de tenis en la universidad¨C en una entrevista con la ATP; ¡°el hecho de que ensayara tanto es la principal causa de que ahora le pegue as¨ª, con tanta fuerza¡±.

Nacido en Atlanta, Shelton lidera la estad¨ªstica de aces del torneo ¨Ccon 62, tres m¨¢s que el ya eliminado Isner¨C y admira sobre todo a Roger Federer. Su padre Bryan le gu¨ªa desde el banquillo y el tenis del pa¨ªs observa su despegue con tanto optimismo como precauci¨®n. Pinta bien, pero no se sabe d¨®nde ir¨¢ a parar. Ni Fritz ni Tiafoe han terminado de romper, a Paul le ha costado despertar y Sebastian Korda se encoge en los grandes escenarios; el resto, promesas frustradas como Brandon Naskashima, Michael Mmoh o JJ Wolf; Christopher Eubanks sorprendi¨® en Wimbledon y nada m¨¢s, y a Mackenzie McDonald o Marcos Giron se les ha pasado el arroz. ?l es, pues, el ¨²ltimo se?alado. Un quarterback en una pista de tenis.

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