El ministro de Informaci¨®n pide respeto para editores y libreros

Los Reyes de Espa?a inauguraron ayer la nueva sede central del Instituto Nacional del Libro Espa?ol (INLE).Los Reyes fueron recibidos por los ministros de Informaci¨®n y Turismo, se?or Mart¨ªn Gamero; de Educaci¨®n y Ciencia, se?or Robles, y de Agricultura, se?or O?ate. Tras recorrer las nuevas instalaciones se trasladaron al sal¨®n de actos del centro, en donde el se?or Mart¨ªn

Gamero pronunci¨® un discurso en el que, entre otras cosas, dijo que: "El mundo del libro espa?ol, pese a su desarrollo creciente, es un mundo complejo y delicado, que precisa un cuidado especial, tanto por parte de la sociedad como del Estado, ya que el simple estancamiento representar¨ªa un retroceso irreparable. Para que esta situaci¨®n no se produzca se precisa una pol¨ªtica cultural respecto al libro que contemple cinco factores principales.

En primer lugar, la continuidad de apoyo crediticio a la edici¨®n.

En segundo t¨¦rmino, la continuaci¨®n y aumento de la ayuda a las exportaciones del libro espa?ol. Paralelamente a los dos aspectos anteriores, hay que cuidar el aumento de la presencia del libro en la vida cultural de todos los espa?oles. Pese al crecimiento efectuado en los ¨²ltimos diez a?os, el n¨²mero de libros que cada espa?ol adquiere es a¨²n inferior a la media europea, y posiblemente a¨²n sea inferior al ¨ªndice de lectura; m¨¢s a¨²n, cuando los medios p¨²blicos de acceso a la lectura, como son las bibliotecas, resultan a¨²n insuficientes para el nivel mismo de nuestro desarrollo cultural y econ¨®mico.

Como cuarto factor, hay que destacar el apoyo a la pol¨ªtica de expansi¨®n cultural del libro, a trav¨¦s de su difusi¨®n por el medio que llamar¨ªamos natural para que el libro llegue a manos de los lectores: las librer¨ªas. Y, finalmente, y como quinto y ¨²ltimo de los factores a que, me refer¨ªa, hay que subrayar la necesidad de que el mundo del libro espa?ol no presente discriminaciones, por m¨ªnimas que sean, respecto del mundo del libro de la Europa occidental, ya que nuestras caracter¨ªsticas geogr¨¢ficas, hist¨®ricas y pol¨ªticas nos han situado en ¨¦l.

El Ministerio que regento se ha esforzado, desde principios de 1974, en ir salvando las diferencias existentes entre el libro espa?ol y el de la Europa cercana a nosotros. Esta pol¨ªtica no ha sido algunas veces claramente comprendida, acaso por la simple ignorancia de o que significa el libro, pero tambi¨¦n de lo que el libro no es. Es preciso, por ello, un gran esfuerzo de comprensi¨®n, tanto de parte de los sectores que pueden pensar que avanzamos lentamente, como de aquellos otros que consideran, que temen, la introducci¨®n de elementos de disoluci¨®n. Es cierto que no existe un instrumento cultural de la importancia y del valor del libro; pero el libro, como los dem¨¢s me dios de comunicaci¨®n social, no hace m¨¢s que recoger una realidad social. El fallo, si lo hay, estar¨¢ en esa realidad, pero nunca en su reflejo o en la meditaci¨®n sobre ella. Por esto, quisiera pedir el mayor de los respetos para nuestros editores y libreros.